El catalán está muy contento. Desborda ilusión días antes de lanzar su disco y presentarlo en el SanSan Festival. “Hay muchos nervios, pero son sanos y manejables. Hay muchos estímulos, pero también están los pies en el suelo”. A pesar de estar como solista, está muy acompañado. “Me apoyo de un montón de gente a la que admiro. Me he formado con un equipo nuevo que no tiene nada que ver con la gente que con la que trabajaba en Arnau Griso. Es un volver a empezar y soy muy consciente de ello”. El cantante explica que tiene que ganarse un nuevo público, porque los seguidores del dúo que han esperado para ver que sacaba son “contados”. En este reinicio, tiene que seguir todos los pasos que se saltó con Arnau Griso. “Picar y comer un poco de mierda es necesario y después todo sabe mejor, la verdad”.
Gracias a esos diez años en Arnau Griso, tiene camino recorrido y aprendido. Desde el final del dúo ha tenido muchas fases hasta llegar a lo que ahora es su primer disco. “Desde el tirar toda la música a la basura o llorar estando muy perdido y diciendo: ‘Tú no vales para esto’ a remangarme y ponerme a currar en la dirección en la que quería ir. Ahora me veo sacando incluso un cuarto disco y haciendo música”. El disco lo ha compuesto estando totalmente desequilibrado. “Si echo la vista atrás, no soy la misma persona. Ha sido un viaje”. Reconoce que tenía claro que iba a sacar música pero no a qué nivel. Pero tenía que cumplir la promesa que se hizo a si mismo al acabar el dúo: “Vas a sacar música como forma de hacer las paces con la música”. El final del grupo fue doloroso y turbulento, por lo que esta iba a ser una forma de redimirse. Cuando se decidió en serio a sacar música las cosas empezaron a encajar. “Estaba sembrando cosas y hace un año dije ‘Con todo o nada’. Así llegó su primer single “Me muero si no lo intento”, que trata precisamente sobre eso. “Elegí ese tema por el mensaje que lanzaba. Me representaba tanto a nivel sonido como de mensaje. Un mensaje para mí mismo de decir: ‘Lo vas a intentar, cueste lo que cueste’. Y ahí estoy, intentándolo”. Su transición a una discográfica indie (Calaverita Records) le hace estar muy agradecido, ya que el trato que recibe es mucho más cercano que en la major anterior. “Realmente la gente escucha, no eres una newsletter”.
“Me he borrado Spotify For Artists, porque intento estar totalmente abstraído de los números"
“Lunático” empieza a nacer a finales de 2022, recopilando canciones antiguas. “He aprendido un huevo haciendo este álbum, más que en los diez años anteriores. Ha sido bajarse al barro en todos los procesos. Con Arnau Griso había mucho equipo y había una maquinaria muy engrasada, ¿no? Como una fórmula casi y tú aportabas tu parte. Mi parte era una fracción, no mínima porque la intentaba pelear, pero había mucha peña tomando decisiones. Así que era necesario buscar un sonido antes de arrancar cualquier disco, pero más cuando es el primero. Ahora me conozco un poquito más que hace un par de años. Y creo que este disco es bastante ecléctico por esta búsqueda. Tiene todas mis referencias, todo lo que llevo en la mochila. Muestra todas mis caras, pero me reconozco en todas ellas”, reconoce emocionado.
Hay dos caras en el disco, una más luminosa y otra oscura, que en el vinilo se ven perfectamente representadas. “En una están los temas más optimistas y orgánicos, mientras que en la otra está los temas más experimentales y oscuros, como la luna. Un punto más rockero, más nocturno”. Aunque eso es algo que no tenía planeado desde el principio, sino que fue surgiendo a medida que trabajaba en los temas. “Se van armando las piezas de una forma en la que todo va cogiendo sentido. Lo que sí estaba claro era el título del disco, un homenaje a la Calle Luna. Allí vivió junto a su pareja durante seis años. “Era un piso muy amplio y se podía liar bastante. Se fue creando un ecosistema de peña con muchos artistas. Compartimos mucha música, fiesta y jams. Venía peña a tocar, gente del pop, del indie, gente que son leyendas. Llegamos a tener un grupo de WhatsApp muy activo llamado ‘Lunáticos’”. De ahí salen las dos colaboraciones del disco, que salen de una amistad. “Están firmadas con un abrazo a las cinco de la mañana. Es el caso de Álvaro de Luna y Luis Fercán. Me encontré con la definición del lunático medio por casualidad y me enamoré bastante porque es alguien que sufre locura de forma no permanente, es decir, por intervalos. Me casé con el concepto porque todos somos lunáticos. Es un poco mi alter ego de los últimos años”.
Los videoclips del disco están dirigidos por Natalia Cabezas (su pareja) y Ana Martin (una de sus mejores amigas de la infancia). Todo está hecho por ellas, sin ayuda externa, por lo que han podido experimentar mucho en la estética. En “Por si acaso”, Natalia también aparece como protagonista. “Es un souvenir de pareja. La peña tiene su álbum de bodas, nosotros un videoclip con todo lo que nos gusta”.
Muchas cosas en su vida actual han cambiado. Entre ellas su forma de componer en relación a los años de Arnau Griso. “Ahora escribo de forma totalmente intuitiva. Hago terapia con ello. Con Arnau Griso escribíamos de una forma totalmente publicitaria. Implicaba toda una negociación y mucho brainstorming. Había algo más publicitario que artístico porque hacíamos cosas muy chulas con las palabras y era como un juego casi. Lo vivíamos así”. Al grupo lo caracterizaban sus letras sarcásticas y humorísticas, con lo que era difícil salir de esa etiqueta. “Era una negociación que teníamos constantemente, pero era lo que esperaba el público, ¿sabes”.
En esta nueva etapa quiere estar al margen de cifras, expectativas y vivirla sin presiones. “Me he borrado Spotify For Artists, porque intento estar totalmente abstraído de los números. Es desesperante en una era de redes en la que es todo cuantitativo. Hay que intentar vivir más allá de las cifras, y de las redes, incluso. Ahí los medios jugáis un papel superimportante porque parece que no hay vida más allá de las redes, ¿no? Últimamente estoy viendo gente que hace cosas increíbles, que le va genial a nivel de conciertos y que los llena sin tener tampoco una masa de seguidores. Los números son engañosos. El tema es ir haciendo algo que sea real y conectando con la peña de forma real, sin maquillar los números porque un tema sea un pelotazo”. De lo que está orgulloso y agradecido es de poder vivir de la música, de poder hacer este disco y los que vendrán. Y de poder protagonizar una gira que lleva preparando y ensayando desde principios de año. En concierto, le respaldará una banda compuesta por músicos de muchas partes del mundo. Lo harán en salas y también en los festivales. “Los festivales con más complicados. Tienes que peleártelo y hay que ser fuerte mentalmente, porque igual tienes a diez mil personas delante, pero empieza el siguiente bolo y se quedan doscientas. Y acabas haciendo tu cierre para casi nadie. Tienes que estar muy concienciado y sobre todo querer conectar con la gente”.
Más tarde llegará un segundo disco en el que ya está pensando. “El proceso de maduración es tan largo en la música, que siempre has de estar con el ojo puesto en lo siguiente. Un disco es una foto del momento en el que estabas hace un tiempo. Muchas veces ni siquiera te representa, pero estar ya trabajando en lo siguiente te ayuda mucho a sobrellevarlo. Creo que es un ejercicio muy sano el estar pensando ya en lo siguiente. Al menos a mí me funciona”, concluye el catalán.
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