Maricón perdido
Cine - Series / Alejandro Marín Y Bob Pop

Maricón perdido

8 / 10
Pablo Tocino — 17-08-2021
Empresa — TNT España
Fotografía — Archivo

Conocemos al escritor y periodista Roberto Enríquez por su nombre artístico Bob Pop; nos puede sonar por ser una de las voces más respetadas en el activismo LGBT de nuestro país, o por sus hilarantes colaboraciones en programas como “Late Motiv” de Andreu Buenafuente. Y precisamente fue en “Late Motiv” donde pudimos ver una colaboración suya nada hilarante. Hace unos años, cuando teníamos a tertulianos debatiendo –a raíz de la Manada y de la estrategia de su abogado– si una víctima de violación podía intentar ser feliz y divertirse, Bob decidió compartir algo tremendamente personal y tremendamente difícil: la violación que sufrió en el Retiro. Como si fuese una más de las anécdotas que solía contar, Bob aderezó la historia con toques de humor, tanto en la forma de contarlo como en la decisión de mantener ciertos aspectos que podían resultar surrealistas, como lo de la bolsa de basura. Volví a ver ese vídeo cuando terminé “Maricón Perdido”, y entendí aún más la manera en que Bob ha decidido contar su vida.

La violación se cuenta en la serie, junto a otros capítulos –nunca mejor dicho– tan duros como lo relativo al acoso escolar, la violencia física y el desprecio de su padre (estupenda decisión la de no mostrar su rostro), la relación asfixiante con su madre (grandiosa Candela Peña), el rechazo (el asco, vamos a hablar claro) por su peso, la adicción a ese sexo anónimo y deshumanizado, los problemas de salud y las dificultades que se derivan de la esclerosis, etcétera. Y todo esto se cuenta con tal naturalidad que no huye de los momentos que puedan parecer humor negro o en los que el público pueda llevarse una mala imagen (más de uno habría omitido en su (casi)autobiografía los pagos por sexo, por ejemplo). A que esta decisión funcione tan bien ayuda su estupendo reparto, desde el dúo protagonista de Carlos González y Gabriel Sánchez (atentos a lo que hacen en los próximos años tanto Gabriel como Miguel Cañaveras o el más peque Roger Padilla, los tres prometen), la mencionada Peña, los rayos de luz que suponen los personajes de Miguel Rellán y Ramón Pujol (protagonista de la muy recomendable “Fin de Siglo”), o dos episódicas roba-escenas como Berta Cascante y Júlia Molins.

Una pieza clave para que todo esto encaje es Alejandro Marín. Desde luego el elegido para ponerlo en pie tenía una tarea que impondría a cualquiera, tanto por el material que tenía que contar y semejante reparto, como por las expectativas y la responsabilidad al ser la propia vida de Bob Pop y, por si todo esto fuera poco, por las comparaciones que se le iban a hacer con “Veneno” y Los Javis al haberse emitido con poco tiempo de diferencia (comparaciones que entiendo pero que, tras ver la serie completa, no comparto en absoluto). Y todo esto en su debut “largo”, ya que hasta ahora solo había dirigido cortometrajes y la película “La filla d'algú”. Pero Marín ha salido más que airoso de esta aventura. Si este es su debut, agarrémonos para lo que viene.

Empezando por su propio título, “Maricón Perdido” coge el insulto, el desprecio y el odio con los que parte Bob Pop y –a riesgo de sonar naif– los transforma en luz, en esperanza y en amor. En el amor de ese abuelo por su incomprendido nieto, en el amor de cuidados y “querer bien” que representa Miguel frente a lo que parecía la única opción pero, sobre todo, en el amor a uno mismo. Y esto último no va de chorradas neoliberales, sino de autoestimas inexistentes y búsquedas de validación en todo menos en ti, de algo tan sencillo como esa escena de “reconciliación” de Bob consigo mismo. Con ese niño pequeño que, joder, ya podría haber salido menos rarito, menos repelente, menos asqueroso, menos ridículo, menos gordo, menos maricón. Ya podría no haberte estropeado la vida. Cuesta que frases como éstas se vayan de tu cabeza, y por eso es tan bella esa escena. Y por eso es tan bella esta serie.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.