Hoy por hoy, las nuevas generaciones de tocaores y guitarristas flamencos no poseen esa imprescindible capacidad, como siempre se hizo, de saber acompañar al cante. Las nuevas tecnologías hacen a los guitarristas flamencos ensimismarse en la técnica y en el protagonismo virtuoso post-Paco de Lucía: La velocidad en el traste, las falsetas enrevesadas, el casi tener que ir el cantaor a expensas de la sonanta. Y es que si Ramón Montoya, Niño Ricardo o el propio Parrilla o Pedro Bacán levantaran la cabeza, no cabrían del asombro de como se está encauzando a día de hoy la guitarra flamenca. Por supuesto, con sus luces y sus sombras. Por eso la necesidad de este último disco de Daniel López Vicente (Sevilla. 1981). Un concepto de la guitarra para el siglo 21, sin perder las fuentes originarias y a través del que nos muestra lo esencial y vital que es saber acompañar al cante. Con el protagonismo justo que las propias seis cuerdas ofrecen y con una humildad de la que tanto sabe la escuela moronense a la que Dani pertenece orgullosamente: Diego del Gastor, Pepe Mesa o Niño de Morón.
Un disco completo y conceptualmente antológico en el que la mano sabia de González-Caballo ha sabido poner los puntos sobre las “íes” en los momentos precisos. Y es que Dani fue, es y será un gran aficionado al cante, condición sine qua non para entender los entresijos del propio flamenco y el respeto por el cante, algo imprescindible para una guitarra de la altura como la de nuestro protagonista.
Las voces más conocidas del flamenco se suman, por tanto a la aventura, dispuestas a aportar su granito de arena a este proyecto de uno de los guitarristas más versátiles de la actualidad: Duquende, Rocío Márquez, Arcángel, Esperanza Fernández, Jesús Méndez, Marina Heredia, Antonio Reyes, El Pele, Pitingo y Poveda, hace que la propuesta coja una dimensión única: Abandolaos, guajira, tientos, malagueñas, etcétera… y con unas granaínas que el propio Dani se lanza a pecho descubierto, son algunos de los compases que nos encontramos en el disco. Si alguien quiere saber el amor imprescindible y esencial que la guitarra debe tenerle al cante, este es el disco apropiado.
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