Florent y Yo

Brisa fresca y energía relampagueante, parida en tiempos de incertidumbre y miedo, de la mano de uno de los guitarristas más relevantes del pop-rock nacional de las últimas tres décadas. “Florent y Yo” es el radiante debut en solitario (voz, guitarra y composición de letra y música) de Florent Muñoz, creador de esas expansivas e influyentes atmósferas planetarias que nunca dejarán de acompañarnos. Diez luminosas y sanadoras canciones que brotaron con fuerza esperanzadora y casi por casualidad, entre las grietas de la maldita pandemia que, sin ser eje central del disco, sí le impregna a este “Florent y Yo” una pátina de nostalgia de la que, escucha a escucha, se libera en aras del latido central de la obra: la vida es maravillosa y hay que disfrutarla, todo puede cambiar y acabar en un segundo.

“Voy buscando la salida, ya no quiero estar aquí, ya no puedes retenerme”, desde esas dos mitades que se separan en el inicial resurgir de “Aquí paz y gloria” (en la lista de mis canciones preferidas del año), nos sumergimos en un río cristalino en el que fluye lo acústico, eléctrico y una medida electrónica en total armonía, con la voz de Florent flotando, pista a pista, en esas envolventes corrientes gravitacionales de pop psicodélico que le corren por las venas.

Del cegador y continuo crescendo, con cuidadísimos y resplandecientes arreglos, vientos incluidos, en “Los restos del naufragio”, a la tormenta de distorsiones y mal de amores en “La cueva de mis fracasos”, pasando por el mal sueño de “Rumba de mi estado de alarma” (con la colaboración de Alicia Díaz en la letra).

La brillante oscuridad sintetizada no cesa de iluminar cada surco (Stereolab y The Jesus And Mary Chain en el aire), con alegato a volver a la calle, respirar la naturaleza y compartir como antes: de “Juegos de mesa” al toque de atención de “Apaga el móvil por favor”, invitándonos en ambas a dejar las nuevas tecnologías y artificios de lado, para bañarnos en la vida real y disfrutar de las pequeñas cosas, las reales, sin pantallas y de carne y hueso. Siguiendo esa estela de energía sanadora, escape y huida hacia adelante, despegamos al disfrute vital en “Un buenísimo plan”, al que nos apuntamos sin preguntar, para terminar con la onírica y futurista densidad sonora, progresiva y espacial, de los casi siete minutos de “El silencio”, con orgía atmosférica y lisérgica final. Producido por el propio Florent y Carlos Díaz, encargado también de las mezclas y mastering. Rodeado de músicos que vienen de vuelta: la experimental y sobresaliente ex banda madrileña Melange (Adrián Ceballos, Dani Fernández y Mario Zamora), más el trompetista Jimi García (Eskorzo y Los 300) se funden y nutren el radiante universo sónico que da rienda suelta Florent y todos sus yos en este vibrante y sincero estreno en solitario.