Folk con duende
Conciertos / Charlie Cunningham

Folk con duende

8 / 10
Beatriz H. Viloria — 03-05-2017
Fecha — 25 abril, 2017
Sala — Costello, Madrid

Una luz muy tenue, unas pocas filas de asientos y un silencio sepulcral. Este no es el aspecto habitual del local de la calle Caballero de Gracia de la capital, pero la ocasión lo requería. Esta semana volvía a nuestro país Charlie Cunningham, quien con tres epés ya había conquistado al público español en 2016, tanto como para traer su directo por estos lares gracias a la plataforma Cooncert. Publicado su primer largo a finales de enero, Lines, la maquinaria fan se puso en marcha una vez más, y con tantas ganas que Charlie llegó al Costello PM by Fred Perry para ofrecer un doble pase.

Con su cálida voz y su guitarra española se presentó ante un selecto aforo que guardó un respetuoso silencio durante todo el recital, únicamente interrumpido por un “Qué bonito” al final de varios temas. El comentario era más que adecuado; Charlie confecciona un folk de letras introspectivas que interpreta con sentimiento, tanto en el cante como en las cuerdas. Y estas se movieron al son de la técnica que este vecino de Londres aprendió en Sevilla, sobradamente exhibida en los punteos, los rasgueos y los golpes de percusión de Lessleg, una llamada al EP de 2015, Breather.

El sabor del sur de su instrumento casi invitaba a acompañarle con palmas o incluso un zapateado, pero las palabras podían salir de su boca a tal ritmo que no mover ni un pelo se hacía necesario. Así pasó con la trepidante y muy aplaudida Minimum y aún más con el trabalenguas que planea sobre Answers. Charlie, muy agradecido por la acogida, acudió a los asistentes para traducir la menos aflamencada While you were young, aunque si tiró de un más que decente castellano para anunciar una soléa. Por unos minutos, la sala Costello se convirtió en un –tranquilo– tablao flamenco, mientras el protagonista acariciaba con mimo las cuerdas.

Llegando a la recta final, renunció a la pantomima de los bises, y entre los tres se coló Lights Off, de 2014, que se ha ganado un merecido hueco en el álbum y provocó un inevitable y tímido tarareo entre los presentes. ¿Un tipo cantándole en ingles a los sentimientos con una guitarra flamenca bajo el brazo? “Qué bonito”.

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