“He sentido la necesidad personal de salir del  formato canción”
Entrevistas / Miguel Rivera (Maga)

“He sentido la necesidad personal de salir del formato canción”

Arturo García — 23-04-2020
Fotografía — Miguel Jiménez

Sistemas Binarios (Verso y Cuento, 2020) es el debut literario de Miguel Rivera. El músico sevillano desarrolla la poética de Maga y se destapa como un excelente constructor de relatos. Prosa y verso, unos y ceros, realidad y ficción, dualidades que como las relaciones humanas tiene un lenguaje que Miguel domina con precisión matemática.

Hablamos la última vez de escribir para otros. Eso te ha abierto la puertas de la escritura ¿no? ¿Es difícil pasar de la letra de canción a la literatura? Pensar sin el dictado de la métrica y el ritmo.
A lo largo de mi carrera como letrista he sentido la necesidad personal de salir del formato canción cada cierto tiempo, como ejercicio. Siempre he tenido libretas con apuntes, la mayoría de los cuales acababan convirtiéndose en canciones. Pero otros eran textos más libres en forma y fondo, prosa poética, de extensión diversa y, desde luego, no con una estructura tan cerrada como la de una canción. Cuando empecé a trabajar "Sistemas Binarios" lo hice desde esa perspectiva, la de enfrentarme al proceso creativo sin ninguna pauta preestablecida, dejando fluir ideas que se iban interconectando de manera natural. Saber que no estaba escribiendo versos para ser cantados me hacía sentir cómodo, libre y lleno de curiosidad por ver adónde me llevaba todo esto.

Todo el mundo espera en tu libro encontrarse con el mundo poético de Maga desarrollado e incluso en prosa. ¿Es así?
Durante veinte años he volcado mis esfuerzos creativos, mi universo lírico en las letras de nuestras canciones. En ese sentido, el libro está fecundado con la misma simiente imaginativa que los discos de Maga. Lo diferente es precisamente que estos textos no han sido concebidos con la idea de ser cantados, como ya he mencionado. En los poemas, que es lo más parecido a una letra que se puede encontrar en este libro, las estructuras de los versos son más libres, anárquicas a veces, sin la búsqueda de la repetición de un estribillo, aunque sí preñados de musicalidad y ritmo. Mis amigos los escritores Juan Antonio Bermúdez y Carlos Frontera, al leer los borradores del libro, me hicieron notar que mis textos tenían una sonoridad y un ritmo muy musicales. Desde mi niñez, en mi cabeza todo lo que me rodea tiene propiedades musicales. Camino, pienso, actúo y hablo con patrones musicales de manera inconsciente. Era de esperar que mi escritura no fuera una excepción.
Sin embargo, escribir textos narrativos ha sido una descubrimiento par mí. Y aquí es donde me alejo más del Miguel letrista de Maga. Concebir escenarios, situaciones y personajes que cobran vida propia —sí, es un tópico, pero hasta que no lo vives no eres consciente de que es un tópico veraz—, que toman el mando de la situación y te hacen escribir sobre ellos como si estuvieran pidiéndote hacerles un traje a medida, ha sido una de las fases más gratificantes y divertidas del proceso de gestación de Sistemas Binarios. Esta “falta de control” sobre los textos me ha inducido a dejarme fuir con ellos, y así, libre de prejuicios, me he permitido hablar con diferentes voces, ponerme pieles ajenas, recuperar recuerdos o inventármelos, rememorar experiencias para exorcizarlas, o fantasear con otras nunca vividas. En definitiva, y parafraseando a Eloy Tizón, escribir pasiones porque las he vivido, porque me gustaría vivirlas, o para no tener que vivirlas.

