Planes para conquistar Berlín
Libros / David Granda

Planes para conquistar Berlín

9 / 10
Carlos Pérez de Ziriza — 10-05-2022
Empresa — Libros del K.O.

La realidad casi siempre acaba superando a la ficción, y lo hace en tan gran medida que cualquiera de los asuntos que nos cuenta David Granda en este libro podrían resultar inimaginables para alguien que no haya vivido el siglo XX. ¿Una banda llamada Die Firma (en referencia jocosa a la Stasi, la policía secreta de la RDA que se nutrió de los modos del KGB) cuyo cantante es crítico con el poder al tiempo que trabaja a escondidas para él como uno de sus confidentes privilegiados? ¿Un puñado de iglesias como único foco de resistencia cultural a la opresión del sistema neoestalinista en plenos años ochenta? ¿Uno de esos locales protegidos por el culto religioso atacado por una turba de neonazis en Berlín oriental en pleno 1987?

Pues bien, todo eso y mucho más fue posible, y lo cuenta con una síntesis notable y tras un enorme trabajazo de documentación el periodista madrileño David Granda, en uno de los ensayos culturales/políticos más absorbentes de los últimos tiempos. En los últimos coletazos de la Guerra Fría, la misma ciudad dividida que inspiró a David Bowie o Nick Cave sufre en su margen oriental la tan socorrida táctica del “divide y vencerás”: la policía secreta no solo permite e incluso incentiva la agresión de un grupo de neonazis (del este) a los asistentes a un concierto semiclandestino en la iglesia de Zionskirche, en octubre de 1987 (punto de partida y anclaje del conflicto), sino que también se cerciora de que enfrentarse a lo que ellos llaman elementos subversivos (grupos de punk, de pop o de cualquier cosa que oliera a occidente) no tiene sentido si no es tratando de desactivarlos desde dentro, comprando confidentes en su seno, a diferencia de lo que habían hecho con la primera hornada punk, la que apuntillaron sobre 1983. La Neue Deutsche Welle había germinado entonces en toda la RFA, aunque a finales de década ya languideciera, pero de lo que fermentó en la misma época en la RDA, apenas trascenderían luego Rammstein, y ya tras haber caído del Muro en 1989 y haberse forjado en formaciones previas al fin del bloque comunista. Había mucho más, y está todo en estas páginas.

Con un plano de los principales enclaves urbanos de la acción oculto tras su solapa, el arsenal de declaraciones de sus testigos (músicos, políticos, periodistas, espías) y los informes ya públicos de la Stasi, el relato se surte también de un buen número de peripecias paralelas (el caso Guillaume que dio al traste con la cancillería de Willy Brandt, por ejemplo, contado de primera mano) que completan un apasionante tapiz de una época que es también una ingrata pero magnética metáfora del carácter históricamente autodestructivo que anidó en el corazón de Europa. Un libro fascinante, tanto para quienes estén familiarizados con el tema como para quienes no lo estén.

 

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