Imagination & The Misfit Kid
Discos / Labrinth

Imagination & The Misfit Kid

7 / 10
Álvaro Tejada — 31-12-2019
Empresa — Sony Music
Género — Pop

Han tenido que pasar nada menos que siete años para que Labrinth publicara su segundo álbum. A pesar de que Imagination & the Misfit Kid no es redondo, parece mentira, debido a su madurez sonora, que se trate tan solo del segundo LP de un artista. El riesgo y la innovación en la producción son más propios de un cantante de medio-largo recorrido. Pero es que Labrinth ha estado ahí, presente, quizás sin que nos diésemos casi cuenta. Tan solo en el último año, ha co-escrito y co-producido God Is de Kanye West; ha formado un grupo con Sia y Diplo llamado LSD, y ha compuesto y producido la (magnífica) banda sonora de la serie de HBO Euphoria en su totalidad.

Con todo ello en mente, la frescura del sonido de su nuevo álbum se entiende mejor. El artista británico ha sabido concentrar en las quince canciones que lo componen lo mejor que sabe hacer: crear atmósferas. Sus temas parecen estar sacados de películas (no es coincidencia que uno de ellos se titule Like A Movie), y esa es justo la clave –y la condena- de la ‘marca Labrinth’. La fórmula funciona porque ya es propia e identificable, pero a la larga agota porque llega a ser repetitiva. Por este motivo, hay que celebrar que Imagination & the Misfit Kid es un interesante soplo de aire fresco en tiempos en los que el pop masculino suele ser bastante plano, pero a la vez nos quedamos con la sensación de que está formado por los descartes o la continuación de lo que ya escuchamos durante los capítulos de Euphoria. De hecho, All For Us, la colaboración con Zendaya, ahí está.

Sin embargo, también hay que valorar y aplaudir el afán de Labrinth por estar encima y pendiente de todo detalle. No solo ha sido el compositor, productor e ingeniero del álbum, sino que también ha tocado el órgano, la batería, la guitarra eléctrica y el sintetizador en él. Su uso del vocoder es más que un acierto, y encuentras momentos épicos para dar y regalar. Como es el caso de esa última joya, Oblivion, con la que cierra muy eficaz y elegantemente el trabajo junto a Sia. Al menos, Labrinth sabe cómo dejarnos con muy buen sabor de boca tras esos cuarenta minutos en los que, en ocasiones, la excentricidad sonora pueda resultar algo atosigante.

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