Cuando fuimos héroes
Conciertos / Jeremy Enigk

Cuando fuimos héroes

9 / 10
Tomás Martínez — 17-11-2016
Fecha — 10 noviembre, 2016
Sala — Costello, Madrid
Fotografía — Jordi Antón

Es muy curiosa la mezcla que ha unido los espíritus de Sunny Day Real Estate y The New Raemon. La mini gira conjunta de Jeremy Enigk y Ramón Rodríguez nos pone frente a un emblema de Seattle, acompañado por un excelente ejemplo de nuestro pop. En la estrechez e incomodidad del sótano de Costello comenzó Ramón disparando sus temas, en un buen resumen en solitario a su carrera más reciente, con excelentes momentos como "Quimera", o con un llamativo salto de "Elena-na" a "Wicked game" de Chris Isaak. Un acústico sobrado de carisma.

Pero el motivo de que la caverna se quedase pequeña era Jeremy. Enigk es puro talento, un retrato que llevamos en la cartera de ese momento en el tiempo en el que fuimos héroes, en el que Seattle era nuestra capital, en el que los Sunny vestían de pop el estallido grunge. Los focos, y las ventas nunca pusieron a Jeremy en el cajón de Cornell, Vedder, Cobain, Staley o Lanegan. Su sitio estaba al lado de nuestras pegatinas de Sub Pop, mucho antes de que a nadie le pusiesen en la gorra una etiqueta emo.

En acústico, Jeremy crea esa atmósfera que invita a gritar sobre acordes suaves, a rebelarte sobre el arpegio, a ir más allá de un coro haciendo desaparecer los estribillos. Y no hay lugar para las bromas, todos y cada uno de los temas que Enigk interpretó sonaron serios hasta doler: se cantaron y se gritaron. Verle interpretar canciones de su carrera en solitario como la emocionante "Carnival", o incluso una versión del "King Of Pain" de The Police, producen un escalofrío parecido al que sentimos cada mañana al despertar. Te resetea, te deja indefenso, te emociona tanto que te lleva a ese momento dos décadas atrás en que, sin duda, éramos más inocentes. Mejores.

Para la segunda parte de su concierto esta realidad fue mucho más patente, era un setlist que dejaba para el final sus recuerdos a Sunny Day Real State. Y nos costó no llorar. O lo hicimos, qué cojones. Con "How It Feels To Be Something On", a nada que tuvieses corazón eras un chaval roto, emocionado, en otro momento y otro lugar en el que cada palabra que se cantaba tenía un propósito.

El mejor ejemplo de lo que digo, de ese valor de cada letra, fue el cierre de su concierto: "In circles". Se nos rasgó algo dentro de tanto gritar, de tanto cantar “nos encontraremos en la melancolía, donde las palabras no lo son y los sentimientos permanecen... Voy en círculos cuesta abajo, soñando en curar tus heridas, pero me desangro”. Inmenso, inolvidable, íntimo y humilde. Jeremy no se dejó nada dentro. Muchas gracias por tanto.

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