"Mi sueño es tener mi propio público"
Entrevistas / The Vøid

"Mi sueño es tener mi propio público"

Luis Benavides — 30-10-2018
Fotografía — Archivo The VØid

Más allá del baile. La música electrónica puede despertar recuerdos, emocionar e incluso hacer viajar. Con estas premisas como punto de partida, The VØid escapa de la dictadura de la pista con “Mugen No Toshi” (Autoeditado, 18). Xevi Bruguera, el DJ y productor que se esconde detrás de este proyecto, nos desvela las claves de su nueva referencia.

¿Recuerdas tu primera toma de contacto con el mundo de la electrónica?
En mi adolescencia empecé a escuchar rock alternativo, como la mayoría de gente de mi entorno más cercano. Pero vi el vídeo de “Firestarter” de The Prodigy y todo cambió. Era agresivo y lleno de energía, pero a la vez era nuevo y miraba hacía adelante. Tardé un tiempo en superar los prejuicios que sentía hacia la electrónica debido a la música máquina y todo lo que comportaba en mi adolescencia. Y el primer paso fue ese tema de The Prodigy.

Empezaste pinchando música de otros. ¿Cuando decides crear tus propias canciones?
Cuando empecé a ir a mis primeras raves y mis primeras noches de clubbing, me cayó en las manos un programa de edición musical muy básico y cutre, que se llamaba Music Creation For Playstation. Fue un auténtico flechazo, me quedé enganchadísimo. La posibilidad de producir la música que escuchaba en los clubes, crear mis propias canciones, me producía una satisfacción enorme aunque no fueran nada del otro mundo. A la vez, empecé a pinchar, y una cosa va ligada a la otra casi siempre, aunque mi verdadera pasión siempre ha sido y será la producción de mis propios temas.

Ya llevas unos quince años produciendo tu propia música, y desde hace tiempo colaboras en un programa de radio, El Radiocassette, en el que te conocen como el ‘Catedrático del Techno’.
Aquellos que me conocen un poco saben que me gusta hablar. Y los que me conocen un poco más saben que me gusta la electrónica. Supongo que era cuestión de tiempo (risas). A la vez, existe un pequeño colectivo en Mataró que está trabajando para revitalizar la escena local fuera de los operadores oficiales, que se vertebra alrededor de Aiguamoll Records y de El Radiocassette, y del que formo parte activa como miembro de la Associació Aiguamoll Música. Es un contexto en el que me siento muy cómodo: melómanos entusiastas que no se conforman con las corrientes musicales más típicas y que intentan agitar las cosas sin la ayuda de entidades públicas.

Tu nueva referencia tiene un título japonés, un homenaje clarísimo a uno de tus destinos-refugios favoritos. ¿Cuando comienza tu idilio con Japón?
Empieza cuando visito el país por primera vez, el verano del 2015. Más allá de referencias más o menos comunes, como el anime y el manga, los videojuegos, los libros de Murakami o mi fascinación por el zen, el contacto in situ con una cultura tan diferente a la nuestra me provocó un impacto tremendo.

¿En qué sentido? ¿Qué es lo que encuentras en el país asiático?
Ante todo, encuentro la zona urbana más poblada del mundo en Tokyo, y mi fascinación por las grandes ciudades, sobre todo por sus noches, viene de lejos. La educación de los japoneses, su cocina... Podría hablar del tema durante horas, pero supongo que lo más importante es que me ofrece un escenario muy diferente al que vivimos en nuestro día a día, tanto a nivel estético como sociológico. Y al mismo tiempo es cómodo y acogedor. En un momento en que vivimos una crisis de valores y de confianza en occidente enormes, ofrece, copiando el título de una novela de Houellebecq, la posibilidad de una isla.

¿Crees que transmite eso a los que escuchen tu nueva referencia, que podemos traducir ‘Ciudad Infinita’?
Está pensado para hacer un retrato de escenarios y emociones a los que me gusta que me lleven la música, el cine, la literatura o mis viajes. Quería que sonara nocturno, calmado, tecnológico y japonés; la banda sonora de un paseo a altas horas de la noche por una gran ciudad asiática. Sobre todo, me gustaría que transportará a quién lo escuche muy lejos de su rutina y su vida diaria.

