Puede que no haya mejor escena para explicar el alma ciber-romántico de “Daisy” (rusia-IDK/Warner, 25), su antes esperadísimo y ahora aplaudidísimo primer disco, que esta. Tras estar perdidos en nuestros respectivos ordenadores, nos encontramos con uno de los padres de rusia-IDK para charlar sobre esas melodías que no te abandonan, el brainrot como plastilina estética, el sonido más allá de la tralla y, sobre todo, el amor incondicional por quienes te cambian la vida.
Llevas desde 2019 publicando música y seis años después llega tu primer álbum. Me intriga muchísimo saber más sobre el proceso de ideación. ¿Cuál fue la primera certeza que tuviste sobre el disco, algo que quisieras que pasara o algo que quisieras evitar?
Todo el disco lo he desarrollado en varios camps. Me iba yo solo dos semanas al campo a trabajar en el proyecto. La intención era que hubiera una coherencia, pero que fuera muy mía. Lo que sentía en ese momento, lo que me iba apeteciendo hacer y lo que estuviera escuchando en ese instante marcaba el disco. A lo mejor me hacía la cena mientras veía un video en Youtube y eso me hacía tener ganas de explorar algo nuevo. No quería que todo estuviera muy lejos de todo, pero tampoco que estuviera demasiado cerca. Todo el proceso creativo ha sido muy brainrot. No hay una plastilina que lo una todo.
Supongo que, cuando la plastilina que da unidad a tu proyecto es lo brainrot, puede llegar a ser complicado decidir qué entra y qué se queda fuera. ¿Cómo ha sido el proceso de depuración de la lista de temas de un disco tan poco estricto temáticamente? ¿Qué pautas has seguido para seleccionar?
Siempre elijo en base a lo pegadizo que me parece un tema, no en el sentido industrial sino personal. Me encanta encontrar la fórmula, darme cuenta de que hay sonidos que se me olvidan al momento y otros que se me enganchan durante días. Había muchas canciones que me seguían gustando pero que igual no entraban en ese saco. Todo acaba siendo una búsqueda propia. Durante el proceso creativo tuve muchas certezas. Una de las primeras canciones que hice fue “Johnny Glamour” y tuve claro que tenía que ser el primer tema del disco. Al día siguiente hice “99%” y supe que tenía que ser el último. De repente tenía esos dos corchetes, a partir de ahí fue solo cuestión de seleccionar qué tenía que estar entre ellos.
"Soy muy tristón e introspectivo, pero a lo loco. Siempre abordo estos sentimientos con muchísima intensidad"
Me encanta cómo reivindicas una forma de trabajar desde la subjetividad, creo que es algo que vertebra tu disco. Por ejemplo, que recuperes el coro de “+ suave” (21) en varias canciones de “Daisy” me hizo plantearme que quizás ese sea un tema importante para ti.
Le tengo muchísimo cariño a esa canción, quizás porque fue cuando todo empezó a ser. Recuerdo que coincidió con el lanzamiento de “lamento de una supernova” (20) de Ralphie Choo. Fue un momento muy especial para todos. Ahí empezamos a ser super colegas y se empezó a construir el colectivo que somos ahora. Creo que es la canción favorita de Ralphie y Drummie. Esa celulita de la que hablas siempre tuvo algo especial. Es de las pocas cosas que tengo exportadas para poder usar siempre que quiera en algún otro tema. También lo colé en “Heavenly” (24) de Judeline y en “Carameloraro” (23) de Dellafuente.
Aparte de este caso, “Daisy” está lleno de otras referencias a temas tuyos. ¿Cómo te relacionas con tu música ya publicada? ¿Sueles volver a ella?
Jamás. Le tengo mucho aprecio, pero de tanto cantarlas en directo acaban resultándome algo insoportables. Antes de que saliera revisité todas mis canciones y fue muy emocionante. Me hizo darme cuenta del paso del tiempo y de la forma en la que hacía las cosas antes, que sigue siendo muy parecida a cómo las hago ahora. Hay cosas sueltas que me parecen super mágicas, hasta el punto en el que me cuesta entender cómo llegué a ellas. Esos descubrimientos me fueron muy útiles. Es bonito recuperar esas cosas de antes. En este caso, vuelvo a mis temas por diversión, pero no por nostalgia.
