La nueva carne
Entrevistas / Fernando Alfaro

La nueva carne

Javier Pulido — 08-06-2007
Fotografía — Archivo

Fernando Alfaro dice sentirse afortunado por poder seguir expresándose en forma de canciones. “Carnevisión” (Los Enanos Gigantes), su primer proyecto al frente de los alienistas y mediante autoedición, le trae de vuelta libre de ataduras estilísticas e imperativos comerciales.

Tras la disolución a principios de 2005 de Chucho, Fernando Alfaro se embarcó junto al resto de componentes de Surfin’ Bichos en una celebrada gira de reunión, un acto de justicia poética después de que la disolución del grupo frustrara la gira de “El amigo de las tormentas”, su último disco. “Teníamos una sensación de cuenta pendiente, que creo que está saldada, tanto con nosotros como con el público que no nos pudo ver en directo o quería revivir esa sensación. Yo contaba con una ventaja sobre el resto de mis compañeros de grupo. Sabía que iba a funcionar porque las canciones seguían teniendo la misma fuerza. Lo había comprobado en los quince o veinte conciertos acústicos que hice en la última etapa de Chucho. Me faltaba por saber si el grupo funcionaría como tal y si la interacción con el público iba a ser real y sincera, lo que acabé comprobando. Por otra parte, al disolverse los grupos que teníamos entre manos todos en ese momento parecía el momento más idóneo”.

"Cuando empecé a hacer música era enfermizamente exigente con la gente. Con el tiempo me he ido tranquilizando"

La gira espoleó de paso el gusanillo de la composición en Alfaro. El repertorio de tripas en llamas desplegado en directo por el quinteto de Albacete, así como la austeridad de “Koniec”, la última entrega de Chucho, podía llevar a pensar que la primera aventura de Alfaro y sus alienistas iba a discurrir por la misma senda sonora. Nada más lejos de la realidad. “Tenía la sensación de que ‘Koniec’, para ser real o sincero, debía ser un disco muy primigenio y desnudo, por lo que tomé la decisión consciente de no utilizar ningún instrumento de cuerda o metal. Tampoco conté con el arma de la voz de Isabel León, porque sé cómo funciona mezclada con la mía y el tipo de armonías que crea. Con ‘Carnevisión’ me ha sucedido totalmente lo contrario. Han sido las propias canciones las que me han pedido arreglos de cuerda, las armonías vocales de Isabel e incluso una coral de mineros asturianos”.

"Escribí las canciones en un periodo en el que leí bastante en relación a las guerras y el holocausto"

“Carnevisión” se grabó bajo la batuta de Kaki Arkarazo el pasado verano en los estudios Gárate. “Al ver el cariz que estaban adoptando las canciones, con sus avalanchas sonoras y la mezcla de instrumentos que se producía en las mismas, sabía por experiencia que Kaki era la persona ideal para encargarse de la producción, como demostró con su trabajo en ‘Los diarios de petróleo’ y ‘Tejido de felicidad’. Es muy difícil mezclar partes rock con arreglos de cuerda y metal, pero él consigue que acabe sonando natural lo que en principio es una marcianada. Por otra parte, su estudio es ideal para un tipo de disco que debía sonar, en cierto sentido, grande”. Para la grabación del disco Alfaro ha contado con el bajista José Manuel Mora (ex Surfin’ Bichos y Mercromina) o la guitarra de Carlos Flan, entre otros alienistas a los que no pedirá exclusividad. “Cuando empecé a hacer música era enfermizamente exigente con la gente. Con el tiempo me he ido tranquilizando. Digamos que se trata de una banda con formación y vocación abierta. Los alienistas no sólo lo saben, sino que lo aprecian como parte del carácter de la banda. De todas formas, se trata de una formación estable que en principio será la misma con la que actúe en directo. Mientras ellos quieran seguir tocando, lo harán. Pese al carácter de formación abierta, existe un compromiso personal”. “Carnevisión” ha sido publicado en Los enanos gigantes, una iniciativa que apuesta por la autoedición impulsada por el propio Alfaro y Mariano Tejera, de la empresa de management El silbato. “Creo que la forma de funcionar de la industria discográfica tiene que cambiar sensiblemente porque las circunstancias han cambiado muchísimo. Las compañías son presa de unas inercias a la hora de trabajar que es muy difícil que se quiten de encima. Ahí reside la razón de montar el sello y autoeditarnos. En lugar de convencer a una compañía de que haga las cosas como tú piensas que se deben hacer, lo mejor es hacerlas tú directamente”. Por aquello de predicar con el ejemplo, el disco se puede descargar de forma gratuita en su MySpace. ¿El signo de los tiempos? “Si no lo hubiéramos hecho, iba a estar igualmente disponible en Soulseek al poco tiempo. Se trata de adelantarnos un poco a los acontecimientos. En principio lo que más busca un músico es que le escuche la mayor cantidad de gente posible y eso es lo más importante. Las cuestiones económicas vienen después”. “Carnevisión” es uno de esos discos complejos, que no difíciles, que enamora con las escuchas sucesivas y acaba generando dependencia; uno de sus trabajos más poliédricos. “Quizá el disco que más se aproxima es ‘Los diarios de petróleo’, aunque tiene otro tipo de complejidad, trabajada sobre todo a nivel de letras. En este caso es un trabajo más intuitivo. Se trata de un disco un poco esquizofrénico. Cuando lo escuchas por primera vez crees saber cuál es su carácter, pero al escucharlo más veces acaba adquiriendo un significado totalmente distinto al que habías pensado en un primer momento”. Es el caso de canciones como “Luz de gas”, que esconden en su aparente sencillez múltiples recovecos musicales y líricos. “Esta canción plantea preguntas y pone en tela de juicio conceptos tan asumidos como el de la culpa o el propio amor. Aunque se diga que es la mentira más bella que hay, se trata de una canción de amor bastante desgarrada”. La segunda mitad del disco está en cambio marcada por aventuras estilísticas inéditas que hablan de revoluciones frustradas, guerra y holocaustos. En esta línea se inscribe “Queda expulsado de la especie humana”, basada en la película “La zona gris”. “Habla sobre las brigadas de prisioneros judíos obligados a exterminar a sus compatriotas para seguir con vida. Está recorrida por una tensión dramática que va oscilando sin llegar a desaparecer y coronada por un coro de ultratumba, como si todos los muertos que están dentro de la tierra contaran con un melotrón”. Igual de escalofriante resulta “Silverio, tenor de la comarca”. “Una historia de venganza y odio sobre un verdugo en una guerra civil. Escribí las canciones en un periodo en el que leí bastante en relación a las guerras y el holocausto. Es una temática que tiñe el color del disco incluso en el libreto de las letras, que recuerda a la cartelería de la II Guerra Mundial. De hecho, me di cuenta de que había determinada dosis de resentimiento en el disco que procuré podar o talar. Ahora creo que está en su justa medida”. Se trata de un material que podría tener continuación en breve, a tenor de lo apuntado por Alfaro acerca de “La mancha interior”, una de las canciones más rotundas del disco. “Trata sobre una especie de Quijote del Apocalipsis, un anticristo manchego que lleva una mancha en el interior que algunos consideran locura, pero que al final acaba trayendo redención. Esta canción tiene además una segunda y tercera parte que seguramente publiquemos más adelante. Probablemente saquemos otro disco pronto con algunas canciones que no he querido meter en este porque funcionaban mejor de otra forma”.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.