Aunque fechado oficialmente el año pasado, es ahora cuando ve la luz en nuestro país el último disco de los brasileños Garotas Suecas, de la mano de un sello como Vampisoul, siempre atento a la hora de concretar material interesante, de perfil exótico y alejado de los radares habituales. El tercer álbum de estudio del grupo de São Paulo convence como rica modernización de los sonidos tradicionales del país, en donde la bossa nova sucede como excusa con la que enriquecer y actualizar los mismos parámetros del género, gracias a un sinfín de opciones que van desde el soul al pop clásico (sobre todo el ubicado en las décadas de los sesenta y setenta). Una mixtura de por sí atractiva, a la que añadir además unas cuidadosas pinceladas psicodélicas que conectan con la influencia directa de los seminales Os Mutantes.
Como peculiaridad añadida, el grupo cuenta con cuatro músicos -Tomaz Paoliello (guitarra), Irina Bertolucci (teclados), Fernando Perdido (bajo) y Nico Paoliello (batería)- que se alternan con idéntica solvencia en el papel de vocalista principal. Una decisión con la que propiciar cierta diversidad, claramente agradecida y favorecedora, de un conjunto con un total de doce temas. Ininterrumpidos ritmos tropicales que, trabajados con elegancia y cuidado, resultan un desahogo placentero y propicio dentro de la época estival. Sucede con destacadas como “Futuro Do Pretétito” -tema inicial que da título al disco-, la relajada “Ananás”, “Fera”, el medio tiempo con mensaje de “Angola Luisiana”, o la querencia funky de “Quem Sabe a Gente Pode Se Entender”. El cuarteto se mantiene fiel a aquellos principios básicos que hace ocho años dieron lugar a un debut tan celebrado como fue “Escaldante Banda” (Vampisoul, 10), pero al mismo tiempo aumenta ambición tras depurar y universalizar su sonido, alejados de cualquier tipo de prisa y concretando pasos seguros y firmes.
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