Gritos y susurros
Entrevistas / Dakota Suite

Gritos y susurros

David Broc — 04-10-1999
Fotografía — Archivo

Sin previo aviso, Dakota Suite han entregado el que será, sin duda, uno de los discos más aplaudidos de este simbólico 1999. «Songs For A Barbed Wire Fence» es la expresión musical con etiquetaje rock, folk y country, da igual, más desoladora, angustiosa e irrespirable que podrá regalar el epílogo del siglo veinte. Un álbum, una obra de arte (una de las joyas musicales de esta década, en pocas palabras), que, partiendo de premisas sonoras de corte clasicista, ha conseguido eclipsar cualquier referencia de carácter parejo. Chris Hooson, alma, cuerpo y llantos de Dakota Suite (completan la formación Richard Formby y Andrew Thrower), exterioriza, vía e-mail, el traumático proceso personal que nos ha conducido a su monumental trabajo. «La verdad es que ya tuvimos una serie de problemas con la compañía, y hubo unos cuantos retrasos a la edición del disco. La atmósfera de «Songs...» refleja muy bien el periodo que yo describo como el más oscuro de mi vida. Fue un espacio de tiempo en el que yo quería morir; de hecho, pasé seis semanas en mi habitación con las cortinas cerradas con el deseo de morir. Todas estas canciones vienen de entonces. Las canciones que estoy escribiendo ahora hablan de mi tratando de salir de ese momento y el efecto que todo ello ha tenido en mi y en Johanna, mi mujer». Y el reflejo, el inmenso pero, también, dificilísimo (hacía mucho tiempo que un disco no reflejaba tanta tristeza y amargura en sus notas), «Songs For...», un tratado sobre la depresión desde el punto de vista más terrenal y desdramatizado (aquí no hay drama ni épica: aquí sólo hay miseria y dolor). «Para mí, la vida siempre es decepcionante. Yo ya no espero nada de ella y si no fuera por Johanna, yo ahora mismo no estaría vivo. He hecho un disco instrumental llamado «Navigators Yard» con el objetivo de ver la tristeza desde una perspectiva acústica. También he escrito algunas composiciones para el funeral de mis abuelos y estoy trabajando en dos composiciones orquestales, influenciadas por Arvo Part, un compositor estoniano al que admiro mucho». Y antes de que llegara esta maravilla, Dakota Suite ya habían publicado unos cuantos Ep´s que, junto a un par de canciones nuevas, configurarían el también notable «Alone With Everybody» (¿uno de los mejores títulos que jamás podremos leer en la careta de un Lp?). Entre ambos no existen muchas divergencias. «Aunque musicalmente no se aprecien diferencias, al primero lo veo más unitario, más equilibrado coneptualmente que al segundo, que, por razones personales, pierde su conceptualidad». Música. Dakota Suite es algo más que música, pero si nos centramos en este apartado, un par de nombres sobresalen: Red House Painters y American Music Club. «Me gustan las dos bandas. Con Red House Painters, lo que me pasa es que a veces creo que Mark Kozelek intenta ser demasiado arty; a veces, incluso, parece demasiado forzado. Yo intento captar el lado duro de la emoción, tratando de separar coros, instrumentos, voces y ruidos; nunca mezclándolos. Musicalmente, yo me siento más cercano a Tom Waits: él también emplea canciones instrumentales, y puede ser tan dulce como agresivo. También me gusta la música de Janis Ian y Townes Van Zandt». Un listado de influencias que, pese a todo, prefiere alejarse en el tiempo. «Me gustan John Coltrane, Bill Evans, Wayne Shorter, Arvo Part, Rachel’s, Gene Clark... ¡Kiss! La música moderna es una mierda. La odio».

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