Mucha gente hace fotos cuando va de viaje, congelando ciertos momentos o lugares… En tu último viaje decidiste grabar sonidos. ¿Cómo se te ocurrió esto?
Mirando un capítulo de “Neon Genesis Evangelion” a la vuelta de mi primer viaje a Japón, se escuchaba el sonido de las cigarras, omnipresente en las zonas rurales japonesas en verano, y me sentí transportado de una manera mucho más emocional, subconsciente, que con una foto o un vídeo. Me di cuenta del poder de ciertos sonidos para evocar emociones o lugares de una forma menos racional, menos figurativa, más inconsciente. En cuanto decidí que quería grabar un disco sobre mi relación con Japón, con Tokyo y con las noches en la gran ciudad, me di cuenta que necesitaba grabaciones de campo para que la inmersión fuera más profunda y directa.

El ruido ambiente de la intro de “Sunset At Shibuya”, el mítico cruce, es un buen ejemplo. ¿Qué otras cosas grabaste?
Grabé sonidos del metro, de la megafonía de las estaciones. Sonidos de un río de Kyoto, de los parques de Tokyo, de las aglomeraciones de gente, de los salas de Pachinko, que es una especie de tragaperras a la japonesa. También sonidos más concretos, como el ruido de madera de las geta, unas sandalias típicas japonesas, cruzando un puente, o una melodía que sonaba continuamente en las calles del barrio de Shimokitazawa, en Tokyo. Muchos se quedarón en el tintero, pero igualmente el disco está lleno de ellos.

En tus canciones se alternan los pasajes más ambientales y livianos con ritmos más acelerados y bajos profundos. ¿Cómo definirías tu propuesta?
Hacía tiempo que quería experimentar con las estructuras del trap a nivel de percusión, los bombos cargados de subgraves, las rafagas de hi hats, los redobles en las cajas, y mezcarlo con acordes y sonidos más propios del ambient y del deephouse. Pueden parecer espectros musicales opuestos, pero el trap es muy lento y muy espacioso, permite meter muchos samples y capas de sonido, y que tengan espacio para desarrollarse. También quería que las percusiones tuvieran elementos de madera, y utilizar juegos de arpegios con sonidos digitales, que dan un toque futurista al conjunto.

¿Cómo es un directo de The VØid? ¿Siempre vas acompañado de proyecciones para favorecer la inmersión del público?
Las proyecciones de Cobb, una artista multimedia de Mataró, son fundamentales. Se basan en imágenes nocturnas de ciudades futuristas, caracteres Kanji japoneses y demás estética relacionada.

¿Intentas clavar los temas? ¿Los alargas?
Hay temas que son muy fieles a la versión del disco, pero en la mayoría de los casos juego con ellos todo lo que puedo. Igualmente, sigo trabajando en él y intento que cada bolo sea un poco diferente al anterior.

¿Qué podemos esperar de tus próximos trabajos? ¿Seguirás explorando Japón o cambiarás de ciudad o de hilo conductor?
Me gustaría mantener el espiritu de The VØid en producciones que miren más a la pista de baile, más rítmicas. A la vez, me gustaría sentirme cómodo haciendo ambient sin ningún tipo de apoyo rítmico, estoy trabajando en ello y aprendiendo mucho.

Tus otras grandes pasiones son la lectura y el cine. Muestras de ello son el tema que le dedicaste a “Blade Runner” (se puede encontrar en Youtube) y el tema llamado “Neo-Tokyo, 2019” que, obviamente, está dedicado a Akira.
Al tratarse de un disco tan introspectivo, el peso de mis referencias cinematográficas o literarias es enorme. El hecho de pasear por Shinjuku bajo la lluvia en plena noche me transporto al escenario de varias de mis obras preferidas, fue como estar dentro de ellas, y ahí es cuando empecé a pensar en capturar todas esas sensaciones en un disco, que es tan deudor de mi experiencia personal como del cyberpunk, entrelazados en mis viajes a Japón.

También eres la mitad del dúo Dirty & Harry. ¿Qué diferencias hay entre estos dos proyectos? ¿Qué te aporta cada uno?
Dirty & Harry es una puesta en común con otra persona, encontramos un punto de unión entre Ramón y yo, y eso es divertido, porque compartir lo que nos apasiona con otros es uno de los placeres de esta vida, pero con The VØid me siento más libre.

Para acabar, un sueño.
Me encantaría llegar al día en que en mis bolos encontrará gente a la que realmente le gustara mi música, gente que hubiera escuchado mi disco y que tuviera ganas de verlo trasladado al directo. En otras palabras, mi sueño es tener mi propio público.

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