“El punto de vista jodido siempre ha estado desde el principio”
Entrevistas / Biznaga

“El punto de vista jodido siempre ha estado desde el principio”

JC Peña — 26-04-2022
Fotografía — Carmen Morago

Estribillos luminosos y un hondo desencanto se funden enBremen no existe (Montgrí, 22), cuarto álbum del grupo afincado en Madrid, primero para el sello Montgrí; en él Biznaga se muestran como consumados artífices de canciones con amarga voz propia, vigoroso sustrato punk e insospechados destellos pop. Jorge, Milky y Álvaro me cuentan sus secretos en un bar del centro.

Como muchos de los cuentos escritos por los hermanos Grimm, “Los cuatro músicos de Bremen” tiene un trasfondo triste y cruel. Así es la vida: cuatro animales viejos (un perro, un gato, un gallo y un burro) escapan de sus amos que pretenden liquidarlos porque ya no les sirven. En el camino a Bremen se alían para montar un grupo musical en la ciudad alemana, y de camino viven una aventurilla desenmascarando a unos ladrones. Moraleja: unidos, no están tan acabados. Ese es el lado positivo del breve relato. Pero como recuerda con lucidez Jorge, bajista y letrista del grupo, “nunca llegan a BremenLa idea viene un poco motivada por la portada. Como iban saliendo canciones de corte más pop, más luminosas, empezamos a pensar en ella. Siempre tratamos de trabajar todo más o menos desde el principio para que la obra tenga coherencia en sus diferentes aspectos. Decidimos tirar por una ilustración, una cosa que nunca habíamos hecho hasta la fecha. Dibujos animados, algo que transmitiera cierto infantilismo pero un poco triste, reventado. El artista madrileño Manuel Donada clavaba eso, y estuvimos dándole vueltas a qué personajes podrían salir. En seguida descartamos a todos los típicos, Walt Disney, Hanna-Barbera y demás. También a los más modernos, Pikachu, Pokémon y esas mierdas. Y al final, nos acordamos de Los Trotamúsicos”.

“Las letras reflejan un desencanto intergeneracional”

La portada se inspira en aquella serie de animación nacional “tirando a cutrecilla” de finales de los ochenta, que le da un toque generacional (es obra del pionero Cruz Delgado, creador de “Don Quijote” que marcó a otra generación anterior). “Era una decisión menos evidente, pero que podía apelar generacionalmente a un grupo grande de personas. Una vez nos decidimos, simplemente empezamos a barajar títulos. Y costó. Ya desesperados, me leí el cuento de los hermanos Grimm, lo conocía pero no lo había leído. Me percaté de que finaliza sin que ellos lleguen a Bremen. Me pareció potente a nivel metafórico. Bremen podría simbolizar la promesa de un futuro, las expectativas no cumplidas. De pronto, se cerró el círculo: ellos están viajando pero nunca llegan a su destino”.

Para el batería Milky, las letras: “reflejan un desencanto intergeneracional. Desde los que tienen diecisiete a los que tienen cuarenta pueden estar sintiendo absolutamente lo mismo”. Aunque Jorge insiste en que “no es un disco literalmente articulado alrededor de ese desencanto, pero sí que es uno de los grandes temas que salpican varias de las canciones. Hay un poso que sí apela constantemente a esa sensación de futuro perdido o expectativas no cumplidas. Pero no es un disco conceptual ni temático”, desde luego no al nivel del anterior y celebrado “Gran pantalla” (Slovenly, 20). “Si hay un hilo que puede unir a las canciones, cosa que no descarto, lo hay de una forma un poquito más espontánea. Las canciones fueron saliendo así, y en el proceso todos nos dimos cuenta de que todo apuntaba hacia ese lado, pero por lo menos en las primeras cuatro o cinco canciones no teníamos la intención de ir a buscar eso”.

