Hijas del norte
Libros / Sarah Hall

Hijas del norte

6 / 10
José Martínez Ros — 19-10-2019
Empresa — Alianza Editorial

Estamos en algún momento del futuro, no dentro de muchos años. Las peores previsiones se han cumplido. El mundo se ha visto devastado por una crisis ecológica y, ahora, es mucho más cerrado y duro. Nos encontramos en el norte de Gran Bretaña, cerca de lo que antaño fue el idílico Lake District, el lugar favorito de los poetas ingleses del Romanticismo. Pero el presente no tiene absolutamente nada de poético. El gobierno ha caído en manos de un régimen totalitario conocido como La Autoridad. Una mujer joven, detenida e interrogada –al principio no sabemos por qué–, nos relata su historia. No tiene nombre: sólo la conocemos como Hermana. Ha sido esterilizada contra su voluntad, ya que sólo se permite un número reducido de embarazos debido al deterioro de la situación.

Con esta curiosa inversión, es imposible no asociar “Hijas del norte”, la novela de Sarah Hall, con la célebre distopía de Margaret Atwood “El cuento de la criada”. Aunque mientras en su ilustre antecesora las protagonistas sólo podía expresar su rebeldía de forma pasiva, en su fuero íntimo, a través de sus emociones y pensamientos, aquí las chicas son guerreras. Hermana huye de su gris vida, de las aplastantes restricciones impuestas por La Autoridad, hacia Carhullan, una especie de comuna feminista asentada en una remota zona de montaña. Allí se unirá a la resistencia, dirigida por una misteriosa mujer llamada Jackie Nixon...

De hecho, esa voluntad de alejarse del modelo de Atwood en algunos puntos de la trama, a la vez que se mantiene fiel en la forma (en especial en el tono de confesión) es el aspecto más débil de un libro excelentemente escrito, con pasajes de una fuerte carga emotiva (sobre todo porque empuja en exceso la credulidad del lector). Resulta difícil creer que La Autoridad haya permitido la existencia de Carhullan cuando es cualquier cosa excepto una organización clandestina. Y aunque la humanidad haya bordeado el abismo, la experiencia histórica demuestra que todos los gobiernos dictatoriales tienden a ser pronatalistas. No obstante, este himno a la rebelión abiertamente feminista es lo bastante intenso como para que muchos lectores pasen por alto estas cuestiones.

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