Metiendo miedo
Entrevistas / Crystal Castles

Metiendo miedo

Joan Cabot — 07-07-2010
Fotografía — Archivo

El primer disco de los canadienses Crystal Castles fue un accidente que, sin embargo, acabó convirtiéndose en uno de los debuts más sonados de la electrónica de los últimos años. Alice Glass y Ethan Kath vuelven ahora con “II” en el que confirman que tienen una personalidad especial.

Ethan Kath forma parte de esa generación de artistas para los que, a pesar de haber crecido escuchando rock’n’roll, ha sido más sencillo comprarse un montón de teclados y todo tipo de cacharros antes que aprender a tocar la guitarra. “Me gustan los sintetizadores antiguos. Son baratos. Si se estropean siempre hay piezas y si no me puedo comprar otro de segunda mano”. Herramientas versátiles y baratas y la posibilidad de ir aprendiendo sobre la marcha son una opción demasiado atractiva, especialmente cuando lo que deseas es darle una salida urgente a toda tu angustia en forma de gélidos y brutales cortes de electrónica de baile. “Nos gustan grupos de rock, especialmente punk y post-punk, pero no queremos sonar como esos grupos”. “Ambos dejamos nuestros apartamentos, así que cuando estamos de gira nos instalamos en la última ciudad en la que hemos tocado”, explica Kath sobre el momento en que Crystal Castles, el proyecto musical que comparte con la cantante Alice Glass, empezó a tomar forma. “Sólo es cuestión de encontrar un estudio en el que trabajar en la ciudad. Al cabo de un tiempo hemos reunido un buen puñado de temas grabados en diferentes sitios”. Tienen fama de solitarios y de poco amigables con la prensa. Glass produce una combinación explosiva de fascinación y miedo sobre el escenario. Kath responde educadamente a las preguntas, pero como si estuviera mucho más allá de lo que pueda cubrir cualquier línea telefónica y explica cosas como que “la canción ‘Celestica’ proviene de una compañía canadiense que fabrica plástico. Un trabajador se suicidó tirándose a un depósito de plástico líquido”.Desde el principio de la conversación es evidente que no le apetece hablar demasiado del peculiar mundo que comparte con su compañera de grupo (“somos así, así es como vivimos”), aunque sí deja claro que él y Glass son algo más que simples compañeros: “Alice es como la hermana pequeña que nunca he tenido. A ambos nos gustan los mismos grupos de punk, los mismos grupos new eave, los mismos libros... Lo tenemos todo en común”. También da bastantes pistas sobre el ambiente algo alienante en el cual ambos han creado “II”. “No he parado por casa demasiado tiempo”, explica hablando de Toronto, la ciudad en la que nació el grupo. “Cuando voy, además, no me gusta quedarme en la ciudad. Prefiero refugiarme en los bosques para trabajar en nuevas canciones”. La imagen de Ethan en el bosque elaborando los temas de su segundo trabajo en plan Unabomber encaja perfectamente en la imagen que uno crea en su mente escuchando este nuevo trabajo del dúo: desafecto, soledad, frío, aislamiento... “Queríamos crear algo inhóspito”, explica. “Es más un estado mental que una atmósfera”.
 “El primer disco estaba formado por maquetas y canciones que habíamos publicado de forma separada en singles”, continúa. “Era material disperso. Ninguna de esas canciones estaba concebida para acabar en un disco junto a las otras. Nos tuvieron que convencer para que las recolectáramos. En esta ocasión teníamos claro que queríamos crear algo mucho más cohesivo”. Curiosamente en su segundo trabajo Crystal Castles muestran un sonido más complejo y variado que en su debut. “Cuando componemos no pensamos en otra cosa que en nosotros mismos. Es un proceso muy personal. Solemos buscar el aislamiento. Las grabaciones y los directos son sentimientos totalmente diferentes. Los conciertos son caóticos”. También explica que han puesto a prueba los temas de “II” y que por ahora la respuesta ha sido buena. “Estrenamos los temas en una fiesta privada en una galería de arte de Toronto y la reacción fue muy positiva. A veces nos sorprende porque todo lo que hacemos es muy personal”. Esa sorpresa es una constante. En más de una entrevista Kath ha hecho referencia a todos los accidentes que han sucedido en torno al grupo y que los han acompañado durante sus inicios, incluida la forma en que se publicó su primer álbum. “La canción ‘Alice Practice’ era precisamente eso, un ensayo. Entramos en el estudio para grabar cinco canciones, pero el chico del estudio nos grabó mientras probábamos el sonido. Después de grabar me llevé el disco a casa y descubrí que había seis  canciones. Cuando Merok Records nos propuso publicar el single les mandé ese cedé, olvidando que había una sexta canción en él. Cuando lo recibieron decidieron que querían publicar esa sexta canción. Alice ni siquiera la había escuchado y le tuve que explicar que nuestro primer single iba a ser un ensayo, pero a ella no le importó. De hecho, pasó un año antes de que la escuchara”. Confiesa así mismo que no le preocupa demasiado el futuro ni adivinar cuáles van a ser los siguientes movimientos del grupo. “Vivimos el presente. La gente cambia a diario. Nosotros cambiamos a diario, así que soy incapaz de decirte qué vamos a hacer en el futuro. Desde que formamos Crystal Castles no hemos tenido nunca demasiado tiempo para sentarnos a reflexionar sobre el mañana”. Nuestra conversación toca a su fin y me siento obligado a preguntarle por su polémico paso por el festival Sónar de Barcelona el verano pasado. Crystal Castles no terminaron su actuación debido a problemas técnicos y acabaron enfrentándose con la seguridad del festival. Las imágenes dieron la vuelta al mundo. “¿Quieres la verdad?”, me pregunta. Y después de que le responda que sí añade: “Chris Chartrand, el batería, y yo estábamos por ahí divirtiéndonos con alguna de la gente que estaba trabajando allí. Nos estábamos divirtiendo. El caso es que nuestro técnico de sonido de entonces era de Texas y tenía muy mal carácter. Los de sonido del festival se cabrearon tanto con él que decidieron sabotear nuestro show, aunque nosotros no tuviéramos nada que ver. Parte del público ni siquiera oía nada. Al principio no sabíamos que nos habían muteado, pero Alice se dio cuenta y le hizo una seña a Chris para cortar el concierto. ¿Has visto las imágenes?¿Sí? Luego el tipo de seguridad la agarró y la golpeó. Cualquiera que pegue a una chica merece que le partan la cara. En cualquier caso, después del Sónar cambiamos de técnico” No ha sido la única polémica en la que se han visto inmersos, pero el de Crystal Castles es el clásico caso en que la leyenda negra forma parte del aura del grupo, amplificando esa sensación de peligro que te asalta cuando les ves sobre un escenario o escuchas sus discos. También en eso se parecen a los grupos de rock que admiran.

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