"Llevo años usando la música como refugio de una incomodidad vital"
Entrevistas / Clara Peya

"Llevo años usando la música como refugio de una incomodidad vital"

Adrián Lerma — 12-04-2021
Fotografía — Archivo

Clara Peya es más que una simple artista. Es el motor de diversos proyectos y sobre todo una personalidad que abre siempre puertas. Un ejemplo más es Perifèria (Vida Records, 21), su nuevo trabajo y una apuesta por expandir las fronteras de su música.

Publicas “Perifèria", tu undécimo álbum pese a tu juventud. ¿No es complicado seguir siendo original?
Supongo que sí, es que ser original yo ya no sé lo que es. Yo creo en la autenticidad más que en la originalidad, no sé cómo explicarlo. Entonces, creo que si conseguimos ser fieles a quien somos y a lo que pensamos, siempre tenemos algo que aportar. Quiero decir, al vincular la música con algo político el discurso se teje a través de eso también, y entonces el mensaje cobra forma y coge fuerza y, al juntarse con lo musical, esta conjunción funciona.

En este disco te inspiras en la periferia, en lo diferente, lo que está más allá de los márgenes, ¿tiene algún sentido especial que hayas decidido hacerlo ahora?
Tiene el significado de que ahora ha sido el momento de hablar de este tema. En cada disco sí que intento que haya un concepto global y creo que es importante para vertebrarlo que tenga un concepto que hable de algo, sobre todo cuando hacemos música que, directamente, no es tan reivindicativa. Yo no dejo de ser pianista y el piano es el instrumento más elitista que existe. Mis letras son bastante poéticas y bastante abstractas, entonces tener un concepto que vincule el disco es lo que le da unidad, lo que le da este plus, para mí, de compromiso. En cuanto a las periferias, hablar de ellas significa muchas cosas, no solo las periferias físicas, urbanas, sino también las periferias emocionales. Al hacer este disco, que todas las personas podamos sentirnos parte del centro y parte de la periferia, entendiendo qué tipo de público tengo.

"Hay temas de los que no es cómodo hablar, vivimos en una sociedad en la que hay que estar siempre bien, felices".

¿Cuáles son esas periferias?
Cada persona tiene las suyas. Pero creo que el tema de la educación emocional ha sido una cosa que nos ha afectado mucho a todas, a las personas de mi generación y a las más mayores ni te cuento. Hay temas de los que no podemos hablar, no mostrar las vulnerabilidades, no mostrar cuáles son nuestros puntos débiles… Hay temas de los que no es cómodo hablar, vivimos en una sociedad en la que hay que estar siempre bien, felices, Mr. Wonderful, contentas y ser súper productivas. Nos afecta a todas y sobre todo en esta sociedad tan líquida, que todo va tan rápido y que de alguna manera quieres comprarte algo y con un click lo tienes, sacas un single y al día siguiente hay otro single. También esto de Instagram y de que todo es tan rápido… No es fácil situarse en este capitalismo tan salvaje y creo que lo más interesante es que podamos expresarnos y podamos ser valientes y capaces de decir las cosas porque sabemos que colectivamente habrá gente que nos sostendrá.

En este disco alternas el castellano y el catalán, ¿qué te hace elegir una lengua u otra para escribir?
Yo soy bilingüe, es indistinto. Es decir, yo escribía en catalán porque siempre he hablado en catalán y un día le escribí una canción a una chica en castellano y vi que también sabía escribir en castellano y desde entonces también lo usé. En realidad, me gusta mucho también mucho el castellano, cómo suena, de hecho me estoy dando cuenta de que igual me funciona más en canciones el castellano que el catalán. Pero bueno, voy probando, hoy te digo esto, mañana te digo otra cosa.

Tus últimos dos álbumes eran instrumentales y este, sin embargo, tiene letra. ¿Querías transmitir un mensaje más concreto?
Los dos últimos son instrumentales pero los ocho primeros son con letra, quiero decir, voy variando. Yo creo que son dos caminos muy distintos y la movida instrumental llega a menos gente, que es más un universo abstracto con el que conectas o no conectas. En general, cuando hay voz y letra, el mensaje es mucho más claro, mucho más directo. Lo que tienen las palabras, que es muy interesante y me encanta pero a la vez me limita, es que quieren decir algo. Si tú dices sombrero, quiere decir sombrero. Me gusta mezclarlo y llevar las dos carreras en paralelo.

