“Demon Days” de Gorillaz: El brillante eclecticismo de Damon Albarn
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“Demon Days” de Gorillaz: El brillante eclecticismo de Damon Albarn

Sergio Ariza — 05-05-2025
Fotografía — Carátula del disco

Damon Albarn era un culo demasiado inquieto como para quedarse toda la vida mirando al pasado sin ira, sabiendo que el futuro se le estaba escapando.

Primero dio rienda suelta a la pasión de Graham Coxon, el guitarrista de Blur, por las bandas alternativas americanas como Pavement en el disco que sacó a su banda de la senda retro del Britpop y les dio su primer éxito en EEUU, el homónimo “Blur”, y luego se preguntó si era necesario seguir haciendo canciones con guitarras, ahora que en su dieta musical también entraban el hip hop, el dub, la electrónica, la música latina y del mundo en general. Así que mientras veía la MTV con su compañero de apartamento, el dibujante de cómic Jamie Hewlett, en vez de ponerse a fumar crack ante tanta basura, como cantaba Beck, decidió que ya que estaban de moda las 'boy bands' ¿por qué no crear una pero con música interesante?

Fue el inicio de Gorillaz, una banda interactiva de dibujos que debutó su primer EP en noviembre del 2000, apenas un mes después de que Radiohead hubieran sacado "Kid A" con el que dejaban claro que el verdadero ganador de la batalla del Britpop no era ni Blur, ni Oasis, sino la banda de Thom Yorke, aunque no hubiera sido nunca parte de aquel movimiento. La música rock se había abierto a muchos otros géneros y Damon Albarn veía que su apuesta era la adecuada, todavía le quedaba sacar un último disco de Blur, aunque ya sin Coxon y sin su guitarra como protagonista, antes que decidiera volcarse del todo con su nuevo proyecto y se sacara de la manga el disco definitivo de Gorillaz, "Demon Days".

Y es que si el debut de la banda era prometedor, y contaba con una canción tan grande como "Clint Eastwood", estaba todavía lejos de ser un gran disco, y mucho menos uno cohesionado. Ahora, en plena crisis de inicio de milenio tras el 11-S, los primeros síntomas del cambio climático, la nueva guerra de Irak en la que se buscaba petróleo y no armas de destrucción, Albarn decidió hacer un disco alrededor de todos esos pequeños demonios de la humanidad, un disco con un sentimiento casi post-apocalíptico, con la sombría sensación de pesadumbre que se cierne sobre cada canción del disco, a excepción de su final, donde Albarn se guardaría un último aliento optimista.

La película que no fue

A todo ello habría que sumar que mientras Albarn había estado grabando el último disco de Blur, "Think Tank", Hewlett había estado trabajando en una posible película con los personajes de animación ficticios de Gorillaz, un proyecto que cuando Albarn comenzó a escribir la música y las letras para el disco ya había sido abandonado. Aun así algunas ideas del guión, como los temas de dejarse llevar por el ego y un mundo atrapado en una noche sin fin, se acercaban a esos demonios de los que quería hablar Albarn y se incorporaron a algunas canciones.

Hewlett estaba emocionado con la calidad del material que traía Albarn y pensaba que esta vez sí les iban a tomar más en serio que con el primer disco, una obra que muchos críticos desdeñaron como una especie de juego o chiste para el cantante de Blur. El dibujante no se equivocaba este sería el disco que convertiría a Gorillaz en el proyecto principal de Albarn y en una de las bandas más interesantes del nuevo siglo.

Como en el primer disco, las colaboraciones volvían a ser muy importantes, quizás la que más vino con el cambio en la silla del productor junto a Albarn del disco. Gorillaz cambiaban a Dan "the Automator" Nakamura por el joven Danger Mouse que había saltado a la fama por un proyecto que le puso en problemas legales pero le valió la admiración absoluta de Albarn, su remezcla del "Black Album" de Jay-Z, dejando solo los raps, utilizando 'samples' musicales del "White Album" de los Beatles. Un proyecto, “The Greay Album”, que se volvió viral en 2004 e hizo que Albarn le reclamara para este proyecto. "Demon Days" se vería beneficiado por su incorporación resultando en un disco mucho más complejo, oscuro y melancólico de principio a fin pero que, al mismo tiempo, seguía siendo muy accesible.

¿Somos las últimas almas vivientes?

