Picnic en el Caribe
Conciertos / Vega Jazz Picnic

Picnic en el Caribe

8 / 10
Yeray S. Iborra — 29-05-2018
Empresa — Jazz Obert Menorca
Fecha — 26 mayo, 2018
Fotografía — Manel Mascaró

Menorca es la mejor isla del Caribe. Así lo demuestran sus parajes –vestidos con altísimas palmeras– y sus animados festivales, donde suena lo mejor del bugalú y el calipso. Allí los parroquianos llevan sus propias comidas, que comparten en familia, y bailan hasta que la noche gana al día.

No rían. No son pocos los que podrían secundar esta marciana introducción.

Como mínimo lo harían las mil doscientas personas que vieron cómo el pasado fin de semana un rinconcito de Cala’n Blanes, al lado de Ciutadella de Menorca, se transformaba en una auténtica fiesta popular de sonidos caribeños.

Todo ello en el marco del dieciseisavo Vega Jazz Picnic, parte de un evento mayor que este año celebraba las veinte primaveras, el Menorca Jazz. “‘Anar de vega’ es ir con los amigos, de excursión, a pasar el día, a estar bien”, describe el título del certamen, mientras vende camisetas del evento y despacha gins con limonada (bebida típica de la isla), el presidente de la asociación Jazz Obert, Bernat Casasnovas, poco antes que empiece un viaje hacia aguas centroamericanas. Los culpables: The Gramophone Allstars y vibrante su ‘big band’, nada menos que diecisiete músicos.

Ellos cerraron la jornada. Y como advertía el saxofonista y director del combo de Barcelona, Genís Bou, en conversación con este medio, lo nuevo de la banda sería “más divertido de tocar”. Vaya. “Maraca Soul” (Bankrobber, 17), que retiene lo mejor del espíritu setentero original de los catalanes y suma fiesta a los arreglos, puso patas arriba el imponente palmeral donde se celebraba el inusual picnic.

“Maraca Soul”, más recatado sin duda en el reproductor, sobre las tablas explota y temas como “Iko Iko” o “Don’t You Worry ‘bout A Thing” –versión de Stevie Wonder donde brillan los nuevos arreglos vocales que permiten la incorporación al grupo de Kathy Sey y Yolanda Sey– actúan como correa de transmisión al baile.

Antes de la explosión caribeña, la jornada la protagonizarían las músicas jazzeras y balcánicas. Las primeras, representadas por Highland Project, y las segundas, por La Xaranga del Xubec. Estos últimos, una banda de pasacalles mítica en Menorca, calentarían al público en dos tandas; poco después de las dos de la tarde, cuando los asistentes ya habían acabado de comer sus ensaladas frías, y después de las cinco, entre cambio y cambio de ‘set’... Ahí ya nadie comía, sólo se pasaba el calor a base de refrigerios. Su puesta de largo circense, siempre entremedio del público, atrajo a los pocos bañistas que todavía se resistían a abandonar la playa por el baile. Flautistas de Hamelín del dixie y la fanfarria.

Hicieron mucho más justicia al apellido del festival los mallorquines Highland Project, solventes sobre el escenario y los más canónicos del día. La banda, nacida a finales de 2012, empezó como cuarteto de jazz pero a medida que sumó miembros, disparó su apuesta por lo progresivo. Su directo enamoraría a Snarky Puppy.

La jornada tocó a su fin con los bises de The Gramophone Allstars. Ya se había agotado el gin con limonada. Un éxito. Como el resto de la programación del ciclo, más ambiciosa este año –Kyle Eastwood Band, Jame’s Carter Elektrik Outlet o Michael Olivera Quintet, entre otros– gracias a un acuerdo con Foment de Turisme. Así lo aseguraba Casasnovas, que rememoraba cómo empezó todo hace veinte años, entre unos pocos amigos amantes del jazz (“y mira ahora”), y comenzaba a recoger junto al resto de voluntarios que hace posible el evento. Menorca tenía que volver a bañarse en el Mediterráneo (hasta el año que viene al menos).

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