Las Letras de Sergio Algora
Libros / Sergio Algora

Las Letras de Sergio Algora

8 / 10
Raúl Julián — 21-12-2019
Empresa — Madmua Records

De manera paralela a la publicación del vinilo de diez pulgadas que recupera nueve canciones de Tras el Francés (uno de los primeros grupos de Sergio Algora), también ve la luz un coqueto libro titulado "Las Letras de Sergio Algora" (Madmua, 19) que aglutina precisamente eso: todas las letras que el aragonés escribió entre 1986 y 2008 para las diferentes formaciones en las que militó. Un periplo que abarca desde Índice de Cuba hasta La Costa Brava, pasando por Tras el Francés, El Niño Gusano, Cangrejus o Muy Poca Gente entre otras aventuras. El compendio se antoja inexcusable dada la importancia de varios de esos proyectos, así como el interés manifiesto en lo que bien podrían considerarse esbozos previos o borradores necesarios para lo que vendría después.

Las doscientas veinticuatro páginas son una invitación formal para adentrarse en el personalísimo y aluciando Universo Algora, capaz de plasmar niveles narrativos difícilmente alcanzables para el resto. El zaragozano tuvo a bien compartir su don con los demás, y rehusaba por antonomasia el hecho de que se refiriesen a sus textos tirando del término “surrealismo”, ya que en sus líneas intentaba plasmar aquello asumido a través de su propio prisma. El resultado es de sobra conocido, desembocando en una visión poliédrica, a veces colorida y a veces emocionante pero siempre perspicaz, que motivaba historias alucinantes pero también encantadoras. Sin embargo, convenientemente agrupado en el presente producto y dada su amplia capacidad para imaginar y retorcer, el resultado resulta apabullante por cantidad y calidad, pero también por profundidad. Tanto que conviene asimilar su legado escrito de forma paulatina, degustando cada una de las fábulas albergadas en los textos con calma y paciencia.

De reducido tamaño pero descomunal contenido, el volumen –que cuenta con prólogo de Andrés Perruca (batería de El Niño Gusano) y epílogo de Francisco Nixon (compañero incansable en La Costa Brava)– tiene mucho que mascar, y resulta un obligado en la estantería a situar junto a los diferentes libros (ensayos, de narrativa o poesía) que el autor publicó en vida. Una joya difícilmente localizable algunas semanas después de su salida al mercado, ya que las quinientas copias numeradas a mano fueron rápidamente agotadas por los seguidores del escritor. Y es que la obra de Sergio Algora quizás se antoja ahora más sugestiva, extraordinaria y necesaria que nunca, en una circunstancia probatoria de que, lejos de apagarse, El Hombre Bombilla sigue brillando con fuerza once años después de su partida.

 

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