Willard Grant Conspiracy, ambiente desolador
Conciertos / Willard Grant Conspiracy

Willard Grant Conspiracy, ambiente desolador

6 / 10
Don Disturbios — 14-10-2009
Empresa — Mercury Wheels / Producciones Animadas
Sala — Sidecar, Barcelona
Fotografía — Fernando Ramírez

Desde luego hay cosas que no tienen mucho sentido a no ser que te sobre el dinero, seas un alma desprendida o vayas de mecenas. No acabo de entender como a El Sidecar, una sala que está situada en pleno meollo de la Ciudad Condal, no se le saca mucho más partido a su ubicación y se aprovecha la misma noche del concierto para promocionarlo con flyers entre los miles de turistas que pasean por las Ramblas. Tampoco entiendo que se pueda hacer tan poca promoción previa de un concierto, que casi resultaba clandestino. Pero  lo que ya empieza a no caberme  en la cabeza es el precio. Veinte euros, más lo que cuesta luego una bebida, empieza a ser una barrera insostenible para muchos bolsillos y máxime cuando estamos hablando de una sala pequeña y de un concierto acústico. Deberíamos plantearnos si no vale la pena bajar esa barrera, promocionar mejor las cosas y buscar un lleno. De lo contrario te encuentras con una sala en la que estamos los cuatro de siempre. Los cuatro que encima entramos gratis porque pertenecemos a algún medio y vamos a hacer nuestro trabajo. Además  con este ambiente desolador lo único que van a hacer los grupos es cubrir el expediente. Lógico. De todas formas hay que agradecer la voluntariosa presencia de la banda que abría la noche. Doghouse Roses son un dúo que viene de Glasgow y que despliegan un folk cristalino muy apegado a la tradición y  más que correcto gracias a la impecable y algo académica voz de Iona Macdonald y los clásicos punteos y rasgados de Paul Tasker en la guitarra. Ambos formarían parte después, junto al violinista Josh Hillman, del apoyo escénico que arroparía al enorme Robert Fisher que, sin  barba, lucía un rejuvenido aspecto, aunque no tuviera cara de buenos amigos. No me extraña. Debe ser duro para cualquier músico con una trayectoria larga, sólida y con discos de calidad nada desdeñable como los  suyos, encontrarse ante un patio tan desolador. Quizás por eso la actuación no pasó de correcta y eso a pesar de contar con ingredientes más que adecuados para emocionar a cualquier oyente con cierta sensibilidad a esas tonadas de folk tenebroso y algo asfixiante. Unas canciones que no tendrían el mismo peso de no contar con ese timbre vocal que tantas veces se ha comparado con el de Mark Lanegan, aunque no sea tan tosco y ronco. Y es una lástima que sólo en momentos muy puntuales  con canciones como “The Ghost Of The Girl In The Well”  o “Scars”  del disco que venían a presentar “Paper Covers Stone”,  llegara a convencer en un concierto que, por mucho artista de culto que se trate, merecía mucha más atención por parte de todos.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.