"No tenemos expectativas. En este disco no hay hits"
Entrevistas / The Lemon Twigs

"No tenemos expectativas. En este disco no hay hits"

José Carlos Peña — 04-09-2018
Fotografía — Archivo

Los jovencísimos hermanos Michael y Brian D´Addario, esto es, The Lemon Twigs, regresan a la palestra con el “musical” Go To School (4AD/Popstock, 18), con el que dan rienda suelta a su precoz talento barroco.


No conozco a muchos post-adolescentes que citen como héroes a Rodgers & Hammerstein (los compositores de Oklahoma o Sonrisas y lágrimas) o el mítico Cole Porter. No hay postureo en Michael D´Addario, que se sienta de cuclillas en un sofá de las oficinas de Popstock! para hablar apasionadamente sobre su segundo trabajo. Puedo imaginar a los hijos del músico y productor Ronnie D´ Addario y la cantante Susan Hall como niños prodigio, creciendo entre montañas de vinilos, pero en ningún caso hay que restarles méritos.

Nos dicen en el sello que hacen las entrevistas por separado porque suelen llevarse la contraria, lo cual no funciona en las entrevistas. Buena idea. Michael define su nuevo disco como “un musical que no se toma demasiado en serio pero no es una parodia”. El protagonista es un chimpancé con problemas de adaptación e ínfulas de estrella del rock (!) que sufre los traumas del ambiente enrarecido escolar y de su familia. Lo cierto es que cualquiera de sus canciones tiene más arreglos y musicalidad que discos enteros de gente de la edad de sus padres. Lo han reconocido Alex Turner y compañía, que les han reclutado para la próxima gira europea de Arctic Monkeys.

Go To School desconcierta por el despliegue de arreglos y lo intrincado y exuberante de sus estructuras y melodías. Es un disco de otra era. ¿Buscaron la inspiración en esos discos conceptuales que ya nadie hace? “Queríamos hacer algo grande, expansivo y que no pudieras ignorar, desde luego. Pero nos inspiramos más en los musicales que en ciertos discos conceptuales. En realidad, sólo hay un puñado de discos conceptuales que me gusten (larga pausa). No sé, éste es un disco que tiene un punto ridículo y no se toma a sí mismo muy en serio como muchos de aquellos álbumes. Los discos no deberían tratar sobre los músicos, no sé si me entiendes”.

“Con suerte, el disco no se verá como una parodia”

De acuerdo, pero, ¿por qué un chimpancé? “Por alguna razón, me cuadraba más poner un animal en esa posición. Me encantan los teleñecos y los dibujos animados y esas cosas. Eso también influyó. Pero en el momento en el que quieres hacer un musical, necesitas un contexto, y era una buena manera de hacerlo. Además, funcionaba bien como metáfora de alguien que es flagrantemente distinto. Al mismo tiempo, era divertido, porque tienes a todos esos personajes que no se dan cuenta de que es un mono. Eso molaba”.

 Michael insiste en que va más allá de la broma conceptual: “Con suerte, no se verá como una parodia. Queríamos contar una historia, no hacer una parodia. Por ejemplo, mi madre (Susan Hall) interpreta a la madre de esta especie de estrella del rock fallida. Si yo hubiera hecho de madre, interpretando a una mujer, todo habría sido mucho más tonto. Creo que cosas como lo de mi madre o Todd Rundgren haciendo de padre, lo convierten en un musical genuino, más que un simple concepto”.

Ambiente envenenado

En este punto, le preguntamos sobre las colaboraciones, familiares o no. “Mi madre, Susan Hall, interpreta a una actriz que se ha hecho psicóloga. Tiene una voz alucinante y 64 años, es así de mayor, y quería tener esa voz en el disco. ¿Quién mejor iba a interpretar a la madre que mi madre? Y luego tenemos a Todd Rundgren haciendo de padre porque en un bolo se subió al escenario y le gustó mucho la banda. Mi padre (el también niño prodigio Ronnie D´Addario) canta en el corte oculto: “I wanna go to school…” (canturrea).

¿Algún tipo de moraleja en la historia que cuentan? “Todo va de lo envenenado que está el ambiente que rodea a este personaje, y de cómo trata de mantener la calma y la pureza de su espíritu. No lo consigue, en realidad: la caga mucho. Pero es capaz de crearse su propio paraíso. Es como cuando estás en casa…si vives con tu familia, tienes que sobreponerte a un ambiente envenenado. O si estás trabajando y todo es deprimente y gris y los que te rodean están machacándote. ¿Cómo te mantienes a flote? ¡No sé si es ni siquiera posible! Pero si no lo es, tienes que salir de ahí. Ése es un poco el tema”. Michael asegura que “la inspiración la saqué de mi casa. Había mucho amor, pero mis padres y yo y mi hermano somos gente bastante volátil y reactiva: eso puede ser un ambiente nocivo. El colegio lo era a menudo. Vivimos en Nueva York, pero en una parte muy conservadora y tienes que ser listo para protegerte a ti mismo, no convertirte en un cínico con sentimientos de mierda. Creo que todo el mundo experimenta esto en algún sentido, a no ser que un ángel guardián o tus padres conviertan tu vida en un paraíso. La realidad es que nadie lo hace”.

