St. Catherine
Discos / Ducktails

St. Catherine

8 / 10
Luis J. Menéndez — 01-08-2015
Empresa — Domino / Music As Usual
Género — Pop

A pesar de contar con cuatro discos ya en su haber (éste será el quinto) y que incluso el origen de Ducktails es ligeramente anterior al de Real Estate, tengo la sensación de que seguimos considerando al alias del guitarrista de la banda de New Jersey, Matthew Mondanile, como un mero proyecto paralelo de ésta. ¡Error! En Domino lo vieron claro y apelaron a aquello del huevo y la gallina para firmar ambos proyectos hace un par de años. La consecuencia inmediata fue que “The Flower Lane” definitivamente sacó a Ducktails de esa puñetera posición que es la de “luminarias underground” -bandas que gozan de una excelente reputación pero a la que apenas nadie conoce- y les colocó bajo el foco, un protagonismo que “St. Catherine” sin duda terminará de reforzar. ¡Acierto!

Para ayudar un poquito más en tan loable empresa Julia Holter -dicen las malas lenguas que durante un tiempo pareja sentimental de Mondanile- canta dos canciones, "Heaven's Room" y “Church”, en las que se disfraza de Laetitia Sadier para llevarlas para llevarlas a la orilla de los Stereolab más melancólicos. Pero lo cierto es que “St. Catherine” tampoco necesitará de coartadas mediáticas -si es que la Holter o James Ferraro, que también se pasa a saludar, lo fueran- para enamorar a los fieles del pop indie de pata negra, ese que va de Trembling Blue Stars a The Clientele. Disco a disco las canciones de Ducktails se han ido aclarando desde el concepto hipnagógico inicial como el clásico día en la costa que amanece brumoso y termina con un sol radiante. “The Flower Lane” ya apuntaba en esa dirección y “St. Catherine” no hace más que confirmarlo, a pesar de que Mondanile no pueda evitar emborronar las canciones, aplicando su particular filtro de Instagram para darles un no-sé-qué nostálgico que las hace un poquito más irresistibles aún si cabe.

Pero, más allá de la mano de chapa y pintura, de los exquisitos arreglos de cuerda y los trucos de magia a lo The High Llamas -¿cuánto tendrá que ver en eso la figura de Rob Schnapf, productor habitual de Elliott Smith?-, la verdadera novedad en estos once temas es que se confirma algo que siempre sospechamos pero apenas se intuía en anteriores entregas. Esto es, la figura de Mondanile como notable escritor de canciones, rozando el sobresaliente en momentos como “Medieval” o la ensoñadora “Surreal Exposure”. Con discos como éste hasta le perdonamos que ponga en barbecho a Real Estate durante una temporada.

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