¿Cómo es escribir una letra para que la vayan a interpretar otros?
Es lo mismo que si la fuera a interpretar yo, lo único que al final la interpreta otra persona. Piensa que cuando yo la compongo, la estoy cantando yo. Es decir, el proceso, todo el inicio, está hecho en que yo estoy allí, solo es desprenderte de algo. Creo que en el arte así, un poco comprometido, es muy interesante pasar de lo individual a lo colectivo. Entonces yo lo que hago es hacer una canción que es mía hasta que la canta otra persona o hasta que la escucha otra persona porque creo que el arte es esto, hacer algo desde lo individual a lo colectivo, porque si lo haces desde lo individual a lo individual le va a importar a tu madre.

¿Qué rutina tienes para componer?
No tengo. Para tener mi inspiración necesitas hacer muchas pruebas fallidas. Para mí cuando sale algo son todas las horas que no han salido. A veces sí que es verdad que las mejores canciones salen muchísimo más rápido. Las canciones que más me gustan de las que he hecho han salido solas, como si no fueran mías, como si alguien me las dijera. Yo creo que también son todas las horas que has estado intentando que te saliera algo. Todo es importante en este proceso.

"Animo a todas a hablar más de lo que realmente nos pasa, nos atraviesa, abrirnos, explicar nuestras vulnerabilidades"…

Muchos artistas coinciden en que la pandemia les ha dificultado mucho el trabajo creativo, pero tú sacaste disco en 2020 y sacas en 2021. ¿No te ha afectado?
Sí, pero yo creo que ya llevo años usando la música como refugio de una incomodidad vital, es decir, soy una persona que vive incómoda. Encuentro calma en la música y en la creación y en poderme expresar, y es en los momentos en que peor estoy cuando mejor funciono. Tampoco es casualidad que en plena pandemia haga un disco a piano solo, primero porque estaba sola, pero yo diría que es el disco más semilla que he sacado nunca, el más frágil y, a la vez, el que se podría cultivar más. No te diré que “Estat de Larva” sea mi disco favorito pero sí es el que, realmente, me lo he grabado yo, con unos micros, y ha sido un proceso extremadamente íntimo y lo vivo como una semilla. Mucha gente que me dice que se lo pone para relajarse, para estudiar, para irse a dormir, cuando está mal… A mí me gusta este disco.

Entonces la música es, de alguna forma, un método terapéutico para ti.
Absolutamente. De hecho, cuando más toco significa que peor estoy. Me daba cuenta este verano que tocaba poco y era porque estaba bien. También todo lo que te permite, cuando empiezas a mostrar el disco, los momentos de promoción, de viajar... Todo esto a mí me desconecta mucho del instrumento y yo me noto que a mí me va bien estar con un piano cerca y tener este refugio, saber que puedo usarlo cuando lo necesite. Esto me calma, me mola, me da tranquilidad.

En tu canción “Mur” hablas de los muros impuestos desde fuera pero también por nosotros mismos. ¿En cuáles pensabas tú?
Cuando escribo, escribo algo concreto que muchas veces pierdo porque cuando se hace la canción se llena de capas. Yo no recuerdo si hablaba de muros concretos en aquel momento, pero sí sé qué muros tenemos todas, es una canción en que todas nos podemos sentir identificadas. En cada una de ellas pasa esto, parten de cosas pequeñas para llenarse de significado y que cada persona lo pueda hacer suyo. Yo creo que el concepto de muro es algo que tenemos todas todo el rato. Es que, en el fondo, a las personas, a todas nos pasa lo mismo, lo que pasa es que somos distintas, tenemos distintas maneras de abordar las cosas que nos pasan.