El tono sombrío del disco se establece desde su introducción, con una música premonitoria y una voz que repite "¿quién me puso en el fondo de la cadena alimenticia?", algo que se refuerza en la primera canción con Albarn repitiendo constantemente el título de la canción "¿somos las últimas almas vivientes?", la maestría melódica del cantante se comprueba en un maravilloso puente de piano tras el que se introducen unas cuerdas que estarán muy presentes a lo largo de todo "Demon Days".

Todo mejora cuando aparece el primero de los sencillos del disco, "Kids With Guns" (que fue el cuarto y último del disco), con un gran riff de bajo, no en vano Murdoch, el personaje que toca el bajo, es el centro visual de Gorillaz, en una canción inspirada por un incidente en el colegio de la hija de Albarn en el que un niño apareció en clase llevando un cuchillo para enseñárselo a sus amigos". El disco continúa con "O Green World", una canción que recuerda a "The Last Living Souls", pero con un matiz más oscuro y una voz fantasmal a cargo de Damon Albarn, hablando de cómo la industrialización del mundo ha terminado arruinándolo.

Retorno a Waterloo Sunset

Con "Dirty Harry" Albarn vuelve a lanzar un guiño a Clint Eastwood, en una canción en la que arremete contra las guerras santas de George Bush hijo, echando para ello mano de un coro de niños, un riff funky, una aparición estelar de Bootie Brown de Pharcyde y un ritmo irresistible. Y entonces llega la CANCIÓN, no solo del disco, sino de toda la carrera de Gorillaz, posiblemente el tema que mejor represente a Damon Albarn, “Feel Good Inc” con esa mezcla de funk, hip hop, gracias a una gran colaboración de De La Soul, y otro puente glorioso en el que el británico vuelve a mirar a "Waterloo Sunset" y a su adorado Ray Davies.

"El Mañana" es otra de las grandes canciones del disco, una especie de melancólica balada en la que la guitarra acústica y los sintetizadores, junto con los recurrentes instrumentos de cuerda y la susurrante voz de Albarn muestran la desesperación y la pérdida de esperanza mientras se espera un futuro mejor que nunca llegará. Ese sentimiento de desaliento sigue con "Every Planet Is Dead".

La huella de “Maxinquaye”

Entonces aparece "November Has Come", otro de los grandes momentos del disco, la aportación del gran MF Doom es tan buena como cabría esperar y hace una transición perfecta a otro estribillo melancólico, que cuenta con una de las mejores melodías del disco. En "All Alone" colaboran Roots Amnitova y Martina Topley-Bird, la cantante y colaboradora del "Maxinquaye" de Tricky, una de las grandes influencias no solo de este disco, sino de todo Gorillaz.

"White Light" es una especie de Disco Punk que les emparenta con los LCD Soundsystem de James Murphy que también habían sacado su debut ese mismo año. "DARE" es el momento más bailable y accesible de todo el disco, con Shaun Ryder de los Happy Mondays poniendo su voz al estribillo, también sirve como una especie de alivio dentro de un disco bastante oscuro, por otra parte.

Algo que vuelve con la narración dub de "Fire Coming Out of A Monkey’s Head", con Dennis Hopper relatando una historia sobre avaricia e inocencia, con una parte cantada por Albarn y unas armonías prestadas a los Beach Boys. El disco llega al final con dos canciones, "Don't Get Lost in Heaven" y la canción titular, pensadas para ser reproducidas una justo después de la otra, ya que cierran el disco con una nota positiva y esperanzadora en lugar de la tristeza y la sensación de desesperanza que daba los temas anteriores, algo que buscaba el propio Albarn.

Brillante eclecticismo

Es un final a la altura de un gran disco; una especie de odisea caricaturesca rebosante de energía creativa. El interesante e irregular debut de la banda se veía sustituido por un disco que era ecléctico en el mejor sentido de la palabra. El amplio abanico de colaboraciones se ponía al servicio de un producto final mucho más cohesionado y pulido de lo que había sido su primera obra.

La voz de Albarn y su gancho melódico sirve de pegamento cohesionador de lo que podría haber sido un lío incoherente de géneros, logrando una mezcla pulida de elementos electrónicos, hip y trip hop, rock, y muchos más géneros, todos los cuales interactúan entre ellos increíblemente bien.

De algún modo, este disco en el que se combinan tantas cosas termina resultando un todo, además de servir de perfecto fresco de las emociones y tensiones sociales fundamentales de su época, ese inicio del Siglo XXI. En definitiva, un gran disco con el que Damon Albarn dejó de ser el cantante de Blur, para convertirse en el tipo detrás de Gorillaz.

 

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