El Dandi Alquimista
Conciertos / Tav Falco’s Panther Burns

El Dandi Alquimista

8 / 10
Jaime G. López "Desperdicios" — 02-10-2017
Empresa — Undercover Producciones
Fecha — 01 octubre, 2017
Sala — Satélite T, Bilbao
Fotografía — Zarata

Había expectación entre la parroquia mas rockera por presenciar la vuelta de Gustavo Antonio “Tav” Falco a escenarios Bilbaínos. Y el multifacético – músico, actor, director, fotógrafo….- y pequeño cantante no defraudo a quienes fuimos con expectativas de ver a una de esas pequeñas joyas escondidas de la música underground norteamericana con una trayectoria merecedora de mayor reconocimiento por valiente e inquieta. Pero si a Él no parece importarle a nosotros menos. Estos platos vale la pena disfrutarlos en reducida pero distinguida compañía.

Saltó a escena el cuarteto de escuderos transalpinos para ejecutar con brío “Green Onions” como intro instrumental hasta la salida del líder Falco a los sones del ”Funnel of Love” que popularizara Wanda Jackson. Sin su icónico bigote pero con su característica viola Hoffner con bigsby y su manierismo escénico que desplegaría durante toda la velada para disfrute de los presentes. Desde el primer momento mostró la amplia baraja de sonidos de los que bebe su singular obra. Desde esas sonoridades empantanadas y hermanas de Cramps como en “Real Cool Trash” con reverberaciones fronterizas a sonidos más luminosos y pop con “About Marie Laveu” y “Breakaway” donde la voz de Falco sonó al borde del desafine como sus frecuentes incursiones solistas a la guitarra, elementos característicos del artista que siempre parece moverse en una delgada línea que le separa de la asonancia.

Ejecutó rockabilly bailón con ecos pianísticos de Crescent City en “Where the Rio Dolorosa Flows”. Sin olvidar sus originales aproximaciones latinas como cuando entonó tanguero y arrabalero “Sway” en una muestra de su poliritmia que culmino con peinada de su abundante y teñido tupé, ni Antonio Bartrina oiga. 

Hubo tiempo para oscuros Blues con “Make Me Know You’re Mine”, ecos parisinos en “Garden of Medicis”, más tango con “Drop Your Mask” ejecutado con chulería porteña y que podría perfectamente ser el score de cualquier película de Jarmusch con Memphis como escenario. Sacando provecho de la juventud de sus romanos acompañantes bajo y batería imprimieron ritmos sincopados y bailables en “He’ll Have to Go”.

Y ya con el público completamente entregado rondando la hora de perfecto ejercicio musical se descolgó la guitarra para interpretar y bailar canalla el canónico blues de Memphis Minnie “Me and My Chaffeur Blues”. Con estilo cabaretero dio una lección a sus 72 años de lo que es bailar sobre un escenario y cautivar a una audiencia.

Y si el concierto hubiera acabado en ese momento para mí ya hubiera sido perfecto. Pero a Tav le quedaba cuerda para rato y aun quería enseñarnos algunas de las bellezas de Memphis. “Go On Home” mostró su lado más country. El clásico estándar norteamericano “Mona Lisa” sonó con los arreglos de la versión de Carl Mann para Sun Records que él ayudo a recuperar como tantas gemas perdidas del rockabilly de Memphis. Nos invitó a una travesía hasta “Bangkok” en un homónimo rock and roll acelerado. Y siguiendo con temática oriental ejecutó “Lotus Blossom” en formato de balada romántica con guitarra reverberada. Presentó en italiano quebrado “Jungle Fever” (La fabula de la Jungela) y siguió apretando el acelerador con “The Master of Chaos” oscuro rockabilly ejecutado con grandes arreglos de batería y atmosféricos teclados.

“Memphis Ramble” fue presentada con una larga perorata sobre la decadencia de Memphis, su legendaria calle Beale Street y los EEUU en general, vive en Europa desde hace mas de 15 años, pero reconociendo que tanto a Él como a nosotros nos importa el pasado y que por eso lo celebramos. Su interpretación con cadencia velvetiana fue una de las cumbres de la noche.

Para el bis había guardado una última bala de oro con su aproximación a las sonoridades cariocas de “Brazil” perteneciente a su mítico "Behind the Magnolia Courtain" que fue ejecutada pasando de la bossa elegante al ruidismo. Y tan elegante como había aparecido en el escenario desapareció. Dejándonos la sensación de haber presenciado el show de un prestidigitador, un autor único, un alquimista de sonoridades, que eligió las carreras secundarias para desarrollar su arte sin importarle llegar pronto a la meta pero más preocupado por el viaje en sí.

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