Sueña rápido, vive deprisa
Conciertos / Dorian

Sueña rápido, vive deprisa

8 / 10
DJ Gel — 07-11-2022
Fecha — 04 noviembre, 2022
Sala — Jimmy Jazz Gasteiz, Vitoria-Gasteiz
Fotografía — Stuart MacDonald - MusicSnapper

Este pasado viernes, con la sala casi llena, volvían a visitarnos. No lo hacían desde antes de la pandemia. Además lo hacían en formato largo, en su primer concierto de la gira por salas, un buen plan para presentarnos "Ritual", su nuevo proyecto.

Cuando leo que casi hace veinte años de lo suyo, digo “pero si no soy tan mayor”. Pero he tenido la suerte de no perdérmelos muchas veces en estos años. Bueno, igual sí soy mayor. Pero escuchar a bandas que se renuevan, (pudiendo vivir en una tormenta de arena perfecta de aquí a la eternidad), hace que tu sangre se recicle y te dé igual estar en un pasado o en un futuro. Un futuro, en el que parecen prometerse los de Marc, con sus nuevas pintas.

Empezaban pasadas las diez de la noche, y el coro del público se escuchaba desde el principio, incluso con la primera canción, “mundo perdido”, del último disco y no de las más conocidas. Es un repertorio en el que no te aburres, sabes con quién estas en todo momento y aunque venga la que no te sabes, sigues ubicada en el Planeta Dorian. Sin duda.

Las Adidas rojas – naranjas de Marc me estaban deslumbrando en la primera fila, para un día que me pongo yo botines… nos sorprende con un look más rapero, menos encorsetado y con oros a juego. Se pudo notar enseguida ese enfoque más mezclado con influencias diversas y que se agradecen como aire fresco. Para no sentirnos tan mayores. Pasando por “La Isla” y “los amigos que perdí” todo el rango de personas de la Jimmy Jazz pudimos sentirnos identificados con mil frases que se te quedan grabadas para siempre en el cerebro a nada que les hayas visto un par de veces.

Pero en ese recorrido más latineado, con canciones de las nuevas como “no dejes que pase el tiempo”, “libre” o “lento”, se respira a Ana Mena o a Pimp Flaco aunque no estuvieran. Y el baterista pirolero, que aprendió a tocar mientras faltaba a clase, marcaba bien marcada “libre” dejándose oír con todo su protagonismo. Nos han cambiado el ritmo al que nos tenían acostumbrados. Que no lo han perdido, que seguía habiendo patillas y flequillos en la sala, pero se iba completando con otra capa más de influencia, de buen gusto y como siempre, de elegancia y algo menos de sobriedad.
“Arrecife” empieza recitado por Marc hasta que coge la fuerza de la marea que lo rodea. Y refleja en la americana de Bart, el bajista sempiterno.

Marc en el escenario es un tipo de pocas palabras, de gesto serio que, rompiendo el viernes su black total look, defendió todos los colores del arco iris. Eso lo hace siempre. No se deja a nadie e insiste en lo injusto de la homofobia y cualquier conducta abusiva o violenta en todos los sentidos. Menos mal. “Dual” confirma el empeño en recordarnos la diversidad de la vida y las posibilidades que existen.

Lisandro Montes, entre bigote y guitarra y con parte de su familia en primera fila (desde La Plata, Argentina), acompañó a Marc cantando varias canciones como “dual” y duplicando el power de la banda, en movimiento por el escenario. Bueno, Belly algo menos, que con su sonrisa roja y eterna tiene menos posibilidad de movimiento, condicionada por los teclados. No sería lo mismo sin ella. Capta tu atención sin que te enteres, y se juntaba al frente con los demás, para corear “Para qué creer en Dios”, nos faltaba a todos espacio para saltar y algo de fe. Somos más de creer en el POP. Y de ahí hasta “a cualquier otra parte” íbamos viajando las señoras y señores. Con la “la tormenta de arena, esperábamos un poco de confeti, la verdad. O bastante. No pasa nada, porque aún quedaba “energía rara”, que nos vuelve a recordar nuestra edad… y que supone un nuevo final con un “flow” brillante y que cierra el espectáculo con caras sonrientes que podrían seguir botando dos horas más.

Otro show de los Dorian, otro rato entre pisos oscuros y mañanas heridas, otro momento para coleccionar, con el resto de vinilos. Y recuerden, como diría Marc: sueñen despacio y viva deprisa.

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