Criaturas del infierno
Conciertos / Reptile Youth

Criaturas del infierno

8 / 10
Alex Jerez — 03-04-2014
Sala — Teatro Eslava, Madrid
Fotografía — Alfredo Arias

Un rito satánico, el paso de Reptile Youth por Madrid fue una auténtica llamarada que dejó la Joy Eslava hecha cenizas y, como buenos predicadores del mal, acabó pasando a más de uno al lado oscuro. “Ey Madrid, es el primer concierto, de toda nuestra trayectoria, que damos en España fuera de un festival. Es un placer ver vuestras caras, pasen una buena noche”. Damsgaard Kristiansen, el gran líder, salió entre nubes de humo listo para reinar. Oculto bajo la capucha de una sudadera negra, no dejó ver su masa capilar hasta pasados unos cuantos temas. Mientras tanto, su compañero de viaje, Esben Valløe, no era más que una silueta entre las sombras.

“Rivers That Run for a Sea That Is Gone", “Structures” o “We’re all in here" fueron las primeras en aparecer. Kristansen no paró de bailar, saltar y convulsionar de adelante a atrás con cada uno de sus nuevos hijos. Es fuerte y muy expresivo a la hora de relatar sus historias y posee una actitud sobre el escenario digna del mejor lanzador de versos de su generación. El público entró en su juego desde el principio, formó parte de esta intensa iniciación a la nueva era de la banda y se implicó con el pasado en temas como “Dead End". “Os tengo que contar una historia. Antes de tocar esta noche, me he dado una vuelta por Madrid solo. He decidido pararme unos diez minutos a tomar el sol y se me ha acercado un tío a ofrecerme un sandwich. Yo le he dicho que no era necesario, pero él ha seguido insistiendo. ¡Me ha confundido con un vagabundo! Al menos espero que yo sea el vagabundo más guapo que jamás haya visto”, bromeó Kristiansen.

El espíritu punk de la banda se mantuvo durante toda la noche y solo “Where You End I Begin” consiguió ablandarles el corazón y volverles un poco moñas. “Esta canción habla del amor, y el amor es muy importante”. Eso sí, fue soltar el último verso del tema y toda la sala recuperó de nuevo el rock junto a ese gran single de presentación que es “JJ”. Los pogos entre el público fueron inevitables y la noche cada vez era más libre e impredecible. Kristiansen dio paso a Valløe para que dijera algunas palabras que le conectaran con el espectáculo: “Madrid nos gusta vuestro clima, vuestra energía”, pero parece ser que el danés no es muy hablador o no estaba tan a tope como su colega. Llegó el momento de Above, el tema que abre su último disco, y tras él una dosis de pecado carnal. .

“¿Estáis preparados para bailar como unas chicas muy sexys?”“Heart Blood Beat" hizo que la llama llegara hasta la bola. El público rompió a saltar, entró en éxtasis y comenzó a reconocer su adicción hacia los bailecitos de Kristiansen. De este último disco no dejaron prácticamente tema con cabeza y de aquel homónimo del 2012 sonó probablemente lo mejor. Reptile Youth supieron adaptarse al formato sala, lo disfrutaron a banda completa y se metieron a todos en el bolsillo. El contacto fue tan intenso que el líder llegó a lanzarse a los brazos de los asistentes unas cuatro veces. Eso sí, ellos encantados se dedicaron a pasearle por la sala y elevarlo en sus hombros como si se tratara de una especie de semidiós al que mostrarle lealtad.

Llegó el momento del bis, un tiempo de descanso tan largo como un sorbo de cerveza. A los fans no les dio lugar ni a suplicar el regreso del grupo. Algunas chicas empezaron a subirse a los hombros de sus acompañantes. El calor en la sala siguió aumentando, el Apocalipsis estaba cada vez más cerca y sus demonios lo notaban. “Black Swan Born White” llevó a Kristiansen a terminar sin camiseta en su búsqueda de la sexualidad. “Speeddance" también apareció entre los restos. El público estaba en la cumbre del subidón, sin pensar que el telón caería en cualquier momento. Las manos de los asistentes comenzaron a llenarse de cuernos, sus pequeñas criaturas seguían sedientas, pero sin darse apenas cuenta llegó el fin y el clásico “The End" de The Doors, sonando en toda la sala, dejó clara la despedida.

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