Hay dos frases que resuenan con una fuerza insondable a lo largo de las más de doscientas cincuenta páginas de este libro. La primera, tal y como defiende la académica y locutora Emma Dabiri, es que el cabello negro nunca es sólo pelo. La segunda, cita textual de la novelista nigeriana Chimamanda Ngozi, es que el pelo es una metáfora perfecta para entender el racismo. Y es que, más que un elemento estético íntimamente ligado a la cultura pop –piensa en Hendrix o el primer Michael Jackson; en la Diana Ross de los setenta o el inmortal Gil Scott-Heron–, el pelo afro está cargado de tanta historia como sentido identitario.
Dabiri, hija de madre irlandesa y padre nigeriano, ha conseguido despojar el peinado de su romantización estética para dar forma a un ensayo enérgico y fresco, más que necesario en el ámbito de la llamada “nueva historia”, campo de combate para aquellas voces que contribuyen a la renovación de esta materia como ciencia humana. Dabiri toma partido y habla con contundencia al asumir que no puede regirse por unas lógicas académicas que, por mucho nadar, terminan muriendo en la orilla. Esa capacidad divulgativa hace que “No me toques el pelo” –con un elocuente subtítulo descriptivo: “Origen e historia del cabello afro”– explique con precisión los orígenes biológicos de esas cabelleras y su íntima conexión con la identidad, además de desmontar los falsos tópicos que, durante años, han relacionado el pelo afro con la fealdad o la pobreza. Sabiendo que ese mensaje ha intoxicado incluso a las mismas comunidades negras, la autora denuncia que “incluso hoy, a nuestros hijos e hijas se les dice que su pelo no es normal”.
En ese desafío consciente hacia el prejuicio racista y clasista, Dabiri critica abiertamente el apropiacionismo “de recursos culturales, físicos y naturales africanos al servicio de los intereses europeos”. Adobado con numerosas anécdotas e impresiones en primera persona, la traducción de “No me toques el pelo” a cargo de Esther Cruz no sólo confirma el buen ojo de Capitán Swing a la hora de apostar por temáticas valientes y socialmente relevantes, sino el gran valor que tiene poder acceder a ensayos que, como este, contribuyen positivamente a cambiar nuestra forma de ver el mundo.
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