An Evening With Silk Sonic
Discos / Silk Sonic

An Evening With Silk Sonic

8 / 10
Sergio Ariza — 15-11-2021
Empresa — Aftermath
Género — Soul

Evidentemente “An Evening With Silk Sonic” no es tanto un disco como un ejercicio de estilo, Bruno Mars y Anderson .Paak ponen sus miras en el soul más tórrido de mediados de los setenta, con principal atención en el "Quiet Storm" (75) de Smokey Robinson (con el que Paak colaboró en la notable “Make It Better” de su anterior trabajo en solitario y que puede verse como un adelanto de este disco), el sonido Philadelphia de Teddy Pendergrass, cuyo “Close The Door” puede ser la principal influencia para ese notable “Leave The Door Open” que podría llevar a una gira de esas en las que solo entraban mujeres como en la época dorada de Pendergrass.

Ése es el gran problema y, a la vez, el gran acierto de este trabajo, que todo suena de lujo, con una producción muy cuidada y nueve canciones notables, pero que parecen obra de Gamble y Huff más que de sus propios autores. Claro está que Bruno Mars ha hecho carrera sonando a otra gente, no en vano comenzó como imitador, prácticamente perfecto, de Elvis Presley y Michael Jackson, y varios de sus mayores éxitos suenan a otros, como "Finesse" que es puro New Jack Swing o “Uptown Funk” –junto a Mark Ronson–, que suena enormemente al "Jungle Love" que Prince escribió para The Time. El caso es que esta vez lo ha llevado al paroxismo en su colaboración con el enormemente talentoso .Paak.

Los dos artistas se conocieron en 2017 cuando el segundo abría los conciertos para el primero. Ambos congeniaron bien y decidieron trasladar sus bromas privadas a una canción, así surgió la primera que escribieron juntos, “Smokin' Out The Window”. Pero la cosa no pasó de ahí hasta que, con la pandemia, Mars se puso a escuchar lo que habían grabado y decidió llamar a .Paak para grabar juntos, como hilo conductor del proyecto se decidió contar con uno de sus ídolos, Bootsy Collins, que fue el que bautizó el proyecto con ese Silk Sonic que les va a la perfección a estas canciones hechas para poner banda sonora a tus sueños eróticos.

Es cierto que en la intro o en canciones como “Fly As Me” buscan un lado más funky y cercano al espíritu del P-funk de George Clinton, no en vano el principal colaborador del grupo es el mismísimo Bootsy Collins, pero el disco está mucho más cercano al smooth soul que al funk, con los dos artistas principales prefiriendo sudar con las luces bajadas entre sábanas de seda y terciopelo que hacerlo en la pista de baile.

“After Last Night”, junta al mejor bajista de los setenta, Bootsy Collins, con el mejor bajista de la actualidad, Thundercat, para otra de esas “Slow Jamz” destinadas para lo mismo de lo que hablaba Kanye en aquella canción ("Voy a poner a Luther Vandross, te vas a quitar los pantalones"). Eso sí, puntos extra por tener a Bootsy Collins parafraseando a Jimi Hendrix ("Sock it to me one more time") justo antes de que Mars se marque un solo de guitarra.

La mencionada “Smokin Out The Window” fue el tercer adelanto del disco y sigue fiel las líneas marcadas del mismo, la banda suena de lujo, con Homer Steinweiss de Dap-Kings sustituyendo a Paak como batería principal, y los dos cantantes principales demostrando que están a la altura de los tipos a los que intentan sonar, Pendergrass, Vandross o, incluso, el mismísimo Marvin Gaye.

El funk vuelve duro con “777”, Paak vuelve a demostrar al gran batería que lleva dentro y los guiños a James Brown o The Jacksons se juntan en una bomba funk que sirve para abandonar, momentáneamente, el dormitorio por la pista de baile. “Skate”, el segundo sencillo que adelantaron, sigue siendo perfecta para bailar pero los arreglos de cuerdas nos llevan de vuelta a ese sofisticado sonido de Philadelphia que, como dijo el gran Fred Wesley, le puso la pajarita al funk.

El disco se cierra con “Blast Off” otra caricia sensual con Mars y Paak cantando al unísono el estribillo y por turnos en las estrofas, el resultado es el mismo que en la mayoría de pistas de este disco, algo tan absolutamente sensual y con un sonido tan aterciopelado que puede hacer aumentar la natalidad del año 2022 a niveles de los “baby boomers”.

Habrá quién no se lo crea, ni les quiera comprar la idea, porque es tan obvio lo que han intentado hacer y está tan desprovisto de cualquier tipo de originalidad. Pero es imposible no maravillarse ante el resultado obtenido, una obra que puedes escuchar a la vez que “Quiet Storm” (75) de Smokey Robinson, “Wake Up Everybody”  (75) de Harold Melvin & The Blue Notes o el debut de los Spinners, sin que desentone en absoluto. El único problema que se le puede achacar es que estamos en 2021 y no en 1975...

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