El compositor de Massachussets se ha hecho cierto nombre en la última década con su aproximación al folk. Su estilo cándido, prácticamente naíf, pero con ecos más o menos clásicos, le ha hecho ser asociado a la escena neoyorquina porque desde hace un tiempo reside en el vibrante barrio de Brooklyn. Varios EPs y dos discos preceden un lanzamiento que a todas luces se presenta como el más ambicioso de su ya respetable trayectoria. De hecho, en dos composiciones se apoya en la voz dulce de la cantautora Angel Olsen. Pero sobre todo, la instrumentación ha crecido -con la aportación de un sus amigos Shane Parish y Ryan Oslance de Ahleuchatistas-, y su estilo vocal se ha afianzado.
Grabado esencialmente en sobrio directo, In a Time… sigue la estela de la americana desnuda deliberadamente desaliñada -guitarras arpegiadas o suaves, bajo, batería leve y voces protagonistas-, formalmente en las coordenadas de un Bonnie Prince Billy o, salvando más distancias, Jason Molina. Pero con letras en las que no faltan los guiños y las historias de humor absurdo (CawCawCaw) o negro, que a veces puede evocar el espíritu juguetón de un Daniel Johnston. Aunque el conjunto peque de no darse demasiada importancia (lo cual no debe ser mal síntoma: estamos sobrados de solemnidad impostada) canciones encantadoras como Give Erin a Compliment (So Kind), la arpegiada Out of Doors o Army of One, cautivan por la vía rápida. En el debe, el conjunto se hace puntualmente algo plano y en ocasiones la voz barítono de Bartell, que en el mejor caso recuerda a Stephen Merritt (The Magnetic Fields), no acaba de estar totalmente en su sitio. Huelga decir que nos encontramos en un terreno donde prima más la espontaneidad que los alardes técnicos.
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