Te estoy amando locamente
Cine - Series / Alejandro Marín

Te estoy amando locamente

8 / 10
Pablo Tocino — 01-09-2023
Empresa — Filmax
Fotografía — Cartel de la película

Decir que una película es “necesaria” puede ser algo positivo, pero puede ser también un regalo envenenado, porque parezca que sus virtudes se resumen a eso: a sus buenas intenciones, y a que hay poca representatividad (hablo de representatividad real, no de tokens solicitados en un despacho como quien pide una de bravas). “Te estoy amando locamente” tiene buenas intenciones, tiene una representatividad que se siente auténtica, y sí, se podría decir que es “necesaria”... aunque me da no-sé-qué contribuir a la narrativa “la película española necesaria/LGBT del año”. Primero porque estoy harto de que la industria se cuelgue medallitas a costa de migajas de historias y creadores LGBT para luego echarse a dormir: no quiero UNA peli marica con la que hacer postureo, quiero MUCHAS, y que pueda haber un caldo de cultivo para películas malas, mediocres, buenas y maravillosas. Y segundo porque, respondiendo a esa posible duda del principio, las virtudes de “Te estoy amando locamente” van más allá de ser “una película necesaria”.

Ya conocíamos a Alejandro Marín por su trabajo en “Maricón perdido y en “Una navidad con Samantha Hudson”, pero “Te estoy amando locamente” es su primera aventura en las salas, una historia escrita junto a Carmen Garrido en la que se cuenta la formación del MHAR (Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria) a través de la lucha de una madre, al principio por aceptar a su hijo, después por salvarle, y siempre por protegerle.

Es en las encargadas de dar vida a estos personajes donde está uno de los mayores aciertos de la película. Ana Wagener debería estar nominada (como mínimo) al Goya este año, porque no por esperado su talento dando vida a Reme deja de merecer aplausos, pero es que además aquí hay varias candidatas al Goya revelación. El magnetismo de La Dani, a la que ya conocemos en MondoSonoro por sus canciones, hace que no puedas apartar los ojos de la pantalla cada vez que sale –y que te preguntes si ya estarán contactando con él para hacer un biopic de Tino Casal. Pero es que también tenemos a Carmen Orellana (de la que no tardas ni una escena en enamorarte), Lola Buzón (fantástica canalizando la tenacidad de Mar Cambrollé), Omar Banana (defendiendo a un Miguel lejano a su Manolito de “Veneno”), Jesús Carroza (su cura obrero es el nexo con “Pride” que tanto comentan otros compañeros) y, por supuesto, a la siempre magnífica Maripaz Sayago (¡¿por qué no tiene más minutos?!). Todo esto sin olvidar la entrega de Alba Flores, Pepa Gracia, María Cabrera, Alex Delacroix, Manuel Morón, Oriol Vila o Eloína Marcos. No quieres un spin-off de un personaje, quieres directamente un MCU particular.

Ya habíamos hablado en la web del talento de Marín al reseñar “Maricón perdido”, y en este salto al cine vuelve a demostrar su buen hacer con secuencias tan conseguidas como la rotura de aguas, el “asalto” con posterior victoria en el Puente de Triana o, en una nota más dramática, la llegada de Reme a la comisaría. Es cierto que “Te estoy amando locamente” puede pecar de naif en algunos aspectos (la forma en que se presenta la “terapia” o, sobre todo, la estancia de Miguel en la cárcel), pero quizás es precisamente un acercamiento más para todos los públicos el que provoca un fenómeno que observé al salir de la sala y que, al parecer, es bastante compartido. Me refiero al hecho de que, cuando acaban esos títulos de crédito y la voz de Rigoberta Bandini desaparece de la pantalla para seguir canturreando en nuestro cerebro, más de uno y más de una diga a sus compañeros “buah, quiero volver a verla pero con mi madre”. No sé si caerá o no el Goya, pero para mí escuchar a un espectador diciendo eso sería igual de importante. O más.

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