Forajido literario. Vida y tiempo de William S. Burroughs
Libros / Ted Morgan

Forajido literario. Vida y tiempo de William S. Burroughs

9 / 10
Tomeu Canyelles — 12-07-2022
Empresa — Es Pop Ediciones

Los casi cuatro años que Ted Morgan (Ginebra, 1932) pasó en Tánger a finales de los sesenta le permitieron llevar una vida relativamente plácida en compañía de su familia. Fue ahí donde entró en contacto con aquella comunidad de genios outsiders, escritores inmersos en una ensoñación hedonista que les llevó a escribir, entre nebulosas de kif, algunas de sus mejores obras. Mediante el inclasificable Brion Gysin, conoció a William S. Burroughs, talento natural y salvaje que terminaría por convertirse en uno de los pilares de la literatura postmodernista americana. Años más tarde, sería el propio Burroughs quien propuso a Morgan escribir su biografía, poniendo a su disposición el tiempo –más de cien horas de entrevistas– y una memoria excepcionalmente precisa que le llevaba a recitar párrafos enteros de algunos libros sin el menor temor a equivocarse. También prometió la verdad y nada más que la verdad: “Sabía que hablaría con sinceridad sobre cuestiones que cualquiera habría intentado ocultar”, afirmaba Morgan. El resultado fue “Literary Outlaw” (88), una obra monumental que, años más tarde, y a raíz de la muerte de Burroughs en 1997, el biógrafo actualizó, corrigió y, en definitiva, amplió.

Muy probablemente, cualquier lector/a que a lo largo de su vida haya sentido un mínimo interés por “Yonqui” (53), “El almuerzo desnudo” (59) o “Queer” (85) quedará atrapado por un libro que, explorando diferentes registros (entre ellos, el monólogo interior y el flujo de conciencia), ahonda en la vida –extraña, compleja, temeraria, siempre polémica y fascinante– de Burroughs. Por desconocidos y sorprendentes, los claroscuros de su infancia y adolescencia son tremendamente reveladores: Morgan reconstruye con una precisión el ámbito familiar, incluyendo los infortunios de su abuelo –inventor de una popular máquina de sumar–, una madre que rozaba la videncia o una niñera medio bruja que traumatizó a un niño que, pese a disfrutar de un entorno acomodado, creció sin apenas afectos: “Se consideraban causa de bochorno”.

Burroughs forjaría algunos de los principales atributos de su personalidad en aquellos años formativos, en escenarios concretos como Los Álamos (1929-1932) o Cambridge (1932-1938). La frustración provocada por una homosexualidad inicialmente oculta y el interés genuino por todo aquello que quedaba fuera de la norma le permitieron recrearse en la socarronería y en sus propias miserias. Porque, al fin y al cabo, al autor jamás le abandonó la amarga sensación del desprecio a sí mismo, un aspecto en el que Morgan consigue profundizar de lleno. Pasajes tan oscuros como el homicidio involuntario de su esposa Joan Vollmer en 1951, en el transcurso de una fiesta pasada de vueltas, marcaron su vida para siempre: fue ese incidente, lleno de lagunas y versiones contradictorias, el que obligó a Burroughs a refugiarse en la escritura, su particular tabla de salvación y redención. “Escribía para seguir vivo”, subraya el biógrafo.

Las más de setecientas páginas –impecablemente traducidas por Óscar Palmer– representan una obra indispensable para conocer y comprender tanto a la persona como al personaje; sus luces y sus sombras; sus procesos creativos y las sinergias que estableció con un buen número de escritores (Kerouac, Ginsberg, Addams, Girodias, Sommerville, etcétera); sus desgracias personales, en las que ocupa un lugar destacado la trágica vida de su vástago, Billy Burroughs Jr., fallecido a los treinta y tres años. “Forajido literario” abruma por la excepcionalidad del relato y por cumplir de sobremanera con los estándares de calidad a los que Es Pop nos tiene acostumbrados: amplia selección de fotografías, índice onomástico de grandísima utilidad, relación detallada de contenidos en cada uno de los capítulos… Todo ello nos permite entender por qué Burroughs, veinticinco años después de su muerte, sigue siendo un autor vigente, único y, sobre todo, necesario.

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