"No nos molaría repetir todo el rato la misma fórmula constantemente. El cuerpo nos pedía canciones así"

Álvaro, cantante y guitarra, afirma que la necesidad de buscar caminos más melódicos vino estrictamente “del corazón. Simplemente, empiezan a salir así. Las tres primeras canciones eran como muy pop, muy coreables, para lo que somos nosotros. Y a partir de ahí, decidimos seguir la línea”. “De una manera orgánica. Llevas un disco de una manera, otro de otra, y en el cuarto quieres explorar otro carácter de tu banda, de la manera de componer”, añade Milky. Un buen ejemplo es el single “La escuela nocturna”. “Es que no nos molaría repetir todo el rato la misma fórmula constantemente. El cuerpo nos pedía canciones así, y yo creo que simplemente le hicimos caso”, sentencia Jorge.

Además del tremendo estribillo a cargo de Isa de Triángulo de amor bizarro, “Domingo especialmente triste” tiene un fraseo de guitarra que suena a homenaje a The Cure. ¿Imaginaciones mías? (Álvaro) “No lo estás flipando para nada. The Cure tienen ese rollo melancólico: mezclan muy bien lo pop con lo oscuro y lo luminoso, y te dan esas canciones. Es lo que hemos intentado buscar. A lo mejor ha salido de manera natural, somos fans todos”. Jorge defiende que el grupo tiene “referencias variadas, no todo es punk de 1977. Siempre nos ha molado mucho el pop, así que era cuestión de tiempo que esas referencias salieran”.

Los tres muestran un entusiasmo sin reservas por el trabajo de Raúl Pérez, técnico y productor con quien han repetido. Destacan su compromiso y tranquilidad en un proceso tan delicado como la gestación de un álbum. En este caso, Raúl se involucró también en la preproducción, algo que la banda no había hecho nunca. “La primera experiencia en ‘Gran pantalla’ fue buenísima, y queríamos trabajar más en profundidad con él”, explica Jorge. El batería le elogia. “Aparte de que es un profesional como la copa de un pino, su personalidad tranquila y sosegada viene de lujo, y el estudio, que está en una urbanización a las afueras de Sevilla, mola que te cagas”. “Para mí fíjate que todas esas cosas son lo de menos -le interrumpe Álvaro-. Hay un montón de sitios así: estudios donde te puedes aislar. Hemos estado en estudios que se supone que son mejores, pero la diferencia está en las ganas y energía que puso en ‘Gran pantalla’. Se implicaba de verdad”. “Es que no me has dejado terminar [risas]. Raúl lo tiene todo. Tiene el aspecto técnico, el humano, tiene muy buen gusto…cuando estábamos en un debate respecto a qué hacer, todo lo que proponía era como la luz que te guía y te deja tranquilo”, sentencia Milky.

“Siempre habíamos grabado de manera más anárquica: sin claqueta, mucho más natural, y se nota: este disco tiene mucha más contundencia"

Por primera vez, la banda decidió grabar por pistas en lugar de hacer las bases en directo. Lo cual implicó someter a Milky a la implacable claqueta. “La propuesta de Raúl era que grabáramos con metrónomo. Se iba a quedar con alguna que otra cosa, pero lo que iba a pillar eran básicamente las baterías”. O en palabras de Milky, “construir un puto castillo desde los cimientos”. “Siempre habíamos grabado de manera más anárquica: sin claqueta, mucho más natural, y se nota: este disco tiene mucha más contundencia, y eso también es por la claqueta”. La banda no había probado a tocar así en el local y había cierta preocupación, pero el batería ya tenía experiencia con el metrónomo y “tiré para adelante. Era una total imprudencia plantear algo que no se estaba ensayando, pero como tengo otro proyecto en el que sí uso mucha claqueta, no fue tan raro”.

Jorge, autor de las letras “no da puntada sin hilo”, dice Milky, que se rinde a la habilidad de su compañero para enriquecer sus textos con referencias que muestran una mente inquieta: Ilegales, Surfin’ Bichos, Foucault, Joseph Conrad… Jorge admite que “como letrista he vivido una etapa como nostálgica por el tema de la pandemia. Tienes tiempo para pensar, ver todo lo que no has hecho, lo que no vas a hacer. Para darle vueltas a todo. Un poco imbuido de ese espíritu, las letras se han dejado empapar de ese rollo. Pero vamos, el punto de vista jodido siempre ha estado desde el principio. Y sustento mi discurso en las cosas que leo, que veo, que escucho, que están flotando en mi cabeza y no puedo obviar. Son referencias que salen. Si cuadran, se quedan”. “Está cultivado, tiene buen gusto, es inteligente y tiene humor”, resume Milky ante las risas que generan sus sinceros piropos.

