Ahora me toca a mí
Entrevistas / Paul Oakenfold

Ahora me toca a mí

Joan S. Luna — 23-08-2002
Fotografía — Archivo

Podríamos ocupar todo el espacio de esta entrevista refiriéndonos a las decenas de aventuras en las que este Dj y músico británico lleva metiendo las narices desde la segunda mitad de los ochenta, pero quizás no resulte necesario. Con la introducción a este texto tienen suficiente, que no se trata de vivir sólo de las glorias del pasado. El caso es que ahora tiene entre manos “Bunkka”, un larga duración que nos da una de cal y una de arena, que lanza el pistoletazo de salida con el breakbeat, algo caduco pero indudablemente efectivo, de “Ready Steady Go” para, a continuación, presentar por un lado piezas interesantes (incluyan esa “Southern Sun” con voces femeninas) y por el otro canciones totalmente obviables.

“¿Breakbeat? No tío, para mí todo es música de baile, sin etiquetas, sólo formas distintas de dance”

Teniendo en cuenta de quién se trata y que se ha dejado acompañar por un puñado de artistas que quitan el hipo (desde Grant Lee Philips a Ice Cube, pasando por Perry Farrell, el beatnick William S. Burroughs, Nelly Furtado, Shifty Shellshock de los nu-metaleros Crazy Town o Tricky), pues la cosa tampoco es para tirar cohetes. Tal despliegue de invitados y la experiencia del amigo deberían haber dado más de sí. De todos modos, el suyo es un perfecto resumen de lo que la música electrónica más accesible y menos experimental ha estado dando durante los últimos años, así que a ese nivel cumple. Por lo demás, “Bunkka” se queda en fuegos de artificio coloreados a base de invitados especiales. Si a eso le unimos que Oakenfold no es un buen entrevistado –quién sabe, quizás uno no sea un buen entrevistador- no tengo claro que pueda transmitirles mucho más sobre lo que se encontrarán en el disco. “Tampoco es necesario que busquen etiquetarlo todo. Yo estoy encantado con el disco, pero llevo más de diez años haciendo música de baile interesante. ¿Breakbeat? No tío, para mí todo es música de baile, sin etiquetas, sólo formas distintas de dance”. Lo que sí está claro es que el álbum no busca un concepto global, de hecho Oakenfold rebusca en distintos cajones para crear canciones, con sus estrofas y sus versos, sin experimentaciones ni marcianadas. “Este es un disco basado en las canciones y en los diferentes aspectos de la música de baile, pero ya te digo que todo gira alrededor de las canciones, que son lo fundamental y por eso he trabajado con tantos vocalistas distintos, para que cada uno aporte algo”. Guste más o menos, Oakenfold merecía publicar un disco completo, un álbum con sus propias canciones y en condiciones, aunque es casi seguro que seguirá ganando más dinero pinchando en mil y una parties de aquí y de allí, remezclando a éste o aquél y ejerciendo como telonero que vendiendo copias de este proyecto de mil y un invitados. La pregunta es los motivos por los que ha tenido que esperar tanto para lanzar un disco como este “Bunkka”. “Llevo muchos años creando música, pero tenía la impresión de que no estaba preparado para grabar un disco de verdad, uno completo y tan variado como yo tenía en mente. Creo que éste era el mejor momento y me alegro de haber trabajado en el disco en profundidad, porque lo cierto es que me ha llevado dos años completarlo en las condiciones en las que yo quería”. Supongo que, en esas condiciones, incluía el colaborar con todos esos amigos que le respaldan en el minutaje del disco. Así que me intereso por el tema, sobre cómo decidió acudir a cada uno de ellos. “Es muy sencillo, tío. Escribo la música, decido con quien me gustaría trabajar y sólo tengo que llamarles por teléfono y hablar con ellos durante un rato”. ¿Y por qué la práctica totalidad son estadounidenses? “Tío, yo estaba en América haciendo el disco, pero Tricky es inglés. Lo grabé en América porque me pasé mucho tiempo allí el pasado año, no hay más. Con Ice Cube había hecho un tema para la banda sonora de ´Blade II´ y con William S. Burroughs estuve dos noches para grabar sus partes vocales. Nos conocíamos y yo quería que estuviese en mi disco como fuese. También aparece otra gente desconocida, gente de Inglaterra, Australia o Islandia, sólo hacía falta que quisiera trabajar con ellos”. Lo que sorprende es encontrarse con Shifty Shellshock de un grupo tan poco respetado en los medios como Crazy Town. “Le conocí en un local nocturno y me dijo que le gustaba mi música, así que trabajamos juntos y listos”. Para acabar, le pregunto por su trabajo junto a los Happy Mondays en el que fue uno de los mejores discos que dio el sonido Madchester. Más que nada porque “Pills´n´Thrills´n´Bellyaches” sigue siendo un disco indispensable. “Eran un grupo genial y me lo pasé en grande trabajando con ellos. Me gustaban sus canciones y nos llevamos bien como personas. Aún puedo reconocer mi trabajo en ese disco. Porque estoy convencido de que incluso en las remezclas de baile soy capaz de ver una parte de mí, además siempre he pensado que uno debe aportar su parte creativa por mucho que la canción no le pertenezca”.

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