De viaje asiático con Xisco Rojo (Día 2)
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De viaje asiático con Xisco Rojo (Día 2)

Xisco Rojo — 09-06-2016

Segunda entrega del diario personal de Xisco Rojo sobre su viaje musical a Seúl. En este segundo día, Xisco relata la experiencia de tocar en directo en un local de la ciudad y compartir escenario con artistas locales.


Al día siguiente salimos pronto del hotel para poder recorrer el centro de Seúl, haciendo parada en el Palacio Imperial, un enorme complejo de arquitectura tradicional con mil dependencias y estancias, residencia y corte de la antigua dinastía real coreana.


Estanque y palacete dentro del Palacio Imperial

Por la tarde salimos pronto para ir a la prueba de sonido en Mudaeruk, que era a las 5 de la tarde. Al llegar a Mudaeruk ya estaba probando el segundo de los músicos que me acompañaría esa noche, HanJoo Lee, un tío súper simpático con el que nos sentamos a hablar después de la prueba.


HanJoo Lee, Kona (dueña de Mudaeruk) y yo hablando después de la prueba de sonido

Kona y yo calentando motores

Entre cervezas artesanas coreanas (la marca es Kapa, y su Golden Ale me recordó mucho a alguna de las variedades de la cervecera madrileña La Virgen) nos comentó que, además de músico, llevaba un espacio de arte contemporáneo en el barrio de Honde -muy cerca del Mudaeruk- con el nombre de Yogiga Expression Gallery, en el que trabaja -entre otros- con el performer y artista cubano Guillermo Luis Horta.


Mi tour manager, Bárbara Vidal (a.k.a. Dr. B), con HanJoo Lee

Estuvimos hablando de música tradicional coreana, llamada Samulnolee, que se interpreta con un cuarteto de instrumentos de percusión: dos tambores y dos platos metálicos de distintos tamaños y sonoridades; y también nos enseñó un "método" de digitación y punteo en el que representa gráficamente las letras coreanas, creando unas combinaciones melódicas súper interesantes. En mitad de nuestra coonversación apareció un amigo de HanJoo, Gil-Su, un conocido actor coreano de cine independiente que protagonizó una película llamada "Sopyongje", causalmente el mismo título que el libro de relatos que estoy leyendo en el viaje, traducido al español como "Canto del oeste coreano".


Bajada al espacio escénico de Mudaeruk

A las 19:30h se abrieron las puertas de la sala y el concierto empezó a las 20:00h; arrancó la triada de conciertos otro músico local, GunHyung Kim, un tímido e introspectivo guitarrista que susurraba sus canciones en inglés -curiosamente, pues luego no hablaba el idioma con fluidez- mientras acariciaba delicadamente su guitarra eléctrica en un estilo en algún lugar entre Nick Drake y Radiohead. Saludó y dio las gracias en español (?) y en sus parlamentos entre canciones comentó que de pequeño era muy fan de Andrés Segovia, por lo que le hacía mucha ilusión compartir cartel conmigo esa noche. Su set fue corto, suave, arrullador y balsámico, preparando la pista para el resto de la velada.


GunHyung Kim durante su actuación

Después de GunHyung subió HanJoo al escenario de Mudaeruk comentando jocosamente que era un guitarrista pésimo y que probablemente el organizador del concierto terminaría lamentando haberle contactado para tocar esa noche. Nada más lejos de la realidad. Si bien es cierto que HanJoo no es un virtuoso, tampoco necesita serlo; con una guitarra española y un instrumento consistente en dos arcos de violín amplificados y frotados uno contra otro, HanJoo se bastó para dar un concierto soberbio y emocionalmente muy intenso, marcado por la pérdida de su mejor amiga, una joven bailarina francesa, hacía pocos días. El punto álgido de su concierto tal vez fuese un tema en mitad del concierto en el que cantaba una dolorosa letanía in crescendo dentro de la caja de la guitarra española, que a todos nos puso la piel de gallina. Era, literalmente, el llanto ahogado de una gran ballena blanca varada y solitaria, retorciéndose de dolor.


HanJoo Lee antes de desatar a Moby Dick

Tras HanJoo, fue mi turno en el escenario. Después de un par de conciertos tan emocionantes como los que acababa de presenciar, entré en un estado emocional intenso que me facilitó dar un recital bastante correcto y con sitio para la improvisación y el devaneo sentimental. La gente estaba encantada, y tanto los otros dos músicos como Gil-Su y la gente del Mudaeruk no paró de agradecerme el concierto y mi música. Os podéis imaginar que es una cosa como para flotar de euforia durante un rato.


Imagen de mi actuación en Mudaeruk

Un encuentro feliz en el continente perdido de Mu (que es lo que significa Mudaeruk); esperemos que a través de noches como esta logremos recuperar ese mundo de Mu, y restaurar en el orden general del mundo el acervo cultural de una civilización perdida, la música.

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