QUÉ BELLO ES DROGARSE EN FAMILIA
EntrevistasAndy Chango

QUÉ BELLO ES DROGARSE EN FAMILIA

Redacción — 26-02-1999
Fotografía — Archivo

ANDY CHANGO habla por los codos y con esa particular soltura que únicamente los argentinos dominan a la perfección. juEga con las drogas, pero de lo que no cabe duda es de que, entre porrito y porrito, le ha sobrado el tiempo suficiente para componer las piezas que completan su debut discográfico en solitario.

Andy Chango es uno de esos personajes a los que da gusto entrevistar. Como buen argen-tino es un gran conversador, pero además tiene cosas qué contar, que ya es decir. De pequeño estudió piano clásico y a los veinte años le internaron por demencia temporal, al salir formó Superchango, una banda de rock que le permitió viajar, echarse novias y conocer el show-business. Pero en Argentina la vida no es siempre de color rosa y la represión le agobiaba. Un buen día se enamoró de Yasmin y pensó que en su país no se podía vivir una historia de amor. Andy cogió un avión y cruzó el Atlántico para dar con sus huesos en Madrid. Allí Ariel Roth y Andrés Calamaro, viendo la facilidad con la que componía, le animaron para que grabara un disco. Al final, el disco le ha salido fresco, como una gran fiesta de rock mestizo, con muchos instrumentos de viento y con el tema de las drogas como nexo entre las canciones.«El tema de las drogas salió sin pensar. Para mí lo más digno de los artistas es decir algo prohibido, antes era denunciar a los desaparecidos y ahora lo prohibido lo encuentro por este sitio. No pueden prohibirme el agua que más me gusta». Para que se hagan una idea, ahí van algunas frases del disco: «Que lindo que es drogarse en familia» («En Familia») «Hoy quiero quemar un montón de neuronas (...) Tengo que elegir entre millones de drogas/ debo decidir si quiero una sola o quiero mezclar» («Neuronas»), «Voy a la playa a meterme una raya» («Voy a la Playa»). Por suerte, en España no ha topado con la censura, de momento. «Para mí el mundo es muy necio, se tendría que luchar contra la apología de la idiotez y no contra la droga. El humor lo salva todo, si te tomas la muerte con humor has solucionado el problema de la muerte. Pero yo no hablo en serio de la droga, si quieren una opinión seria, yo pienso lo mismo que Escohotado, él es un catedrático. Yo no quiero decir a nadie que se drogue, pero hay muchos más problemas en el mundo, castigar la autodestrucción me parece lo más injusto de este mundo». Pero empecemos por el principio y que Andy nos cuente lo de la demencia temporal (que da título a una canción). «Habla del peor momento de mi vida: cuando era chico me llevaron a la fuerza, me ataron a una cama y me hicieron un tratamiento muy extraño. Para mí es muy importante porque trato con humor algo que era negativo y ahora disfruto tocándola con los amigos. Si hubiera estado en España y no en Argentina me hubiera ahorrado mucha autodestrucción porque, con la represión, en Argentina es muy difícil vivir una adolescencia y una infancia con los militares, que hacían un lavado de cerebro. Es un país donde la impunidad está a flor de piel: Torturan a treinta mil personas y luego castigan al que fuma marihuana». Después de estudiar composición con un maestro austríaco y canto gregoriano, Andy se pasó directamente al rock y un buen día dio con sus huesos en España. «Vine con mi amigo Paul y fue muy lindo, había mucha libertad, nos dejaban tocar en cualquier sitio, dije «no vuelvo más». Mi idea era traer el grupo aquí pero ellos no quisieron. Volví porque teníamos que tocar en Buenos Aires, fue espantoso, el alcohol estaba prohibido pero en nuestro camerino había ochenta mil cervezas, todas las cosas absurdas de Argentina, el público fatal, todos estaban esperando a que acabáramos para bailar esa música bailable, decidí que era la última vez que tocaba. Y un día por la mañana me enamoré, estaba todo muy caldeado, muy caótico en Buenos Aires, la gente muy loca y vi que ahí no podía vivir mi historia de amor ni estar tranquilo. Entonces, una mañana que no podía dormir dije «nos vamos mi amor» y caí en una pensión en Gran Vía»...«Yo tenía la autoestima muy baja, estaba muy harto del rock, me parecía patético, quería aprender a escribir o buscarme la vida de cualquier manera y ellos (Ariel Roth y Andrés Calamaro) me subieron la autoestima. Andrés me dejaba el teclado porque yo no traje ni el teclado, sólo una muda y Ariel me presentaba a músicos. Ellos hablaban con Dro, fueron un estímulo muy potente». La grabación fue un proceso muy duro para Andy. Era su primer disco en solitario y lo produjo él mismo junto al teclista Federico Lechner. «Yo la música me la tomo irónicamente. Para mí genios son Mozart, Bach, Beethoven; entonces si el disco queda sin fiesta y con unos músicos que miran una partitura con cara seria yo me corto las venas». En este momento, Andy se acerca a la grabadora para que quede constancia de los músicos que sí le ayudaron a hacer el disco. «Guillermo Martín, Cándido Abelló, Toni Jurado y Federico Lechner y después desfilaron veinticuatro músicos». Pero hubo otro músico, el robot Emilio canta en uno de los temas «El robot Emilio es muy noble, es un juguete que empezó sirviéndonos copas en el local de ensayo, después lo llevé a Marruecos y los moros fliparon, me perseguían y gritaban «¡Emilio! ¡Emilio!» lo tuvieron en un restaurante en exposición, al volver en la frontera lo revisaron por dentro y después en el estudio empezó a cantar y a componer. Emilio es un amigo». Chilabas, robot Emilio, Marruecos, drogas, evasión, fiesta, trompetas, libros de aventuras, rock’n’roll... Andy Chango. n Borja Duñó «Andy Chango» está publicado por DrO.

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