Han pasado alrededor de tres décadas, pero los ecos del rock underground norteamericano de los primeros noventa (sección post hardcore, cuando el core se imponía como sufijo recurrente) siguen bien presentes en formaciones cuyos miembros se educaron musicalmente al son de aquella pujante nación alternativa. El Relevo Alemán, trío madrileño integrado ahora por JC Peña, Cristina Arroyo y Javier Otones (aunque Zutoia Ríos aún figura en los créditos), persiste en el envite con el que es su quinto disco, de nuevo grabado, mezclado y masterizado por Javier Ortiz (Estudios Brazil) con su característico regusto analógico, físico, eléctrico y sin ninguna manufactura extra, con el trazo espartano de un Steve Albini.
En realidad, la apuesta anda más cerca del slowcore versátil de unos Seam que de ninguna referencia post punk: la dureza de las guitarras – las de diente de sierra de “Blues del artículo 58” cortan a la primera – , la aridez de una voz que rehúye la elocuencia impostada y el discreto segundo plano de los teclados lo corroboran, también su forma de bascular entre los destellos abiertamente pop (“Tasmania”, “Los muertos”) o esas composiciones reptantes, morosas, que levantan el pie del acelerador (“En la travesía del desierto”, “Pterodáctilos”) y validan la versatilidad de un libro de estilo al que rinden honores con personalidad, sin regodearse en la autocomplacencia de quien sobrepasa los cuarenta pero quiere aparentar veinticinco (ojo a esos textos, que denotan un sentido del humor agrio y perverso).
Un álbum de guitarras crujientes y letras algo lacerantes que, además, deja poso.
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