Con propuestas como la de este dúo de San Francisco formado por Tamaryn Sitha Brown (oriunda de Nueva Zelanda) y Rex John Shelverton (también productor), tengo sensaciones encontradas. Por un lado, canciones como el single “Heavenly Bodies” o “Violet’s In A Pool” (¡el riff haría vibrar al mismísimo Robert Smith!) tienen su punto, especialmente para fans del género. Sin embargo, el saqueo indisimulado del romanticismo indie atmosférico y crepuscular de los ochenta por parte de jóvenes con amplia cultura musical eurófila -si Cocteau Twins, Slowdive o My Bloody Valentine cobraran royalties… -, no deja de intrigarme y repelerme. En ocasiones (“The Garden”, “Afterlight”), la cosa es exagerada. La cuestión central es: ¿hacen Tamaryn música de 2013? Y más, ¿hasta qué punto una copia, por exquisita que sea, tiene valor? Dejando a un lado disquisiciones filosóficas, concedámosles el beneficio de la duda, ya que algunos de sus compatriotas embarcados en similar mimetismo, ni siquiera tienen canciones. Hoy me quedo con lo positivo. Mañana, no lo sé.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.