Qué tiempos aquellos
Entrevistas / Manic Street Preachers

Qué tiempos aquellos

Redacción — 25-11-2004
Fotografía — Archivo

Afirmaron en una ocasión que cualquier banda íntegra debía separarse tras publicar su primer disco. Las palabras se las lleva el viento y, sin rasgarse las vestiduras, Manic Street Preachers publican "Lifeblood" (Sony, 04), su séptimo disco.

Los galeses más ilustres de la actualidad, dejando a un lado a Super Furry Animals, siguen caminando con paso firme y ajenos a las modas. Como han hecho a lo largo de la mayor parte de su trayectoria -con excepción del resbalón que supuso "The Holy Bible" (1984)-, el trío formado por Dean Bradfield, Nick Wire y Sean Moore ha grabado el disco que les apetecía. Mientras "Know Your Enemy" (2001) fue un retorno al sonido de guitarras, "Lifeblood" supone un retorno a los sonidos elegantes, escudados en un manto de electrónica sofisticada. No cargan las tintas en los arreglos, como en "Everything Must Go" (1996) -trabajo con el que obtuvieron un mayor reconocimiento-, pero consiguen otra obra pulida y sin estridencias. Un disco lleno de tributos personales. Vía telefónica es Sean Moore, batería de la formación, es quien nos aclara los conceptos. "Llevamos tres años trabajando en este disco y, a lo largo de ese período, hemos hecho balance, así que es normal que haya tantas referencias. ´1985´ está dedicada a nuestros inicios, unos tiempos muy confusos en los que teníamos muchas ilusiones. De ´Betty Blue´ surgió el embrión de lo que después serían Manics, y en ese momento estábamos juntos los tres. Primero contamos con Flicker y después apareció Richey James. A él también nos referimos en ´Cardiff Afterlife´, ya que allí se encontraba el apartamento en el que estuvo por última vez. ´The Love Of Richard Nixon´ es una nueva demostración de nuestra implicación política y social, sobre todo en tiempos tan tormentosos, con las elecciones americanas al caer. Habíamos hablado de la guerra civil española, de las tragedias en los estadios de fútbol, habíamos mostrado nuestra simpatía por Cuba y el régimen castrista, así que ahora le ha llegado el turno a Richard Nixon".

"Libertines, por ejemplo, no están mal, pero eso es muy poca cosa. Nosotros le exigimos mucho más a cualquier grupo que empiece de cero"

El baile de productores en este disco, como ya sucediera en "This Is My Truth Tell Me Yours", es mareante, aunque en esta ocasión destaca por encima de los demás Tony Visconti, afamado genio de las mezclas que ya en los setenta trabajaba con artistas como T-Rex o David Bowie. "A Tony Visconti siempre se le relaciona con el glam, pero eso ocurre porque fueron sus primeros trabajos y con músicos importantes. Después ha trabajado con todo tipo de artistas y controla cualquier tipo de estilo, así que no es nada descabellado que hayamos trabajado con él en nuestro disco más pop y más maduro. Greg Haver ha producido gran parte del álbum. Ya estuvo con nosotros en ´This Is The Truth…´.Con Dave Eringa (productor de ´Know Your Enemy´ y ´Gold Against Soul´) no ha habido ningún problema, pero preferimos reservarle para los discos más rockeros". Cambiando de tercio, Manic Street Preachers tienen muchas inquietudes al margen del grupo. Una de ellas es el teatro. Pusieron su granito de arena para salvar el teatro de Cardiff y ahora han firmado la banda sonora para la obra "The War Is Dead, Long Live The War", escrita y dirigida por Patrick Jones, hermano del propio Wire. "Nos apasiona el arte, y cualquier forma de expresión que esté al alcance del ser humano, ya sea teatro, cine o música, pero la más pura, viva y real es el teatro. Patrick, que ha escrito en ´Lifeblood´ parte de la canción ´Fragments´, nos pidió si podíamos componer la música de la obra y para nosotros fue un orgullo". También andan metidos en muchos otros temas, desde su propia web (nominada Mejor Web Musical en los People Choice Awards) hasta las convenciones anuales de fans del grupo, que no organizan, pero sí intentan controlar. Eso no les quita tiempo para echar un vistazo a lo que está sucediendo a su alrededor. "No encontramos demasiadas cosas interesantes entre los nuevos grupos. Realmente no vemos nada que valga mucho la pena. The Libertines, por ejemplo, no están mal, pero eso es muy poca cosa. Nosotros le exigimos mucho más a cualquier grupo que empiece de cero".

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