San Miguel Primavera Club, excelente inicio
Conciertos / Veronica Falls

San Miguel Primavera Club, excelente inicio

8 / 10
Xavi Sánchez Pons — 23-11-2011
Empresa — Primavera Sound
Sala — Apolo Sala [2], Barcelona
Fotografía — Fernando Ramírez

El San Miguel Primavera Club abría ayer fuego en Barcelona con dos de los platos fuertes de su cartel. Dos propuestas bien diferentes que se saldaron con dos llenazos y las expectativas colmadas con creces.
Veronica Falls eran los cabezas del escenario de La 2 de Apolo, y llenaron la sala hasta la bandera a pesar de coincidir con la segunda parte del Milán-Barça. El cuarteto londinense, héroes de la escudería Captured Tracks y con un notable debut editado en Europa por Bella Union, se estrenaban en la ciudad Condal con un vibrante concierto de indie pop de guitarras rasga rasga y twang lleno de himnos en potencia. Lo suyo es un personal híbrido entre Talulah Gosh, los The Primitives pre-“Crash”, y el aire chatarrero de Los Fresones Rebeldes. Presentaron tres canciones nuevas que apuntan muy buenas maneras, y cayeron todos los rompepistas que atesoran: “Beachy Head”, “Misery”, “Bad Feeling”, Found Love in a Graveyard”, "Right Side of My Brain"… Destacar también que Veronica Falls es capaz de reproducir en directo los conseguidísimos coros y armonías vocales del disco, alternando tres voces en la mayoría de las canciones. Se despidieron con su conocida y zigzagueante versión del “Starry Eyes” de Roky Erickson. Resumiendo, los de Londres son mucho más que un simple hype de temporada.
Tras los británicos tocaba subir al Apolo para ver el pase de Charles Bradley, soul man de culto, cocinero de profesión y vida complicada, que ahora, a los sesenta y tres años de edad, está consiguiendo ser reconocido gracias a publicar su debut en un subsello de Daptone Records, cuna del soul moderno. El de Florida, acompañado de una banda de lujo a lo Booker T. & the M.G.'s, compuesta, eso si, solo por músicos blancos, demostró el porqué de su fama. Verdadera bestia parda que aúna la voz desgarrada y emocionante de Otis Redding y el alma de showman lascivo de James Brown, Bradley lo dio todo en un concierto al que solo cabe buscarle un pero; la larga presentación de los músicos de la banda con la que se despidió del escenario. Ahora bien, ese desliz se le perdona gracias a su incuestionable entrega y el carisma que gastó al releer en clave soul ese clásico de Neil Young que es “Heart Of Gold”.

Un comentario
  1. el comentario de fresones da un poco de lastima!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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