“Todo va de lo envenenado que está el ambiente  y cómo trata de mantener la pureza de espíritu”

¿Entonces, ése es el gran peligro, que uno esté de vuelta de todo incluso siendo tan joven? “Yo soy bastante cínico (risas). El peligro es ser infeliz. Hay mucha gente venenosa ahí afuera. Creo que puedes superar ser cínico hasta cierto punto, pero es agotador cuando la gente comenta cualquier cosa que dices o la ropa que llevas”.

Sobre la espalda de Michael recayó la parte técnica del disco, lo cual tuvo su miga, porque lo hicieron a la vieja usanza. “Lo grabamos todo en nuestro sótano en una grabadora de cinta de veinticuatro pistas. Todo a cinta. Mezclamos directamente en cinta. Y luego, la pasamos a vinilo. Ningún ordenador. Fue difícil (risas). Ya en nuestro primer EP, que grabamos en un ocho pistas en mi casa, yo hice de ingeniero y productor. Brian es un poco el arreglista, se ocupa de los arreglos orquestales y esas cosas. La parte técnica del sonido me costó, porque tuve que aprender todo acerca del equipo. Ha sido una gran experiencia de aprendizaje”.En lo estrictamente musical, los hermanos tienen las cosas igualmente claras. “Casi siempre empezamos haciendo maquetas. Brian escribió todos los arreglos y las partes de cuerda. Los arreglos de guitarras y batería los hacemos siempre igual: los tenemos en la cabeza y los vamos metiendo capa a capa. En alguna ocasión rara metemos más texturas si hay espacio en la canción, pero la mayoría de las veces sabemos desde el principio lo que estamos buscando”.

 ¿Héroes musicales? Porter, Gershwin…

El joven compositor y técnico no ve una influencia directa del clima de violencia que se respira en Estados Unidos sobre una historia que culmina con el incendio de su colegio, por parte del peludo y despechado protagonista, y se cierra con una reivindicación del amor. “No creo que hubiera una influencia directa de lo que vivimos allí. Que mueran cien niños en la escuela (el protagonista de su musical la incendia) es terrible, y sé que probablemente debería haber un tabú al respecto, porque en Estados Unidos, aunque no es algo normal, pasan cosas parecidas demasiado frecuentemente. Es algo que sucede en este musical, y es una cosa muy emotiva. Pero no tiene nada que ver con si a mí me parece que está bien o mal. Obviamente está mal, así que no me inspiré mucho en la realidad ahí”. En lo musical, Brian y Michael habitan un mundo propio que nos retrotrae a décadas remotas. “Nos inspiramos en compositores como Rodgers & Hammerstein, Gershwin, Cole Porter...No conozco muchos artistas nuevos. Lo más nuevo que conozco es el Sondheim tardío, el de Assassins.Aunque Michael confiesa no vivir en una burbuja aislada de la música juvenil actual. “No me gusta todo el R&B nuevo, pero sí una parte, el de los primeros 2000: Lauryn Hill, Erykah Badu y cosas así. Y me encanta el rap. No sé, tío, me parece genial que a la gente joven le guste. Es como su rock, y no le mola a los padres, así que supongo que hay que meterse en ello. Yo solía no pillarlo y ahora me gusta hasta el trap, me gusta esa mierda. No tendría ni idea de hacer esa música ni me apetece hacerla, siempre me ha interesado más la que se basa en la interpretación que en técnicas de estudio. Pero hay cosas que me flipan”.

Michael suena igualmente sincero cuando habla de sus expectativas, en relación, por ejemplo, con la próxima gira con Arctic Monkeys. “¿Expectativas? No tengo ni idea, porque creo que no hay un solo hit en este disco. Vamos a tocar con Arctic Monkeys en grandes estadios y, con suerte, eso nos hará ganar algunos nuevos fans. Alguna radio indie podría convertir alguna de nuestras canciones en un hit, pero no creo que ocurra con este disco. Así que…no tenemos expectativa alguna. No queríamos girar demasiado, pero lo tenemos que hacer: queremos sacar más discos. Yo quiero producir a artistas. Brian quiere producir también y componer arreglos para otros. Quizá podamos ganar dinero de esta manera, para hacer más discos”.

Para terminar, afronta con naturalidad el traslado de las canciones de su musical al escenario: “No hemos ensayado todavía, pero tenemos una nueva banda y no creo que vaya a ser complicado. Todo el mundo tiene mucho talento. Yo no voy a tocar la batería, voy a dedicarme a más cosas de frontman, algunos teclados y tal. Vamos a ser cinco. El primer disco no fue tan expansivo y loco con los arreglos, pero tenía arreglos. Lo hicimos entonces, no sé por qué no nos vamos a apañar ahora. Hacemos más coros en directo que en las grabaciones, que es lo contrario de lo que se suele hacer”.

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