¿Pero te consideras una persona nostálgica?
Muchísimo, absolutamente. Soy muy tristón e introspectivo, pero a lo loco. Siempre abordo estos sentimientos con muchísima intensidad.
Habiendo dicho en varias ocasiones que querías evitar hacer un disco con una temática muy marcada, me genera mucha curiosidad saber por qué “Daisy”. A mí me pareció encontrar alguna conexión con “2001: Odisea en el espacio” de Kubrick, pero creo que es algo más propio de una teoría conspirativa…
¡Lo vi! No es por Kubrick, pero me mola muchísimo la teoría [risas]. “Daisy” son, básicamente, todas las personas por las que escribo una canción, ya sea una persona que ha estado en mi vida, una que está o una que me gustaría que estuviera. Son los típicos momentos en los que te emparanoyas y empiezas a pensar cómo podría haber sido algo. Como cuando te encuentras a una persona y te gustaría algo pero no puedes. Quería concentrar a todas esas personas en una figura.
¿Dirías que esta vertiente narrativamente romántica de tu música puede venir inspirada por otras obras de ficción, aunque no sean musicales?
Supongo que sí, pero a la vez no. Suelo dejarme llevar más por las sensaciones. Si veo una película y me afecta, cualquier cosa que escriba esa semana se va a ver tocada por eso. Pero en general cuando me pongo a hacer música me siento en un mundo aparte, es otra cosa. Empiezo de cero. No saco cosas de fuera. Cuando crafteo, todo es puramente musical.
En el disco hay varios temas, como “KINKI FIGARO” o “sukkKK!!”, que ya habían sonado en alguno de tus shows. ¿Entiendes el directo como un espacio de testeo?
Sí que hay un poco de eso. De hecho a lo largo de los años he ido tocando cosas en directo que no he llegado a sacar nunca, aunque sea porque me he acabado aburriendo de tocarlas tanto. Pero, por ejemplo, cuando hice “sukkKK!!” me di cuenta enseguida de que era un tema extremadamentex1 divertido. Había un espacio en el concierto que era perfecto para ponerla, como una especie de interludio trallero. La peña se quedaba descolocada, es una canción que no sabes por dónde te viene. En el caso de “KINKI FIGARO”, yo quería hacer una intro para los shows que tuviera un contraste muy fuerte entre lo precioso y lo explosivo. En general en los conciertos necesito eso. Rápidamente me di cuenta de que podría servir como intro del disco.
"No podía sacar un álbum y que Ralphie Choo no estuviera. Lo nuestro es un crecimiento conjunto"
Que estén Las Ketchup en “Daisy” me parece un homenaje precioso a un sonido que, si no fuera por este tema, quizás nunca hubiera relacionado como influencia del tuyo.
Hice “Johnny Glamour” durante el primer camp. En ese momento me estaba quemando el disco de Las Ketchup. Había un motivo en uno de los temas que me volvió loco, tenía un aura loquísimo. Necesitaba samplearlo. Cuando nos dieron permiso para usar esa parte de su canción en el disco, aprovechamos para preguntarles si les apetecería aparecer en el título. Pero yo no he tenido ningún contacto con ellas, lo cual es muy gracioso. Me encantaría que hubiera sido un contacto más directo, pero entiendo que ellas están a su bola. Cuando salió el tracklist de “Daisy” y la gente vio el nombre de Las Ketchup, me empezó a preocupar que la peña se enfadará al darse cuenta de que solo era un sample. Me dio miedo que se me tachara de titiritero [risas].
Supongo que con Kevin Abstract sí que fue un diálogo más directo.
Fue una colaboración muy orgánica. Kevin me encanta desde que empecé a escuchar BROCKHAMPTON. Tenía claro que “LIAR?” debía tener una voz como la suya. Costó un poco llegar a él, pero le moló. Kevin es majísimo, es una locura. Le dije que hiciera lo que quisiera, me fiaba por completo de él. Fue todo muy fácil. Le insistí para que cantara el estribillo y lo hizo. Es un artista muy agradecido y la experiencia fue increíble.
