Intensa vibra y creatividad
Conciertos / Mark Guiliana

Intensa vibra y creatividad

8 / 10
Adriano Mazzeo — 22-10-2018
Fecha — 21 octubre, 2018
Sala — Clamores
Fotografía — Jaime Massieu

Mark Guiliana se ha convertido en los últimos años en un músico fetiche para mucha gente, mayormente aficionados al jazz y músicos. Su curriculum podría ser parte de la explicación, pero eso lo dejamos más bien para el sector del respetable que sólo se interesa en su figura por haber sido quien tocó la batería en el último disco de David BowieBlackstar (Columbia Records, 2018) . Guiliana atrae por ser un músico fuera de la norma y alguien quien paso a paso intenta darle (amplia) forma a una carrera plagada de visión musical prodigiosa. Sólo basta con recorrer su discografía para entender de qué hablamos.

En este caso se presentaba en Madrid por segunda vez en el año junto a su cuarteto de jazz. El sold out de la sala Clamores aquella noche de domingo se convertía en un dato que ya hacía pensar en una velada memorable. Acompañado por Jason Rigby en saxo y clarinete, Chris Morrison en contrabajo y Fabián Almazán en piano, Guiliana abordó el escenario sonriente y enfocado. El repertorio recorrió sobre todo sus discos Family First y Jersey, haciendo hincapié en sus reconocibles melodías pero en ningún momento atándose a ellas, haciendo que esa espontaneidad se convierta asiduamente en vértigo, pero que también ofrezca momentos de marcada introspección.

El saxo de Jason Rigby, cauto durante casi todo el concierto y con un final explosivo fue de algún modo quien llevó el timón de este barco, duro de dominar por cierto, ya que el nivel de rebeldía de estos músicos no es algo sutil: cada uno tiene varias formas de dar su “discurso musical” el cual se evidencia de distintas maneras, posibilitadas por esa musicalidad destacable con la que cuentan los actores en escena. En varios pasajes del set, Rigby y sus melodías marcadas y fáciles de asimilar se vieron exigidas y hasta amenazadas por el nervio y la adrenalina que los golpes de Guiliana y el andar contrario del piano de Almazán le impregnan a estos temas.

Pensando en esta combinación de un saxo que pone un pie en el jazz modal y una base que lo eleva a otra (más compleja) sensibilidad, se podría decir que así como discos como Kind of Blue (Columbia Records, 1959) de Miles Davis o alguna compilación de Chet Baker cantando pueden ser perfectos discos introductorios al mundo del jazz, un concierto de el Mark Guiliana Jazz Quartet funcionaría muy bien como una segunda puerta al género; el riesgo, la intensa vibra y la creatividad latente de la propuesta es la resultante de momentos inesperados pero que aún así no incomodan al oyente, factor agradecido por un público que aplaudió largo y tendido luego que el grupo culminara su set.

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