Chris Hooson, líder de Dakota Suite, está tan hundido que hay momentos en que la emoción provocada por su música se convierte en escalofrío, miedo e incluso compasión.
Es “Signal Hill”, su nuevo disco, otro artefacto cargado por el diablo. Grabado en dos días, sin apenas repetir la tomas (no más de dos, confiesa el propio cantante), y compuesto justo después del inolvidable “Songs For A Barbed Wire Fence”, “Signal Hill” trata de mostrar, según Hooson, a unos Dakota Suite más accesibles y menos densos de lo normal. Pero nada más lejos de la realidad. Porque nunca un álbum con semejantes arrebatos de pesimismo, dureza, desnudez y dolor puede ser accesible; porque nunca unos textos y unas imágenes tan sobradas de repugnancia existencial pueden dejar de ser densos. Dakota Suite vuelven a firmar en este apasionante ejercicio de radicalidad emocional un nuevo capítulo de oro en su carrera, sin duda una de las más destacables de los últimos tres años. Un álbum de insoportable sinceridad donde los cielos grises, las gotas de lluvia, la vista del mar o las mañanas devienen en cautivadoras metáforas de cristal sobre la existencia. La demostración, en resumidas cuentas, de que Dakota Suite siguen componiendo, disco a disco, la perfecta banda sonora de la derrota.
So true. Honesty and everything reizdncoeg.