Y en “Ha mort l’amor" plasmas ese sentir general de que verdaderamente, en estos tiempos, ha muerto el amor…
Exactamente, esta sí que es muy directa y muy clara. Esta sí la escribí en pandemia. El disco de “Perifèria” tenía que salir antes de “Estat de Larva”, lo que pasa que, como nos confinamos, paró todo el proceso. Y esta canción la hice en el confinamiento y habla de esto, de tener la sensación de que nos han sembrado de miedo entre nosotros, que en realidad el colectivo es lo que nos salva y de golpe nos separan. Y de sentir esta separación que ha muerto el amor, que ya no nos tocamos, ya no nos miramos, ya no nos queremos, nos queremos lejos… En realidad, yo creo que más que nunca nos necesitamos cerca porque esta pandemia está siendo muy bestia, no solo a nivel económico y a nivel sanitario, sino, sobre todo, cómo vamos a recomponernos a nivel de salud mental, colectivamente, porque esto está afectando a muchísimos niveles de la salud mental, desde el miedo, la depresión, la soledad, la obsesión… Son muchas cosas, porque aparte, al estar separadas, compartimos menos.

"Me gustaría verme feliz. Y me gustaría estar con mi gente en el campo".

¿Y no te da miedo exponer tus sentimientos ante tanta gente?
Claro que sí, pero soy contrafóbica. Y también creo que tengo un altavoz, un espacio y en él me siento responsable de hacer cosas que sirvan para algo colectivamente. Entonces, el hecho de exponerme, sé que en mi caso, de alguna manera, no me va a afectar tanto y puede servir de precedente para que otras personas se abran. No es que no me vaya a afectar tanto como a otras personas, sino que yo sé que puedo hacerlo porque tengo el entorno para que me sostenga, porque tengo un privilegio de tener un altavoz… Por tanto, también más responsabilidad y hasta un deber.

¿Con qué canción te quedarías de este disco?
Yo me quedaría con la primera (“¿Quién se atreve a hablar?”). No hablo de cuál es mi favorita, pero la primera canción, para mí, es una canción que te hace entrar en el disco y también resume todo el disco. La primera frase empieza con “¿Quién se atreve a hablar de periferias?” y me gusta empezar el disco con esta pregunta, primero porque yo no tengo respuestas y creo que es más interesante preguntar que responder, y segundo porque nos atrevemos poco a hablar de lo que podemos hablar y mucho a hablar de lo que no podemos hablar. Entonces, yo nos animo a todas a hablar más de lo que realmente nos pasa, nos atraviesa, abrirnos, explicar nuestras vulnerabilidades… Y menos de las cosas de las demás. Hay mucha gente que tiene voz pero no tiene altavoz, como pasa con el caso de las jornaleras. Yo creo que, de alguna manera, nosotras somos su altavoz pero no somos su voz. Y eso es importante saberlo, cuándo eres altavoz y cuándo eres voz. Yo puedo ser voz hablando de cosas que a mí me atraviesan, y altavoz hablando de cosas que yo no vivo en primera persona y que no puedo realmente comprender ni entender.

¿Dónde te gustaría verte en un futuro lejano?
Me gustaría verme feliz. Y me gustaría estar con mi gente en el campo.

¿Qué música escuchas más allá de tu género?
Supongo que es muy difícil pensar que escucho música que no tiene que ver con mi género porque supongo que estoy influenciada por todo lo que escucho. Ólafur Arnald y Nils Frahm me encantan. Me gustan mucho Patrick Watson, Bon Iver, Sufjan Stevens, SerpentwithfeetBjörk me parece una tipa increíble, interesante, visionaria, arriesgada. Gente local también hay muy potente, me encantan Maria Arnal i Marcel Bagés, Ferran Palau, Silvia Pérez Cruz… Sé que soy muy típica, pero es que me encantan. Tengo que decir que Rosalía me gusta, me parece una tipa increíble, más allá de si me gusta lo que dice o cómo piensa o su producto. Me parece también brutal Billie Eilish, sí. Hay peña haciendo cosas brutales que flipo muchísmo todo el rato.

Por último, ¿hay música que no soportes?
No hay. Me encanta la música clásica, la música electrónica, el rock transgresivo… Es que, que no soporte, no hay. Yo a la música la amo toda. Lo que creo que no soporto son mensajes absurdos y machistas en las canciones; esto ya no es un género musical, esto parece que es un deporte mundial y es lo que yo no soporto y creo que tiene que cambiar.

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