"Escribir textos narrativos ha sido un descubrimiento para mí. Y aquí es donde me alejo más del Miguel letrista de Maga" 

"Todas las posibilidades de mí". El libro tiene una clara parte autobiográfica. De diván también. ¿No? ¿Te has desecho de todo?
Sí, el libro tiene un carácter confesional, es una exposición desinhibida, a mi manera, de las propias vísceras. Hay una base en la que se cimienta la creación de estos textos: partir de un sentimiento, un hecho, un recuerdo que me diera pudor contar abiertamente. Una vez puesto sobre el papel, ese pudor perdía la carga de herida y se transformaba en la oportunidad de crear algo nuevo.El sentido general del libro gira en torno a la dualidad que suponen las relaciones. A veces esta relación es de pareja, de amor (platónico o empírico), donde el enamoramiento, el desamor, el deseo y la ausencia son caras del mismo poliedro.
Otras veces ese binomio amatorio se establece con uno mismo. Hay un desdoblamiento de la propia voz en un intento de establecer comunicación con el yo primigenio, es decir, de encontrar las claves, el origen, la explicación de lo que uno es y cómo es. Supongo que se trata de una especie de auto-terapia o más bien auto-exorcismo.

"Como un abril en Chernóbil". En estos momentos tiene mucho realismo el título. Sin embargo me han fascinado los capítulos en los que la ficción se antepone esa disección propia. Y sobre todo, los relatos. ¿Por qué? Esto era un poemario ¿no?
Es mi primer libro. Me he permitido a mí mismo la licencia de desentenderme de corsés. He escrito lo que me ha venido en gana, como me ha apetecido en cada momento. A veces las sensaciones se estampaban en mi cabeza a golpe de brocha, de un modo casi pictórico. Escribía pintando o fotografiando lo que sentía, sin reflexionar, automáticamente. De aquí surgen la mayoría de los textos que tienen más forma de poema. En otras ocasiones, aunque el símil del origen pictórico es aplicable también, esas sensaciones invitaban a un mayor desarrollo, a hilar ideas, situaciones y personajes que llevaban al texto a un terreno narrativo. Y yo me dejaba llevar. Al final el resultado quedó bastante equilibrado entre las dos vertientes.

"Un beso no es una tarea". Escribir con letra clara sí. Este poema es un ejemplo. ¿Cuales han sido tus referencias en poesía? Aquí florecen algunas.
En los dos últimos años he leído principalmente autores españoles contemporáneos: Angelo Nestore, Ana Elena Pena, Jesús Jiménez, Aurora Luque, Benjamín Prado... Y otros autores, algunos de cabecera, como Anne Sexton, Lorca, Boccanera, Benedetti, Anne Carson. Mi último descubrimiento ha sido Alejandra Pizarnik. En el último año he estado leyendo bastante narrativa breve: Eloy Tizón, Isabel Mellado, Carlos Castán, Carlos Frontera, Andrés Neuman, García Márquez, Cortazar...

"Escribía pintando o fotografiando lo que sentía, sin reflexionar, automáticamente".

No podía faltar en ese sistema binario, tu relación con la ciudad en la que vives, con lo que te rodea, bares, lugares… En ese paseo te has cruzado con ToteKing… ¿o me lo he imaginado?
No he tenido ocasión de leer aún "Búnker", aunque le tengo ganas. Tote es uno de los mejores letristas de este país, no me cabe duda de que su libro está a la altura.

El libro pone al descubierto una persona con muchas ganas de comerse el mundo, pero con un corazón huidizo. ¿Eres así? Entiendo que este es un paso adelante. ¿Qué te hizo no dudar?
Soy así de fábrica. Pero creo que lo compenso con arrojo y voluntad de trabajo. En 2018 Zahara me propuso componer un tema juntos para el disco que estaba preparando por aquel entonces, "Astronauta". Le mandé unos textos que tenía, y ella eligió el poema que daría letra a la canción "Big Ban'.  Zahara le pasó este y el resto de textos a Mónica Adán, su editora para que los leyera. Unos meses más tarde, Mónica se puso en contacto conmigo para proponerme hacer un poemario. Al principio me dio vértigo, no sabía si sería capaz de enfrentarme a la escritura desvinculada del soporte musical. Pero nunca he sido apocado, así que me lancé a escribir y ya no pude parar. Me gustaría seguir escribiendo. Supongo que es un veneno que, una vez inoculado, es difícil de extraer. Por lo novedoso para mí, el relato es un genero que me resulta estimulante. Me apetece seguir por ahí. Y, quién sabe, al lo mejor en un futuro atreverme con la narración larga.

 

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