“Tratamos de conservar nuestra verdad, ser honestos y no impostar”
EntrevistasPuño Dragón

“Tratamos de conservar nuestra verdad, ser honestos y no impostar”

Kepa Arbizu — 02-05-2025
Fotografía — Archivo

El segundo disco de la banda asturiana Puño Dragón, “Juegos violentos” (Autoeditado/Altafonte, 25), significa por un lado ratificar su adscripción a un concepto clásico de rock and roll mientras que al mismo tiempo observa dichas influencias de una manera más abierta y personal.

Toda lengua, también musical, necesita regenerar sus oradores con el fin de no extinguirse. En esa batalle cotidiana, que el rock and roll, siempre acusado de ser solo refugio para veteranos, encuentre en bandas como Puño Dragón nuevos admiradores supone todo un tesoro. Más allá de estar cerca de clásicos como los Stones o Burning, o de acompañar a coetáneos de melódica condición, léase Quique González o Leiva, la identidad de la banda asturiana se expande en un nuevo trabajo, “Juegos Violentos”, que hace de su espíritu descarnado clima común. Hablamos con Rafael Tarsicio, cantante y guitarrista, para conocer más en profundidad este nuevo paso...

Puedes verles en concierto en Pelayos de la Presa (3 mayo, Sesión Vermú), Fuentidueña del Tajo (4 mayo, Sesión Vermú), Murcia (9 mayo, La Yesería), Valencia (10 mayo, Radio City), Viniegra de Abajo (16 mayo, Ciclo Sierra Sonora), Valladolid (30 mayo, Sala Cientocero), Oviedo (31 mayo, Almacenes Kuivi), Granada (6 junio, RocknRolla Underground Club), Vilafranca del Bierzo (20 junio, Musicamino), Consuegra (28 junio, Atardeceres en Vivo), Málaga (4 octubre, Sala Marte), A Coruña (17 octubre, Sala Mardi Gras), Madrid (25 octubre, La Sala del Movistar Arena), Barcelona (6 noviembre, Sala Wolf) y Sevilla (28 noviembre, Sala X).

En poco más de dos años habéis sacado dos discos y habéis estado casi en gira continua. ¿Sentís la necesidad de exprimir este buen momento?
Pues no sé si es necesidad (risas)… pero sí, cuando notas que estás en forma y que las cosas salen, y hacer música es lo que más te gusta, pues lo que te apetece es tocar, componer y grabar todas las semanas. Nos sentimos así.

Con respecto a vuestro debut, este trabajo me resulta más personal, sin renunciar a vuestra base pero menos adscrito a referencias clásicas, ¿habéis percibido ese cambio desde dentro?
Sí, ha sido un cambio bastante consciente. No forzado, sino más bien un tránsito natural hacia géneros musicales asociados con el rock que también nos interesan y que no estaban en el primer disco. Además, ahora lo hacemos con un poco más de confianza.

"Tenemos dos cantantes y dos voces que nos gustan. Para nosotros eso significa una seña de identidad"

La primera parte del álbum es mucho más enérgica y directa, mientras que en una segunda se presentan canciones más relajadas, ¿fue esa división un ejercicio premeditado?
A la hora de componer no, pero sí a la hora de armar el disco. Una vez tienes todas las piezas delante, las organizas como más sentido crees que tienen. En ese sentido nos fijamos mucho en los álbumes clásicos, porque están ordenados y concebidos para estar en un vinilo, con su particularidad física: que tiene dos caras y un entretiempo. Esto es algo que tuvimos siempre muy presente.

Dos temas como “Ya te llamaremos”, que juega con el funk, y “Vamos vampiros!”, con un deje a soul, suponen los ejemplos que más estiran el abanico estilístico de la banda, ¿sentís que hay una puerta abierta en ese tipo de ritmos para Puño Dragón?
Lo que dices tiene mucho sentido pero estás comparando el segundo disco con respecto al primero de nuestra actual banda, pero realmente nuestra evolución es más extraña; si escuchas los discos de Tigra (la primera banda de Germán y mía), verás que son muy eclécticos, cada canción es diferente, tan variadas que cuesta definir al grupo. Nuestro trabajo en los últimos años se ha enfocado mucho en tratar de “afinar el tiro” y lograr que Puño Dragón tenga una línea y una voz clara. Por eso realmente hacer temas como los que comentas, no es tanto una exploración hacia algo nuevo, sino nuestra vieja esencia tratando de salir.

Una búsqueda de voz propia que paradójicamente cuenta con diferentes, y distintos, cantantes...
Tenemos dos cantantes y dos voces que nos gustan. Para nosotros eso significa una seña de identidad. Eso nos permite jugar con ello, crear distintas atmósferas en los temas y dotarles de características que los diferencian. Incluso dentro del mismo tema, por ejemplo, una estrofa puede tener una textura y el estribillo otra, o diferentes energías. Nos gusta mucho jugar con ese concepto, nos parece que si se hace bien, hace mejores a las canciones.

Desde diferentes estados anímicos pero el disco me traslada en general un sentimiento absoluto de visceralidad. ¿Es un elemento clave para vosotros?
La visceralidad es una pata muy importante del rock para nosotros. Quizás se ha perdido un poco en los últimos años, debido al abuso de técnicas comerciales para acercarla más al mainstream, lo cual es un error en nuestra opinión. Creemos que el género necesita ese ingrediente para ser auténtico.

En cuanto a las letras el álbum abordan casi en exclusividad el concepto de las relaciones amorosas a través de un lenguaje coloquial pero muy particular...
Son canciones sobre cosas que nos pasan, o que nos han pasado, o que querríamos que nos pasen. Que hablan un poco de la juventud presente y también de la pasada… De esa manera de vivir el amor un poco más loca y excesiva. Nacen de lo particular y llegan, o tratan de llegar, a lo universal. En todo ello hay un trabajo de intentar pulir ese lenguaje clásico del rock nacional pero desde nuestro prisma. Tratando de conservar nuestra voz, nuestra verdad, de ser honestos y de no impostar.

Vuestro ejemplo y vuestra buena acogida, ¿es el más claro de que el rock and roll clásico, interpretado desde el presente, en absoluto es un lenguaje muerto y solo para nostálgicos?
Creemos que en la música nada está muerto ni vivo del todo. Simplemente está ahí, esperando a que alguien lo utilice para llegar a la gente. Nos negamos a pensar, por ejemplo, que el jazz está muerto. Hay espacio para que alguien haga un disco de dicho estilo que llegue a un gran público; ya se ha hecho antes y se puede volver a hacer. La música es un concepto universal, todo el mundo se puede emocionar con una canción porque… de hecho, lo hacemos. Hay canciones que tienen más de cincuenta años y siguen emocionándonos profundamente. Son cosas que no tienen tanto que ver con el género, sino con el arte y con las emociones.

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