Paz y AOR
Conciertos / Ringo Starr

Paz y AOR

7 / 10
Urko Ansa — 03-07-2018
Empresa — Get In
Fecha — 01 julio, 2018
Sala — Palacio Euskalduna
Fotografía — Unai Endemaño

Disculpen el titular, pero en mi defensa he de alegar que lo firma un fan absoluto del Adult Oriented Rock, del cual esa noche recibimos una buena dosis. Ringo Starr. Casi parece irreal que un Beatle visite Euskal Herria (¡por primera vez!) en pleno 2018. Pero así fue, y a seis días de cumplir 78 nos ofreció algunos momentos memorables.

Bien es cierto que, ante la pobre venta de entradas, el recital se había cambiado de recinto: del monumental BEC al más recogido pero excelente Palacio Euskalduna; en cambio, eso mismo nos dio la oportunidad de tener al de Liverpool más cerca, y en principio, con mejor sonido. La decimocuarta encarnación de la All Starr Band venía de visitar Barcelona, Madrid y La Coruña en un Tour donde han intentado tocar cada dos días siempre que fuera posible. Lo que estaba claro es que la actuación no se centraría en sus gloriosos años Beatle, y que el concepto de All Starr Band significa que todos los músicos son estrellas y tendrán la oportunidad –la mayoría de ellos- de tocar algunos éxitos de sus respectivos grupos. Así, tuvimos la oportunidad de disfrutar de 3 canciones de Santana, Men At Work y 10cc respectivamente, y dos de Toto, con la particularidad de que tocaron 4 de Santana, pero dos de ellos fusionadas.

No tendría nada que ver con la actuación de un artista solista combinando su repertorio con la leyenda beatle, como la que vimos de Paul McCartney hace un par de años en Madrid. Aún así, lo que sí chocaba un poco es que echaríamos de menos temas no ya de los Beatles, sino de la propia carrera en solitario de Ringo, del cual solo cayeron cuatro, incluyendo la versión “You’re sixteen”. Tocaron cuatro de los Beatles, más tres versiones que ya tocaban los de Liverpool. Once en total, y los 10 restantes fueron de los All Starr. Así las cosas, un enclenque pero divertido Ringo saltó al escenario casi con puntualidad inglesa para darle al “Matchbox” de su adorado Carl Perkins, que grabaran los Beatles en 1964. Curiosamente, los cuatro fabulosos tocaban el tema ya en 1961, interpretado en aquélla época por… ¡¡¡Pete Best!!! El recibimiento al artista es bueno, y Ringo nos pregunta si estamos preparados para divertirnos y pasar un buen rato, para atacar con “It don’t come easy”, el éxito de sus primeros años en solitario. El ambiente es muy bueno y Ringo aprovecha para soltarnos un “Hare Krishna” en mitad de la canción. Starr se balancea débilmente de lado a lado pero nos conquista al mover la cabeza al estilo beatle.

Para el tercer tema se sube a la batería y comprobamos ya el potente efecto que hace el escuchar dos baterías a la vez: La suya y la del maestro Gregg Bissonette. La canción elegida es “Dreadlock holiday” de 10cc, cantada por el propio Graham Gouldman -presentado por Ringo- con recibimiento algo discreto. “Evil ways” sirve para presentar al teclista Gregg Rolie, ex de Santana y Journey, para que él mismo le dé al “Evil ways” que conocimos por la versión de Santana, aunque fuera de Willie Bobo. La ejecución es buena y la aceleración final grandiosa. Sube la temperatura, sobre todo con “Rosanna” (de Toto) interpretada, como no, por el gran Steve Lukather. Tras presentar a éste, toca hacer lo propio con Ringo, momento en el que todo el público se pone de pie para disfrutar del clásico de Toto, muy acertado aunque yo preferiría haber escuchado “Africa”. Por entonces comprobamos lo bien que iban a sonar los teclados de Gregg, pero también otros puntos flacos: la percusión de Warren Ham (ex de Kansas) casi no se oiría en todo el concierto –algo que clamaba al cielo en los temas de Santana interpretados-, y la guitarra de Steve, sobre todo en los solos y sus consecuentes momentos cumbre, sonaría a cartón, si es que se oía algo, como así pasó la mayoría de las veces. Una pena.

“Down under” de Men At Work, es el momento para presentar a Colin Hay -para mí el mejor de la noche- y su mega clásico “Down under”, donde alcanza la gloria y se exhibe en los tonos más altos. Los temas de Men At Work fueron, para mí, los que mejor sonaron; aunque, inexplicablemente, en éste no hubiera demasiada respuesta por parte del público. Para entonces se adivinaba una manera infalible de adivinar los gustos del público: Tema que levanta móviles, tema que les ha gustado. Tema que no levanta móviles: Ni repajolera idea de la canción. Ringo nos explica que tocarán algo “de la banda en la que estuve, que es ésa en la que estáis pensando” y elige “Boys”, a su vez una versión de las Shirelles, que logra un buen ambiente. El magnífico solo de Steve suena cochambroso, casi de cartón. Ringo baja de la tarima de la batería y empieza a tocar el piano de Warren entre bromas. Imita algunos gritos de los fans sin parar de bromear hasta que baja hasta el micro para darle al un “Don’t pass me by” –enorme tema de los Beatles que él mismo interpretaba- lento y pachanguero, sin el brillo de antaño. Para colmo, la harmónica que en un momento dado toca el gran Colin no hace justicia a la original. Ringo nos pregunta si estamos dispuestos a participar, y acometen con un delicioso amago del “Stairway to heaven” –ya saben, la intro acústica- para dejarla y pasar al mítico “Yellow submarine”, un nuevo éxito del concierto en cuanto a acogida. No podía faltar, como en todo el show, el mensaje “Peace & Love” al final, momento en el que Starr señala algunas pequeñas pancartas con ese mensaje, y aprovecha para saludar a un niño pequeño. “La canción más chorra de los Beatles” –como oí una vez en el programa de Joaquín Luqui- “pero cuando lo escuchas se te va la pierna, la cadera, los brazos…”.

