Clear
Comics / Scott Snyder Y Francis Manapul

Clear

5 / 10
José Martínez Ros — 25-04-2024
Empresa — Norma Editorial

En los últimos años se han producido una serie de profundos cambios en el mercado del cómic norteamericano. Por un lado, tenemos la creciente decadencia artística de los dos gigantes del medio, Marvel y DC, lo cual no deja de ser algo extraño, cuando el cine de superhéroes, inspirado en sus propiedades intelectuales, ha barrido en las taquillas globales; pero este hecho, en lugar de atraer nuevos lectores y talentos, parece haberlas reducido aún más a un papel subalterno respecto a las películas, como si sus viejas publicaciones hubieran acabado por convertirse en objetos de merchandising para coleccionistas.

Por el otro, en las primeras décadas del siglo XXI estalló una especie de segunda edad de oro del cómic indie, amparado por el auge de la Image posterior al fenómeno de “The Walking Dead”. Junto a esta, y a las veteranas IDW o Dark Horse, han surgido toda una constelación de sellos como Boom!, Vault, Black Mass, Ablaze y un largo etc, que compiten entre sí por atraerse, sobre todo, a los guionistas más importantes del momento… A autores como James Tynion IV, Brian K. Vaughan, Jeff Lemire y tantos otros (porque el antiguo Star-system de dibujantes hot de los noventa, que coronó en su época a Todd MCFarlane o Jim Lee ha sido sustituido, paulatinamente, por otro más amplio y difuso de escritores).

Esto podría haber sido, a priori, positivo; de la combinación de esos dos factores cabría esperar una explosión de creatividad, de historias brillantes y originales que hicieran que el cómic estadounidense fuera capaz de competir con su auténtico gran rival, la cada vez más todopoderosa industria del manga. Pero no ha sido así, sobre todo por un tercer distorsionador del mercado. Y este han sido las plataformas de streaming, un monstruo que necesita alimentar incesantemente de nuevos contenidos a una audiencia global. Los guionistas de cómics, un gremio tradicionalmente malpagado y maltratado por Marvel y DC en la época en la que estas ejercía un dominio omnímodo sobre el medio (sólo hay que echarle un vistazo a lo que cuenta Alan Moore en su último libro, “Iluminaciones”), de pronto se han visto con la posibilidad de vender sus creaciones de manera mucho más beneficiosa para sus intereses. Por así expresarlo, si el astuto Mark Millar se ha hecho (muy) rico ofreciendo los derechos de un sinfín de cómics –mediocres en el mejor de los casos-–a Netflix, ¿por qué ellos no?

El modelo “Millar” ha tenido unos resultados, a la larga, bastante nefastos, puesto que ha multiplicado la aparición de títulos con ideas llamativas y desarrollos mínimos y rutinarios que, cada vez más, se están pareciendo a storyboards para su inevitable adaptación en forma de película o serie en las plataformas. Digamos el equivalente a la estrategia de Netflix de arrojar cada semana una cazuela llena de espaguetis, es decir, de nuevos “productos”, contra la pared con la esperanza de que alguno se quede pegado, se transforme en un éxito. Esto es perceptible en esta obra, “Clear”, que nos llega vía Norma y que fue publicada por Comixology Originals, un sello adquirido por Amazon, con el objetivo –sin duda- de nutrir de contenidos tanto a Prime como a Kindle. Sus autores, el guionista Scott Snyder y el dibujante Francis Manapul, ganaron renombre con los cómics de superhéroes, antes de decidirse a saltar, como tantos otros, a la nueva escena indie (de hecho, ambos en veteranas cabeceras de DC, Snyder con Batman y Manapul con Flash).

Tanto Snyder como Manapul han realizado algunos cómics interesantes en el pasado. “Clear” no es uno de ellos. Está sustentado en una premisa atractiva. Estamos en San Francisco en un futuro próximo, en el 2052, donde todos los pronósticos acerca de la ruina del American way of life se han cumplido, y con creces. Estados Unidos ha sido derrotado en la III Guerra Mundial por China; y la mayor parte de la población se dedica a vivir en simulaciones individuales llamadas “velos” que les permiten abstraerse de una realidad cotidiana opresiva, una versión magnificada de los filtros de instagram. Hay muy pocos individuos que quieran seguir viendo el mundo tal como es; uno de ellos es nuestro protagonista, Sam Dunes, un exmilitar que subsiste a duras penas como detective. Sus investigaciones a menudo se refieren al activo mercado de “velos negros”, ilegales, lo que le lleva a menudo a chocar con los traficantes de ese material. Sin embargo, el caso más peligroso de su carrera se iniciará cuando su ex esposa, Kendra, es hallada muerta. Se clasifica como suicidio, pero Dunes está convencido de que hay algo oscuro y turbio en su fallecimiento. Como es previsible, en realidad se trata de una gran conspiración.

A partir de este punto, la historia discurre por los cauces que establecieron, para el subgénero cyberpunk, las novelas de William Gibson, “Blade Runner” y animes como “Ghost In The Shell”. La trama se desenvuelve de manera espesa y farragosa, sin ahorrarnos ningún clisé del noir habitual en este tipo de relatos, mientras seguimos las andanzas de un personaje que es la quintaesencia del tipo duro, pero justo, él mismo un gran clisé ambulante. El despliegue visual de Manapul no logra convencernos, en ningún momento, de que nos hallamos ante algo más que una sucesión de ideas vagamente interesantes articuladas de la manera más tópica posible. Aunque quizás, dentro de algún tiempo, sirva como de una serie que verán millones de espectadores.

 

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.