Django. Mano de fuego

Las novelas gráficas inspiradas en las vidas de músicos importantes o influyentes siempre merecen atención, incluso cuando se trate de artistas supuestamente distantes de los estilos musicales que solemos abarcar en esta publicación. Además, como revolucionario de la guitarra, Django Reinhardt quizás tenga mucho más que ver con el pop y el rock de lo que podamos llegar a imaginar. Sea así o no, es un placer volver a encontrarse frente al tándem artístico formado por el periodista y escritor Salva Rubio y el dibujante Ricard Efa tras su trabajo conjunto en “Monet: nómada de la luz”, quienes cuentan además con diversas obras por separado.

“Django. Mano de fuego” no es una biografía en toda regla, sobre todo porque solamente abarca una parte muy concreta de la vida del música y, curiosamente, aquella de la que menos información tenemos. Eso, según sus propios autores, les ha dado mayor libertad para contar diversos episodios con mayor libertad, por mucho que hayan acudido a un puñado de textos al respecto.

Lo mejor del cómic es, sin lugar a dudas, su capacidad para descubrirle a los lectores y lectoras el porqué de la importancia de Django Reinhardt como intérprete y el porqué de ese apodo de “mano de fuego”, algo que también puede interpretarse por su fantástico arte fuera de la ortodoxia y de una personalidad tan deslumbrante que su legado continúa influyendo a infinidad de instrumentistas de la más variada orientación musical.

“Django. Mano de fuego” se completa además con un apéndice de Rubio en el que nos cuenta con muchísimo más detalle la trayectoria de Reinhardt y sus logros. Pero, al final, lo más importante de todo ello es algo que ya hemos aprendido unas páginas más atrás gracias a un cómic que equilibra perfectamente la parte musical y la humana, el humor y el drama.