Espérame en el coche
Discos / Negracalavera

Espérame en el coche

7 / 10
Holden Fiasco — 17-09-2021
Empresa — Folc Records
Género — Punk Rock

En junio, la banda bilbaína Negracalavera anunciaba nuevo trabajo, "Espérame en el coche"; un EP con cuatro canciones, tres propias y una versión, que grabaron en Koba Studio entre octubre y noviembre de 2020. Lo grabaron, lo mezclaron y lo masterizaron allí, de la mano de José Manuel Sampedro “Xanpe”, batería de Pi L.T. y técnico de sonido.

La nómina de colaboradores que han participado en la edición del disco es extensa y probablemente alargue este párrafo en demasía, pero procede mencionarlos a todos, por supuesto, y lo hago por orden alfabético: DDT Banaketak, La Familia Revolución, FOLC Records, H-Records, Kaset Ekoizpenak y Manalishi Management. Entre todos, han contribuido a la publicación de este disco que se distribuye, según nota de prensa, en formato de vinilo de 180 gramos y 12 pulgadas, con edición de lujo que incluye letras e ilustraciones en el interior. La portada y el resto del material gráfico llevan la firma de Meri Cris Arregui. En esa portada, sobre un agorero fondo rojo, aparece el coche en el que tienes que esperarles, pero, aparentemente, ya no espera a nadie; alguien ha pisado el acelerador a fondo y el coche brinca a muchas más revoluciones de las 45 por minuto en las que está grabado el disco. De alguna forma, te están advirtiendo y se puede decir que no engañan: lo que viene dentro es como una buena persecución automovilística por Niza a lo John Frankenheimer, pero con decibelios en lugar de kilovatios.

En "Ronin", nunca se sabía qué había dentro del dichoso maletín, y probablemente fuera mejor. Yo debería hacer lo mismo y, en lugar de desmenuzarte el disco, podría contribuir a mantener el misterio recurriendo a una fructífera parquedad. Pero no sé hacerlo y voy a hacer lo contrario. Además, es lo que me piden que haga y, haga lo que haga, tú vas a olvidarlo y mirar dentro del maletín, disco, perdón, por tu cuenta y riesgo, ¿verdad? Muy bien.

En alguna ocasión, creo que a ellos mismos les he oído o leído definir su música con la locución más expansiva y, en este caso, creo, más acertada: rock’n’roll. Simple y llanamente. Aunque, para aclararlo mejor, me imagino, le suelen añadir otra etiqueta antes: high energy. Pues esa combinación se espesa aquí en el combustible que sacude estas cuatro canciones. Tres, como decía al principio, que han escrito y compuesto ellos mismos. Todas briosas y resueltas, con letras digamos que urbanas y narrativas, como cuando Daniel Calparsoro rodaba en la margen izquierda, por seguir con las referencias cinematográficas; intros instrumentales muy potentes y esclarecedoras, estribillos afilados y una arquitectura musical sólida que sostiene con seguridad el peso recio de la composición. Me pasé de listo, lo sé, luego me explico, o lo intento. Al lote, le han añadido una más. Una versión del “Lágrimas” de Obligaciones, incluida en aquel "Rápido y sucio" que los gasteiztarras grabaron y publicaron allá por los tiempos en los que cambiábamos de siglo.

Entre las tres que han escrito ellos, una coincide en título con el disco. “Espérame en el coche” describe con detalle la historia de un atraco que pilla por sorpresa a alguien: “Tengo algo que hacer”, “tú no preguntes y acelera”, “no mires atrás.” Es un atraco de verdad, con 9 mm empuñadas, no como las que usaban las chicas buenas asaltando el Fine & Frugal o aquella de jabón y betún que usaba Woody Allen para escaparse del trullo. Malditismo urbano con la tragedia sobrevolando, aunque ese “quién sabe” del estribillo mantiene cierta esperanza optimista. “En el punto de encuentro” reivindica la singularidad más obstinada y orgullosa, contrastándolo con la inmensidad de las ciudades, la multitud de sus habitantes, y el peso del paso del tiempo que nos cubre a todos por igual: “nunca estaré mejor,” se concluye sobre la soledad y la particularidad. Finalmente, “Navajazos” también contiene su dosis de cuita y poder narrativo. Esta vez, ciñéndose a una escena concreta en la que las Parabellum dejan paso a las pericas y la ratería se cambia por los humores encolerizados de dos personajes que, con su riña, manifiestan la debilidad de la fina línea que separa la amistad de la enemistad. Todas estas historias se encapsulan en una poderosa estructura instrumental, una tormenta eléctrica que prensa la narración. Los Negracalavera siguen al dedillo el patrón expresivo del rock’n’roll: intro, estrofas, estribillo, estrofas, puente y estribillo. Lo hacen con pericia y sin puntos flacos, enhebrando cada parte con enérgicos pasajes instrumentales. Para la versión que completa el disco, Negracalavera ha contado con la colaboración del compositor original, Iñaki Urbizu “Pela”, quién les acompaña cantando esta canción que evoca escenas típicas y tópicas de los aledaños del rock and roll, con más profundidad de lo simplemente representativo. Por lo que entiendo yo, vamos.

Y eso veo yo dentro del maletín. Eso escucho en este disco, quiero decir. Todas las canciones se protegen con una sugerente suspensión del desenlace. Sí, lo digo sin parecer imbécil: que las historias no se resuelven, no, al menos, del todo; que el final, más o menos, permanece abierto. Y eso siempre es un acierto: el coche sobrevuela el vacío, no sabemos dónde va el que dobla la esquina, aquel otro queda solo en el punto de encuentro, y qué pasará con ese encierro lacrimógeno en el baño. Queda tu interpretación, que tú levantes la tapa del maletín, que tú abras el disco, que montes un cisco sacudiendo tu cabeza al ritmo de los riffs de guitarra. Y esta vez lo tenía fácil para terminar en círculo, porque puedo aprovechar los muchos (y demasiado fáciles) guiños al cine que he ido haciendo… Así que… fundido en negro y que aparezcan ya los créditos, por favor.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.