Vuelves a colaborar con Ralphie Choo una vez más. ¿Qué significa Juan para tu música y para ti?
Estábamos obligados a colaborar. No podía sacar un álbum y que Ralphie no estuviera. Lo nuestro es un crecimiento conjunto. Siempre vamos de la mano, nos apoyamos de todas las maneras posibles. Es una cosa totalmente natural. No es ni una colabo, es algo que simplemente se hace. Es maravilloso. Yo me fio de muy poca gente. No suelo juntarme con gente ni ir a estudios. Pero con Juan nunca me molesta hacer música.
"Quiero parecer más músico que trapero, por mucho que no tenga nada en contra de los traperos"
El año pasado entrevisté a Nusar3000 justo después de que se incorporara a rusia-IDK y hablamos de la curiosa forma en la que vuestro colectivo dialoga con el género musical, hasta el punto en el que parece haberse convertido en uno con nombre propio.
Con rusia-IDK me pasa exactamente lo mismo que me pasa con Ralphie. Empieza como una tontería con mori, una persona con un sentido del arte loquísimo. Nunca he visto a nadie igual. Tiene una visión única de las cosas. Ahí se me abrió la cabeza. Empezamos a compartirlo todo. A partir de ahí empieza a aparecer todo el mundo... Ralphie Choo, Drummie, TRISTÁN!… De repente somos un grupito de gente con la que puedo compartir lo que no comparto con nadie. Surge de ahí un sonido muy propio, diferente a lo que se suele encontrar en España. rusia-IDK es mi segunda familia. Cada vez que me preguntan por el colectivo siento un orgullo inmenso.
Supongo que debéis tener una relación muy especial con “VALENTINO”. Ese tema es en cierto modo vuestro himno.
Por desgracia en este disco no hay tanta tralla, así que he tirado un poco más por el formato con banda. Pero “VALENTINO” siempre es el bonus track. Si el concierto ha ido bien, Drummie la tira. Si ha ido mal, Drummie la tira. Da igual dónde estés, siempre funciona. El tema salió de una forma muy estúpida. Estaba con Ralphie y se nos ocurrió esa base tonta. Me junté con mori y se grabó unas barras. Se pasó por ahí clutchill y, entre porro y porro, se cantó algo también. Me voy yo a mear y se me ocurre también algo. Es una canción tan tonta como natural. Fue divertidísimo. Es nuestra canción.
Rescatando un poco lo que comentabas sobre el directo, hay algo muy emocionante en pensar que vas a recuperar ese rollo más instrumental que presentaste en tus primeros conciertos.
De hecho yo al principio solo concebía mi música en directo de esta manera, tocando yo los instrumentos. Luego me empezó a surgir la necesidad de abrazar más la tralla, porque la gente reaccionaba muy bien. Hace un tiempo tuvimos que hacer un concierto en Conde Duque y eso fue un antes y un después. No me iba a poner a saltar en medio de la plaza, así que hicimos un concierto acústico. Ver a todo el mundo sentado y callado, simplemente escuchando, me hizo sentir algo muy especial. No quiero renunciar a lo otro, porque me encanta esa diversión pura. Pero sí me gustaría encontrar un híbrido de ambas cosas. Quiero parecer más músico que trapero, por mucho que no tenga nada en contra de los traperos. Veremos por dónde tira todo…
¿Qué se viene ahora que ya ha salido el disco? ¿Qué te apetece?
Ahora mismo estoy hasta arriba. Los días pasan demasiado rápido. En nada nos vamos de gira por América. Luego tenemos el Movistar Arena. Esta última carrera ha sido muy loca. No me ha dado tiempo a respirar. Ahora mismo todo es muy importante y tal. Pero quiero que llegue julio y tener una semana en la playa con los colegas. Quiero irme a Italia, quemarme mazo y ponerme gordo de beber cervezas. Eso es a lo que aspiro.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.