EL MITO DEL FUNK
EntrevistasConsolidated

EL MITO DEL FUNK

Joan S. Luna — 16-11-1999
Fotografía — Archivo

Nunca he considerado que Adrian Sherburne fuese un músico corriente. De hecho, ni él lo es, ni Consolidated han sido jamás un grupo tal y como suele entenderse el concepto. Ni siquiera en los tiempos en los que Mark Pistel (ahora únicamente en los controles) y Phillip Steir formaban parte full time de la banda. Han pasado los años y discos tan inquietantes y arrebatadores, oscuros y reivindicativos como "The Myth Of Rock", "Friendly Fascism" o "Play More Music" han dado paso a obras menos perfectas, con menos aristas, trabajos cada vez más alejados del hip hop industrial de aquellos tiempos. Así "Business Of Punishment" y "Dropped" abrían nuevos caminos musicales para los discursos políticos de Sherburne, nuevas perspectivas, aunque apuntando aún cierto respeto por el pasado. Ahora, "Tikkun" (Clearspot/Dock, 99) parece una renuncia, un punto y aparte, un nuevo inicio. "Tikkun" sigue manteniendo la esencia política, pero echa mano del funky como camino principal, como elemento básico de su música. El hip hop queda relegado a un segundo plano y el industrial desaparece sin dejar rastro. Consolidated ya no son Consolidated, todo lo más una mezcla entre Prince y Pigeonhed. Eso sí, Sherburne sigue siendo Sherburne y sabe Dios que seguirá siéndolo por los tiempos de los tiempos. Un servidor sigue convencido –aunque los medios demostremos no estar nada de acuerdo a propósito de este nuevo álbum- de que "Tikkun" no podrá considerarse jamás su mejor trabajo, pero Sherburne merece poder defenderse públicamente. Su carrera lo merece. "Es un experimento y siempre hay cosas que me decepcionan, pero supongo que será por el hecho de haber escuchado los temas tantas veces. Ha sido el complemento apropiado para "Dropped". Aquel disco era oscuro y los textos reflejaban lo oscuro del ser humano y la violencia de la educación humana, mientras que "Tikkun" esconde toda la esperanza del amor y del coraje de la gente que ha sobrevivido a experiencias realmente violentas en su vida". Mensaje y música, discurso y melodía, las dos caras de la moneda, el ying y el yang de Consolidated, de Sherburne, de un disco que, como comentaba líneas atrás, ha optado por mutar el hermetismo industrial en puro vacileo funk. Como si Jack Dangers de Meat Beat Manifesto se hubiese convertido en el artista anteriormente conocido como Prince. Me sabe mal, tengo que reconocerlo, que Sherburne haya abandonado su particular estilo inicial para caer en manos del funk, así que le pido explicaciones. No debería dármelas, eso está claro, pero decide hacerlo. "Sentí que lo que me gustaba del industrial y del hip hop diez años atrás habían sido brutalizadas por un dramático reprocesamiento para la venta y toda la inspiración que saqué de esos tipos de música me dejó con un amargo sabor de boca cuando todo lo que encontraba eran grupos de hip hop industrial provocando caos y broncas en conciertos, así que ahora necesitaba alejarme de la música violenta sin sentido, de tanto aggro metal…". De todos modos, si se alejó del industrial y del hip hop por cuestiones de actitud, no creo que haya ido a parar al mejor lugar posible. Que el funk siempre ha sido un género musical sexista es algo que queda fuera de toda duda. "Categorizar el funk es una generalización. Si pienso en Curtis Mayfield, su música no era solamente festiva, sino también algo mucho más social. Puede ser una contradicción más, como el hecho de que estoy en contra de la industria musical y sin embargo estoy dentro de ella. Todo es una mierda, jodidos estilos musicales que están ahí para ser procesados de nuevo y vendidos de nuevo en un jodido mercado, así que yo usa lo que me sirve e intento disfrutar al máximo de ello". Por suerte, el mensaje sigue siendo igual de radical. De hecho, "Tikkun" se inspira, como "Dropped" en las teorías de John Stoltenberg. Sólo que un servidor no sabe –como todos esos periodistas que le han citado- de quién se trata. "He estado involucrado en una comunidad activista en el sitio donde vivo desde hace diez años.. y mucho del trabajo que se hace en esas comunidades está inspirado y guiado por el trabajo que este tipo, John Stoltenberg, lleva haciendo desde hace treinta años. Stoltenberg era un activista gay y descubrió que el movimiento activista gay era en general muy sexista y también descubrió que la izquierda política era muy homofóbica, así que no tenía un lugar. Sabía lo que era justicia en su corazón y lo que era o no justo. Es una gran inspiración para mi y también una especie de mentor y amigo. Él quería esta banda sonora y yo le he dado los dos mejores álbumes que pude". Lo que siempre he encontrado curioso es el hecho de que una persona con el historial de Sherburne siga considerando la música como soporte válido para la concienciación social. "La música es una mierda como arma de poder, pero en comparación con el gobierno, la política, las leyes o la universidad, no creo que sea mucho peor. Yo necesito luchar contra las instituciones tipo MTV, la pornografía, el capitalismo y otras cosas, sólo que entonces pienso en gente que conozco que está en grupos activistas o en servicios sociales o abogacía y su mundo tiene tantas contradicciones, así que me quedo con la música porque es lo que a mí me funciona".

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