Cambiamos de tercio. ¿Por qué el cambio de discográfica? Lo explica Álvaro. “Básicamente, el sello con el que estábamos era americano, y la comunicación se hacía difícil. Sacan muchísimas bandas y la cosa no fluía tanto. Ahora estamos todo el rato conectados, nos responden a la mínima y además son músicos. Hay mucha cercanía. Con Slovenly teníamos otras cosas y estábamos contentos, pero necesitábamos a un sello más cercano. Dentro de todas las opciones que teníamos, Montgrí era la que más nos cuadraba. Ya habíamos tratado con ellos, nos conocíamos, y desde mi punto de vista tienen un catálogo de puta madre, que también es importante”. En opinión de Jorge es importante que “te sientas en casa, y vemos su frescura, que son nuevos en esta aventura, como algo positivo. Porque si llevas con un sello diez o veinte años, tienes una serie de vicios que cuando llega una banda nueva repites por norma. Ahora bien, cuando están sacando la cuarta o quinta referencia, están ultra motivados y van a muerte con cada cosa que sacan. Estamos muy contentos”.

Biznaga recuerda con amargura cómo su anterior disco salió un 6 de marzo de 2020. Apenas pudieron girar y “se quedó enterrado en los acontecimientos musicales y extra musicales”. ¿Cómo llevaron lo de no poder tocar? Según Jorge, “casi nos volvemos locos. Yo creo que nos desquiciamos. Fue horrible. Dos años trabajando en un disco, y lo metes en un cajón. La parte positiva es que nos pusimos a componer y hoy estamos aquí hablando de este disco”. “Siempre nos preguntamos hasta dónde hubiera llegado ‘Gran pantalla’ si se hubiera girado. Muchísimo más lejos, sin lugar a dudas. Somos una banda de directo y muy poca gente vio la presentación. Pero le ha pasado a todo el mundo”. Por eso, la intención en este año es “hacer todo lo que no se pudo en 2020 y más. Se están cerrando muchas cosas y pinta bien, pero ya lo digo con la boca pequeña”. Se refieren a la guerra europea que ha seguido a la pandemia y que da bastante miedo. En todo caso, el cuarteto cumple diez años, lo cual no es nada fácil: como ellos admiten, no queda casi ningún grupo de su “generación” en activo. Para Álvaro, que admite haber dejado algún trabajo para seguir con su banda, “supongo que tiene que ser frustrante sacar un disco y ver que no te llaman para tocar en ningún lado, o que das un bolo y siguen yendo los mismos diez colegas de siempre. Eso te puede ir desgastando. Como nosotros siempre hemos ido creciendo poquito a poco, siempre hay una motivación para seguir. El balance siempre es positivo, pero muy poquito a poco. Nunca hemos pegado un pelotazo, pero crecemos con cada disco de manera muy orgánica y esperamos seguir creciendo con este. Nunca hemos tenido expectativas”. Jorge cree que “otros grupos que lo dejan lo hacen muchas veces por circunstancias personales que no tienen que ver con la música, en realidad. Es una consecuencia de dedicarte a la música como hobby. Es tu pasión creativa, pero no eres un profesional, no vives de ello”. No se puede dejar de mencionar la amistad como elemento esencial para asegurar la longevidad de cualquier grupo. (Álvaro) “Es otra cosa por la que lo han dejado muchas bandas. Tenemos amigos que nos han dicho que ya no se soportaban. Me sorprende. Incluso al límite de estar en la furgoneta y no aguantarse. Nosotros hemos tenido nuestros rifirrafes, obviamente, pero siempre se han solucionado de buena manera. Las giras son peligrosas: mucho alcohol, mucha noche, muchos kilómetros. Pero lo llevamos bastante bien”. Jorge añade otro matiz a tener en cuenta: “No nos hemos aburrido a nivel creativo. Hemos hecho diferentes formulillas dentro de una gran fórmula, y creo que eso también es importante”.

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