El batería de Liverpool ofrece dotes de showman, y aunque lo hace sin despeinarse, demuestra grandes dosis de humor. Se le ve algo debilucho y delgado, y en la batería es el antes mencionado Greff Bissonette quien lleva todo el peso, pero cuando Starr mueve la cabecita de ese modo tan cool, ves un icono del rock and roll, una eterna seña de identidad. Volvemos a 10cc con “I’m not in love” y Graham que nos la presenta como “la canción por la que siempre seremos recordados”, gran tema que no recibe mucho apoyo, sí en cambio el “Black Magic Woman” de Santana que revoluciona el gallinero. En cambio, no suena del todo bien; hasta que Steve va a donde el teclista Gregg (que, como hemos dicho, estuvo en el grupo de Carlos Santana), lo aclama y cambian a “Gypsy Queen” de ídem, que con su tremenda marcha arranca en un arrebato de furia. Una pena que –de nuevo- los timbales no se oyeran apenas, dado que es la seña de identidad de estos temas. En cambio, la batería lo tapa todo, especialmente los timbales que retumban en todo el Palacio. Una pena, aunque el solo de batería es tremendo, increíblemente vitaminado y apoteósico, y provoca unos cuantos gritos y que alguna gente se levante.

Ringo, que se ha ausentado en los dos últimos temas, salta a la arena y micro en mano ataca el clásico de Johnny Burnette “You’re sixteen” que ya grabara en 1973, y que sus compañeros rematan en la parte final con unos coros a lo Beatles que quedan geniales. Está bien de voz, y al presentar el tema nos pregunta dos veces “¿Cuál es mi nombre? A lo que contestamos todos: “¡¡Ringo!!” Por supuesto aprovecha para chequear al público y ver si hay alguien que encaja con el título de la canción. En pleno subidón se anima con un espléndido “Anthem” de su disco “Ringo 2012” que, al parecer, no conoce ni Cristo y nuestro gozo se queda en un pozo. Bien por él, de todas maneras, por atreverse a hacerlo y presentarlo, cómo no como “an Anthem for Peace & Love”. Y “Who can it be now” de Men At Work suena a paraíso AOR, con un Colin Hay excelente y un saxo glorioso a cargo de Warren. Se me hace difícil adivinar cuándo se va a levantar el público, pero “The things we do for love” no va a ser uno de ellos. Definitivamente, los temas de 10cc hoy no están teniendo éxito, aunque Graham se muestra solvente y los coros a cuatro voces suenan a gloria. Gregg Rolie nos presenta otro tema del “Abraxas” de Santana: el mítico “Oye como va” que a su vez es también una versión, esta vez de Tito Puente. Gregg nos hace saludarle en castellano, y se desata la bestia de la naturaleza que son esos ritmos endiablados. El solo de teclado es increíble, y de nuevo, el maravilloso solo de guitarra de Steve se queda en agua de borrajas en cuanto a sonido. Casi no se oye. Estamos en la decimosexta canción y el problema no se ha solucionado aún, ni lo va a hacer. No me lo puedo creer.

El pequeño batería y protagonista ataca “I wanna be your man”, tema que los Beatles regalaron a los Rolling Stones (antes de grabarlo ellos) y que proporcionó a estos su primer número 1. Lo interpretan con garbo y buen ritmo, como el tema lo merece. Excelente, aunque el público parece no reconocerlo. “Hold the line” de Toto, en cambio, provoca un arrebato de euforia en el respetable, que se levanta y la convierte en una de las más celebradas. El tema impresiona mucho, aunque el solo de guitarra… ya sabéis. ¡Ni siquiera en su propio tema puede Steve gozar de un sonido aceptable! No pude por menos que recordar la diferencia de sonido de guitarra entre éste y el concierto que dio con su banda madre en La Casilla en 2007. Aunque, haciendo honor a la verdad, los coros de Warren sí que sonaron a pura gloria.

Baja Ringo hasta el micro y, en uno de los más memorables momentos de la noche, interpreta un “Photograph” maravilloso, de su propia cosecha y gran éxito en 1973. Vuelvo a darle vueltas al tema y me pregunto por qué no hará más temas suyos. “Me gustaría tener una cámara de fotos para haceros una foto a cada uno de vosotros”, fue una declaración elegante de un caballero, concretamente –y desde el pasado marzo- del Imperio Británico. “Act Naturally”, de Buck Owens, y que los Beatles grabaron en 1965 con voz de Ringo, no mostró todo su potencial, ya que le faltó el garbo, la gracia o “el toque” que le imprimían los Fab Four. De nuevo, parece pillar a contracorriente a gran parte del público, ¡y eso que era una de Los Beatles!

Y, ya en pleno éxtasis, el himno hippy “With a Little help from my friends” con todo el mundo de pie, en un éxtasis colectivo que nos hace pensar que un cambio sí es posible, que todo se trata de eso, de paz y amor: “es el único camino” nos recuerda Ringo, y todos parecemos sentirlo. El de Liverpool incluso pega un salto, y con las luces encendidas, atacan con “Give peace a chance” de John Lennon, en una catarsis colectiva de esperanza y pacifismo, o eso quiero pensar. El ambiente es tremendo, lo han dejado en todo lo alto y la gente no se quiere ir. Han sido hora y casi tres cuartos de música, repertorio tremendamente variado y buen rollo generalizado. Ojalá haya una última vez en la que el gran Ringo Starr vuelva por estos lares.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.