Treinta y cinco años tintando León de morado. Tres décadas y media de currículo. No es de extrañar que el siempre inclusivo ambiente del Purple Weekend Estrella Galicia se vea potenciando, temporada tras temporada, por los amantes del universo sixtie, pop, psicodélico y garagero de toda Europa. Sin perder su esencia pero, al mismo tiempo, abriéndose con lógica y sentido hacia propuestas inéditas y quizá más tangenciales, aunque del todo atractivas para cualquiera que huya de un purismo algo casposo. Clasicismo, desde luego, pero sin perder de vista la actualidad, en definitiva.
La última edición del Purple Weekend Estrella Galicia (sin duda, una de las más cálidas en cuanto a las temperaturas que se recuerdan) comenzaba el jueves con Ultra Q, resultando inevitable comparar a la banda del hijo de Billie Joe Armstrong con Green Day. Misma voz y mismo patrón musical, manteniendo el sonido del punk californiano de los noventa tan al dedillo que evitó sorprender, en un concierto aseado y sin salirse del molde. Los ingleses Sharp Class ofrecieron un concierto idóneo para ese concepto de ‘Revival 77 & new punk’ que propone el festival para el jueves. Clarísimas reminiscencias de Paul Weller en su época con The Jam combinados con guitarras y ritmos propios de The Clash, en una actuación que arrastró tras de sí a todo el público. El plato fuerte de la noche eran Bad Nerves, quienes no defraudaron sin llegar al éxtasis dejado por Sharp Class minutos antes. Punk ininterrumpido y sin miramientos que dejó el Espacio Vías lleno de sudor y sirvió para abrir boca para lo que vendría el fin de semana.
Ya en la jornada del viernes, Doctor Explosion inauguraron el escenario del Espacio Vías, cumpliendo con esa máxima que los señala como cien por cien fiables cuando se trata de caldear el ambiente con una copiosa verbena de power-pop, rock y garage. Los asturianos siguen siendo sinónimo de bienvenido desparrame, y eso sigue siendo una buena noticia. El testigo lo recogían otros veteranos como The Fuzztones, cuya presencia tiende a levantar dudas en función del maleable estado de ánimo del, por otra parte mítico Rudi Protrudi. Poco tardaron los neoyorquinos en despejar dudas, exhibiendo un magnífico estado de forma refrendado en un no menos fantástico concierto capaz de recordar por qué fueron uno de los principales abanderados del revival garagero de los ochenta. Protrudi y compañía sellaron su paso por León con un triunfo, dejando una versión de sí mismos sensiblemente mejor que la exhibida en otras visitas peninsulares más o menos recientes. Ya en el Palacio de Congresos y Exposiciones, The Warlocks mantuvieron el nivel con un concierto plagado de matices que explosionó definitivamente cuando, a mitad de actuación, sumaron potencia y volumen a su espectáculo. A partir de entonces, su mezcla de psicodelia reposada y shoegaze lució espléndida, a pesar de contar con una presencia escénica de lo más estática que cedía todo el protagonismo a sus nunca suficientemente valoradas canciones. Curtis Harding era el cabeza de cartel del viernes y no defraudó... aunque tampoco desbordó. El suyo fue un buen concierto de soul con ribetes funky que (justo al contario de sus predecesores en el escenario) ganó en aspecto y lucimiento con la animosa interpretación del de Michigan, dejando como puntos álgidos sus singles más radiados.
Una de las peculiaridades del longevo festival es que no da asueto y las actividades no paran casi en ningún momento. De este modo, el sábado por la mañana y de vuelta al Espacio Vías, los suizos The Giant Robots firmaron ese tipo de concierto que ya es un clásico en el evento: grupo poco conocido que resulta ser poseedor de un extraordinario directo y manejado entre esos sonidos mods más clásicos que no pueden faltar en cualquier edición del Purple Weekend Estrella Galicia. Inmejorable regalo para la hora del vermú y, de paso, premio a la banda más elegantemente vestida de toda la cita. A Los Estanques le costó conectar con el público asistente y su frontman, Íñigo Bregel, no dudó en hacer ver que ellos tampoco estaban del todo cómodos. En cualquier caso, terminaron con un repertorio contundente y que por fin animó a ese público que tan frío se había mostrado de inicio. P.P. Arnold fue “La Voz” de la edición, con la que fuera colaboradora de The Ike & Tina Revue, The Rolling Stones o Jimi Hendrix interpretando al completo sus dos primeros discos de 1968. La norteamericana enamoró con su impresionante interpretación de canciones en base de soul, adornadas con simpatía y cercanía. En los últimos años, los organizadores han picoteado con tino entre el Britpop de los noventa, focalizando y trayendo al Palacio grandes nombres como los de The Charlatanas y Kula Shaker. Cast ocuparon, en nuestro país, un renglón menos en cuanto a popularidad se refiere, pero no debe obviarse que, en su época gloriosa, dejaron un generoso saco de espléndidas canciones en las que el talento y buen gusto de John Power (ex The La’s) para las melodías era más que evidente. El cuartero lució poderoso sobre las tablas, en base a una magnífica exhibición en la que destacaron sus singles de antaño y no desentonaron (para nada) sus piezas recientes.
Si de melodías se trata, la banda del momento es, sin duda alguna, The Lemon Twigs. Sobre todo, en base a un directo que se antoja directamente impecable. Los hermanos Brian y Michael D'Addario, acompañados de Danny Ayala y Reza Matin, lo volvieron a hacer, con su exquisita propuesta vintage que bebe de Big Star, The Beach Boys, Supertramp, The Zombies, The Byrds o The Beatles. Juegos vocales impolutos, sonido cristalino y canciones preciosas llevadas al directo con una soltura insultante y una intensidad no reñida con esas vibraciones positivistas y algo melancólicas dejadas a su paso por un concierto sencillamente precioso. Atendiendo a evolución, talento y juventud, parece claro que ese trono estilístico las pertenecerá en los próximos años.
Conciertos para todos los (buenos) gustos, completados con la extensísima programación de un sinfín de actividades paralelas que, en pleno torrente, se extienden hasta los mejores bares y locales de león, incluyendo mercadillos, la ya habitual concentración de scooters, exposiciones y hasta un desfile de moda sixtie, con mención especial para las sesiones (disponibles prácticamente a lo largo de cualquier hora) de los alldayers y allnighters. Disfrutar del puente de diciembre en la bella ciudad de León y apostar por Purple Weekend Estrella Galicia, sigue siendo una diana.
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