Hay grupos que hacen de la indefinición una bandera, grupos cuya sana voluntad es juntar todo lo que les gusta en algo que no sea un lío inexplicable. Y hacen canciones por el simple placer de disfrutarlas, poniendo una pizca de esto por aquí, otra de aquello otro allí. No por embarullar, sino todo lo contrario: para ser todo lo que les gusta, sin renunciar a nada.
Le Pianc son uno de esos grupos, y para ser ellos mismos no les ha hecho falta hacerse los raros. Por eso de repente parecen Would Be Goods y allí, como nacidos de un mismo padre y madre, aparece un arreglo cortando la melodía principal que nos da dos vueltas la cabeza hasta la época dorada del post-punk europeo (no piensen mal, algunos cambios recuerdan a la maravillosa saga Liliput/Kleenex). Y eso pasa de repente y vuelve a pasar y todo es frescura, arreglos saltarines y alegría de vivir. Porque en su debut homónimo de lo que se trata es de celebrar a la vida, dar cuatro saltos, gritar y seguir con las palmas estribillos perfectos como el de la stereolábica “Douceur Poignante Dans Le Cerveau” o “Sickly-Sweet” (puro Talulah Gosh) o emparejar el mejor twee con juegos propios de B-52’s (“Through My Window”). Por si no fuera suficiente, han tenido el buen gusto de dejar que los hits de sus singles previos (dos siete autoeditados, ¡uno de ellos con fanzine incluido!), se queden como perlas secretas para sus seguidores de siempre, repescando sólo dos canciones.
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