Ripe

“Awake Is The New Sleep” le rescató para esto de la música hace un par de años. Cuando más bajo estaba de ánimos (acababa de romper con la actriz Claire Danes, su novia de toda la vida. Ahora se le relaciona con Ione Skye, la inolvidable protagonista de “Say Anything”), Lee entregaba el mejor disco de su carrera, una obra nada oscura y sí muy luminosa, un soberbio disco de pop de espíritu indie con aromas mainstream que funcionaba a las mil maravillas. Ahora regresa con “Ripe” un disco correcto que, desafortunadamente, apuesta por lo comercial y previsible, y olvida casi todos esos guiños al rock independiente con el que el australiano creció (y al que rendía tributo con los inolvidables Noise Addict) y al pop de masas con más pedigrí. De ahí que la nueva entrega de Lee entre en eso que ahora llamamos “placeres culpables”, ya que a pesar del buen rollo que despiden sus canciones, lo pegadizo de algunas de ellas y la bondad que respiran la letras, en su nueva entrega está más cerca de Deep Blue Something, los Jimmy Eat World más radiables o de Bon Jovi (ojo a “Sex Without Love), que de Ron Sexsmith, Papas Fritas, Fleetwood Mac o los Lemonheads menos ruidosos. Una pena.